La patronal reclama a Rajoy un impulso ético y moral… y más reforma laboral

Por las notas de prensa de las partes implicadas en el acto y las fotos de Efe parece que ayer hubo buen rollo durante la visita de Mariano Rajoy a la Asamblea General de CEOE, donde más de quinientos empresarios hicieron pasillo al presidente del Gobierno, y no para darle collejas, sino para brindarle una ovación que ni a Del Bosque, y eso que La Roja ya está en semifinales. Mucho cámara, mucho fotógrafo, mucho plumilla hubo, pero poca chicha, a juzgar por los teletipos. Mariano anunció más reformas difíciles para los próximos meses, "antes de final de año", y Rosell, el presidente de los empresarios, le dio las gracias por la reforma laboral y le dijo que muy bien y que to´tieso, que ese es el camino, porque aunque la reforma ha sido profunda en su primer esfuerzo, "habrá que seguir reformando".

Lo cierto es que ni el presidente del Gobierno ni el señor Rosell detallaron qué reformas son esas que nos aguardan y que nos hacen temblar las trémulas -para el que las tenga trémulas, y para el que no también,- carnes. El presidente de la patronal se limitó a enumerar las reformas que los empresarios consideran pendientes, entre ellas, el redimensionamiento del sector público o la Educación.

Dicho así, suena a mera declaración de intenciones, pero cuando se desciende al detalle, la cosa cambia. Y el detalle se encuentra, otra vez, en un documento para la competitividad publicado el pasado jueves  por la patronal madrileña, CEIM -auténtica lanzadera atómica de las reivindicaciones patronales en los últimos años-, en el que se hacen algunas aportaciones interesantes. ¿Y qué dice CEIM? Pues sobre el sector público dice que de lo que se trata es de simplificar y aligerar las Administraciones. Simplificar y aligerar es una forma curiosa de referirse a poner en la calle a varios miles de funcionarios, que no digo yo que no sea la solución -que no lo creo-, pero estaremos de acuerdo en que lo cabal es llamar a las cosas por su nombre. ¿Y cómo se aligera y simplifica? Pues muy fácil: "externalizando aquellos servicios públicos que puedan ser gestionados efectivamente por el sector privado".

CEIM también habla de modernizar la Educación. Resulta curioso comprobar cómo un mismo concepto puede tener interpretaciones tan distintas. De hecho, en este capítulo, CEIM no dedica ni una sola línea a los recortes en la Educación pública, al número de profesores, a las becas. Lo que le preocupa de la Educación a la patronal madrileña no es la ratio profesor/alumno, o que una política restrictiva de becas y de subida de las tasas universitarias pueda dejar fuera del sistema a miles y miles de alumnos en tiempos de zozobra, sino la necesidad de poner en marcha Hubs de Educación Superior -que es una especie de centro de comunicación, pero dicho en lenguaje deguindosiano- "aprovechando las sinergias existentes entre las diferentes Administraciones, el sector privado y la red de centros de investigación, Universidades y Escuelas de Negocio; facilitando la entrada de fondos privados en las Universidades y adoptando y adaptando las diferentes fórmulas de mecenazgo y financiación directa habituales en los países más avanzados". O sea, lo que lleva reclamando el distrito de Vallecas desde hace veinte años.

No podría terminar este encontronazo semanal con el asqueroso olor del dinero sin aludir a los párrafos que dedicó el señor Rosell, en presencia de Mariano Rajoy y de centenares de empresarios, para reivindicar -cual Joaquín Costa del siglo XXI- la necesidad de regenerar moralmente el país; párrafos que resultarían francamente conmovedores si no fuera porque, según la asociación de los inspectores de Hacienda, Gestha, el 72% del fraude fiscal que se produce en España no lo causan los fontaneros que cobran sin IVA y que tanto preocupan a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, sino las grandes empresas, muchas de las cuales comparten mesa directiva en CEOE junto al señor Rosell.

El presidente de la patronal, en tan envenenado contexto, se atrevió a decir esto: "Es imprescindible reconstruir desde la verdad y la racionalidad el actual déficit ético en que nos movemos. Hemos de fortalecer la escala de valores. Sin regeneración ético-moral nada puede mejorar: ni las libertades, ni la iniciativa individual o social, ni la responsabilidad en el trabajo, ni el ordenamiento de la convivencia, ni la gobernabilidad, ni el respeto entre unos y otros... Más que nunca", dijo Rosell, "debemos apelar a la construcción de un hábitat moral, tanto público como privado, además de un auténtico compromiso y una responsabilidad, expulsando vicios como la corrupción y la injusticia"... Y llegado este momento, mientras leía en la página corporativa de la CEOE tan solemne declaración, me pareció ver, como en un sueño, a don De Gerardo de Díaz de Ferrán aplaudiendo emocionado, con lágrimas en los ojos, desde algún lugar del Caribe, las palabras de su advenedizo sucesor... Para llorar, amigo Rosell... Para echarse a llorar... O para echarse al monte.