El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, vino el martes a decir al Congreso de Diputados que España "va por el buen camino" y que su sistema de recuperación económica "es el más avanzado de la Eurozona", según la prensa nacional, que al día siguiente se deshizo en elogios del llamado supermario. Fue un discurso muy típico de los gobernadores de bancos centrales, que por lo general ocultan lo más interesante, como muchas estadísticas oficiales. En vez de dar un espectáculo bochornoso, los parlamentarios españoles le deberían haber interpelado sobre cómo va la Eurozona, asunto que sí es responsabilidad directa de Draghi y de cuya mala marcha comparativa ha dependido el reciente pasado de España y dependerá nuestro futuro.
Convocantes y convocado jugaron al absurdo despiste. Una sesión preparada como secreta terminó con vídeos colgados en Internet. Horas después el discurso del presidente del BCE apareció en la web de este. Los interesados en saber cómo le interpelaron nuestros parlamentarios y qué respondió Draghi nos quedamos al verlas venir, mientras los de la plataforma contra los desahucios que ha reunido millón y medio de firmas gritaban en la calle. Y la prensa impresa despachó tanto bochorno con editoriales con títulos tan significativos como El mensaje alentador de Draghi ( La Vanguardia), Visita positiva de Draghi (La Razón), o Justas alabanzas de Draghi (Cinco Días).
Como resultado, los parlamentarios españoles han perdido la oportunidad de controlar al poder público más incontrolado de la Eurozona. En su lugar, han dado cuerda a la cometa de la supuesta autonomía del BCE. Nuevamente nos encontramos con una serie de juicios sobre España, bienvenidos y relevantes, pero nada novedosos. Pero el que calla otorga. Y silenciar las opiniones sobre la gestión del BCE es un despropósito, por lo que les invito a mirar los resultados del cuadro siguiente:
Mientras la Alemania de Merkel se beneficia y encandila y arrastra a todo el aparato de la UE por el modelo anglosajón de libertad y desigualdad económica, Obama lo somete en los EEUU a una corrección hacia la igualdad. Gracias a su empeño de los últimos años, la mayor potencia mundial ha tenido menos paro e inflación (indicadores del malestar por excelencia) y un mayor crecimiento económico. No le basta, y ahora su presidente quiere repartir mejor, cuando la producción al menos nominal y la bolsas han recuperado las tasas previas a la crisis. Pese a que los EEUU tienen el doble de déficit público anual y un 60% mas de deuda publica que la Eurozona, Barack Obama anunció este martes un plan económico de rescate a las clases medias.
En la UE ha sucedido justo lo contrario los últimos tres años: más paro e inflación (mayor malestar), menor crecimiento económico, dirigido desde el año pasado hacia otra recesión. Pero ahora nos viene su Draghi del BCE a predicar más de lo mismo para los próximos años, mientras se excusa y echa culpas fuera. Ni siquiera reconoce en este brete que por aquí tenemos el sistema monetario y el financiero hecho unos zorros.
Viene el presidente del BCE a Madrid con las monsergas de pedir más austeridad y anunciar que el crédito se recuperará este año en la Eurozona. Hace varios años que sí lo ha hecho en los EE.UU y los países emergentes. Allí estalló y aquí nos contaminó la crisis financiera por la incapacidad del BCE y de los líderes de la UE, primero para impedir la burbuja del crédito y luego para gobernar su estallido y soluciones. La falta de reflejos de las estructuras económicas europeas sólo acrecentó los problemas, que han sido sobre todo de dirección y de carencia de control de la misma.
El BCE ha tenido la mayor responsabilidad de este derrotero. No vean en esta afirmación intento alguno de erosionar su estatuto de autonomía. En esta garantía se refugia para tirar la piedra y esconder la mano. Su problema ha sido también el de los líderes políticos europeos: su dependencia de Alemania, más innecesaria en el caso de un BCE que para eso no ha esgrimido su famoso estatuto, sino que lo ha sacrificado y desacreditado.
Mejor acierto que los parlamentarios han tenido los expertos al pedir a Draghi más actos y menos palabras para frenar el euro. La vuelta al crecimiento en Europa requiere un euro competitivo. Pero ahora sucede justo lo contrario: la moneda común sube frente a sus competidoras. El BCE asegura que controlará los avances del euro.Pero los expertos creen que esta vez las palabras no bastan y tendrá que tomar decisiones en firme, como bajar tipos o comprar deuda, si quiere frenar el euro. El debate seguirá este fin de semana en la reunión que celebran en Moscú los ministros del G-20, que no deberían ser tan condescendientes con el BCE ni con Alemania. Pero nos tememos que los otros otros líderes europeos, incluso franceses e italianos, callarán y otorgarán como nuestros parlamentarios ante una política que ya supone un riesgo global además de europeo.
No se ganan el sueldo y las dietas que les pagamos, malditos sean.