Cinco argumentos contra la austeridad que Rajoy no le dirá a Merkel

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Combo de imágenes de la llegada de Rajoy a la primera reunión con Merkel como presidente del Gobierno. El encuentro se celebró en Berlín el pasado 26 de enero. / Efe

Cumbre hispano-alemana. Encuentro entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. Una cita en la que ya se ha deslizado que se va a hablar de la “irreversibilidad del euro”, con lo que esto quiera decir, y en el que ya no se niega que se vaya a tratar el tema de las condiciones que se pondrán a España en caso de que el país, y no solo la banca como hasta ahora, necesite asistencia financiera, lo que llaman rescate. Una reunión en la que Rajoy dice que defenderá lo mejor para “el interés general de los españoles”.

Los datos darían munición suficiente a Rajoy para, en aras de ese interés, exigir a Merkel un cambio en la política que está liderando dentro de la Unión Europea, tanto con sus exigencias al BCE como con la estricta dieta de austeridad a que tiene sometido al sur de Europa, cada vez más incapaz de salir de la crisis.

1. La actuación del BCE

El Banco Central Europeo (BCE) lleva sin comprar deuda pública de los países que se ven presionados por los mercados desde la semana del 5 al 9 de marzo de este año. Se espera que hoy se anuncie la reactivación de ese programa o su reedición con condiciones, si se supera finalmente la presión alemana. Lo que Rajoy no le va a decir a Angela Merkel es que ha utilizado su poder para que Alemania se financie a tasas negativas a costa de los impuestos del sur de Europa y que esa actitud va contra las exigencias de ajuste del gasto. En concreto en España, los Presupuestos Generales del Estado para 2012 prevén que los intereses de la deuda sean de 28.913 millones de euros, cifra que es superior a la destinada a las prestaciones por desempleo. Con la prima disparada desde hace meses, el Gobierno eleva a 39.000 millones su previsión para 2013.

Como ha defendido, entre otros, el economista taiwanés Richard Koo, en la Europa del euro ocurre lo que no pasa con los bonos emitidos en ninguna otra moneda, ni los treasuries de EEUU, por alto que sea su déficit, ni la deuda pública de Japón. En el área de la moneda única cada país emite su deuda y todas están denominadas en euros. Cuando un fondo o un banco quiere comprar deuda pública en dólares sólo puede comprar treasuries y si quiere deuda en yenes, solo puede optar por la que emite Japón. En Europa se puede jugar al arbitraje entre la deuda de unos y otros países, lo que hace que en tiempos de turbulencias países como Alemania se conviertan en refugio a costa de que el dinero destinado a invertir en deuda emitida en euros huya de los que están cuestionados por el mercado. Eso lo habrían frenado los eurobonos, a los que se niega Alemania, o al menos la compra de títulos por parte del BCE.

El Gobierno alemán ha estado negándose a la reactivación del programa de compra de deuda por el BCE, pensado para frenar esas turbulencias, a la vez que dice defender la independencia de la autoridad monetaria. Sin ir más lejos, el ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schäuble, decía ayer a modo de advertencia en una entrevista con la televisión alemana ZDF recogida por Europa Press, que “financiar estados no es el papel del Banco Central. La política monetaria no es ningún instrumento para financiar estados. La única solución para los estados miembro es reducir sus niveles de deuda”.

Si el Consejo de Gobierno del BCE, en su reunión de hoy, salva finalmente esa presión, y el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, se queda solo votando contra el nuevo programa de compra de deuda, se hará con toda una serie de condiciones. Algunas serán  nuevas, como la limitación a la compra de bonos a un plazo máximo de tres años o la posibilidad de que el BCE venda los títulos que adquiere, en lugar de esperar a su cumplimiento, si el país en cuestión no cumple con lo que se le exige. Pero otras ya existían, como la que dice que la misma cantidad de dinero que se utilice para comprar deuda se drenará del mercado para que la mayor cantidad de dinero en circulación no provoque inflación, la obsesión alemana. Cuando se creó en mayo de 2010 el SMP (Securities Markets Program), el programa de compra de deuda en el mercado secundario, ya se decidió reabsorber la liquidez que se inyectase al sistema para evitar la tan temida inflación.

La novedad estará en comprobar que el BCE compra deuda en plena negociación de la troika de las condiciones del siguiente tramo del rescate griego y menos si se negocian las del rescate español. Hasta ahora el banco central se ha retirado o minimizado su actuación cuando había negociación o periodo electoral, lo que parece una táctica de presión. Desde marzo, directamente ha desaparecido pese a que las tensiones han sido muy superiores a las de otros meses en las que sí compró. Un ejemplo es enero, cuando las primas se relajaron profundamente gracias al billón de euros prestado a tres años a la banca y sin embargo el BCE compró más de 7.100 millones de euros en bonos. Después, con las primas por las nubes, no compró nada.

2. La austeridad provoca desempleo que va contra la austeridad

Las políticas de austeridad han sido aplicadas con especial crudeza en tres países: Grecia, Portugal y España. En los otros tres casos, las exigencias se iniciaron a un tiempo, en mayo de 2010, cuando junto con el rescate a Grecia se decidió imponer toda una serie de medidas a los países a los que se les hubiese disparado el déficit público en los años de la crisis, no a aquellos con mayor deuda (Alemania habría estado entre estos últimos si ese hubiera sido el criterio). En ese periodo, el desempleo ha pasado en Grecia del 9,5% a finales de 2009 al 23,1% en mayo de este año. En Portugal se ha pasado del 10,6% a cierre de 2009 al 15,7% en julio de 2012. Y en España se ha pasado del 18% al 25,1%.

En España el estallido de la burbuja inmobiliaria inició el ascenso imparable del desempleo pero la política de austeridad, con el radical recorte a la inversión pública, han hecho que el paro que crea la construcción siga en cabeza de la destrucción de empleo.

El coste de las prestaciones por desempleo acaba siendo uno de los mayores lastres del gasto público, dificultando por tanto las políticas que llaman a la reducción del déficit. El ejemplo español es muy claro. Hasta el año 2007 incluido, es decir, antes de que estallase la burbuja inmobiliaria y con ello la crisis en su versión española, las aportaciones sociales de empresarios y trabajadores bastaban para cubrir las prestaciones por desempleo. Sin embargo, desde 2008, fue necesario dotar una partida de los Presupuestos Generales del Estado para poder hacer frente a esa bolsa creciente de desempleo. A pesar de ello, se pide que se recorte el empleo público como fórmula de ajuste.

Las reformas laborales, una de las demandas estructurales que con más contundencia han pedido los neoliberales, encabezados por Merkel, no han hecho sino ahondar en el desempleo y ahora en concreto facilitar el de aquellos que tenían un contrato indefinido, cuyos sueldos de mayor cuantía y derecho a la prestación durante el máximo que establece la ley (dos años) han hecho que aumente aún más el coste para las arcas públicas.

Hasta julio del presente ejercicio el gasto público en prestaciones por desempleo ha crecido un 5,4%, hasta 18.455 millones de euros. Sólo en el mes de julio crecieron el 8,05%, hasta situarse en 2.594 millones de euros. Todo ello con el número de afiliados a la Seguridad Social por debajo de 17 millones.

3. La austeridad afecta negativamente a Alemania

La economía alemana tiene una fuerte dependencia de sus exportaciones y las políticas de austeridad acaban afectando negativamente a ese componente del PIB. Por el momento siguen creciendo al 4,8% en el primer semestre de este año respecto al mismo periodo de 2011, pero empieza a haber datos inquietantes. Las ventas dirigidas a la Unión Europea supusieron un 58% del total  de exportaciones en el primer semestre de 2012. En el mismo periodo de 2011 esa dependencia era mayor, del 60,3%. En parte, el peso de Europa se ha reducido gracias a que las exportaciones germanas han crecido con fuerza sobre todo en Japón (+19,9%), EEUU (+18,6%) y Rusia (+14,8%). Pero otra parte de ese menor peso se debe al derrumbe de los países más afectados por las políticas de austeridad: Portugal (-14,3%), Grecia (-9,2%), Italia (-8,2%) y España (-9,4%). Podría pensarse que Alemania, cuyas exportaciones crecieron el 4,8% en el primer semestre, es capaz de ir cambiando la balanza entre lo que vende fuera y dentro de la Unión Europea, pero la crisis del euro ya está afectando a otros puntos del mundo, incluido EEUU y eso a la postre repercutirá en las compras que hagan a otros países.

Es más, cuánto podría estar creciendo Alemania sin esas caídas en lugar del 0,3% que arrojó en el segundo trimestre del año respecto al primero. En las cuentas nacionales de ese periodo se observa además una caída relevante en la formación bruta de capital fijo, es decir, las inversiones de las empresas, que suelen anticipar cambios de ciclo y caen un 1,5% respecto a 2011 después de tres trimestres consecutivos de subidas.

4. La austeridad no reduce la deuda

Como resultado de todo esto, el mayor desempleo, los mayores intereses de la deuda y el menor PIB que acaba produciéndose por la caída de la demanda interna y el menor brío de la externa, los países tienen cada vez más complicado cumplir con sus objetivos de déficit, algo que pone muy nerviosos a los mercados, incrementa aún más el coste de la deuda, y desestabiliza cada día que pasa al euro. Ni siquiera Grecia, el país cuya crisis inició la de toda el área de la moneda única, ha conseguido otra cosa que incrementar su deuda con respecto a la que tenía en el momento del llamado rescate.  En primer lugar porque se le impusieron unos intereses de castigo y después porque el hundimiento de su economía le impide obtener los ingresos suficientes para cubrir los gastos. La deuda de Grecia era de 299.685 millones de euros a finales de 2009 y había pasado a 355.617 millones a finales de 2011. La española ha pasado en el mismo periodo de 565.082 millones a 734.961 millones, todo ello sin contar los 100.000 millones a los que puede ascender el préstamo de Europa para rescatar al sector financiero.

5. Favorece a la ultraderecha

Las políticas de austeridad están llevando a tales niveles de empobrecimiento de la población que no solo han saltado las alarmas que advierten hace tiempo de una explosión social. En el Parlamento griego, el país que por acumulación se encuentra en una situación más límite, ya cuentan con un 7% de los votos los fascistas de Amanecer Dorado, que basan su estrategia electoral en prometer la derogación del Memorándum de Entendimiento con la troika y la expulsión de los inmigrantes y hacen campaña repartiendo comida a las familias que se han quedado sin nada. La ascensión de la ultraderecha es también palpable en Francia y su discurso xenófobo impregnó el del ex presidente galo Nicolás Sarkozy quien, ante los sondeos que situaban a la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, por delante en intención de voto, prometió sacar a Francia del tratado de libre circulación de Schengen.

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