El desastre bursátil purga a los falsos millonarios del ladrillo

La Bolsa está en caída libre. Las constructoras, en especial ACS y Sacyr, están sufriendo un demoledor varapalo, lastradas por varios factores. En el caso de la primera, la inversión en Iberdrola ha terminado por estallar, pese al empeño personal de Florentino Pérez, que ha estado a punto de hacer caer a la propia constructora. Por otro lado, Sacyr sufre la penalización por su presencia en Repsol, que vive momentos convulsos tras la vergonzosa expropiación de YPF. (Sólo un país como España es capaz de ver cómo a una de sus empresas le roban una empresa por la que pagó religiosamente 13.000 millones de dólares y aun así ponerse del lado contrario).

Este desplome está facilitando que un montón de presuntos empresarios de éxito esté pasando por momentos de angustias, ya que las participaciones tomadas en estas compañías se hicieron a crédito, con las propias acciones como garantía. Al hundirse tanto las valoraciones de las empresas, los bancos les piden garantías adicionales a estos empresarios que antaño han sido símbolo de la riqueza y el poder en España... pero ya no hay más.

Por ejemplo, el presidente del Real Madrid, que en los años previos ha ido incrementando su participación en ACS a crédito, como él mismo reconocía en los corrillos ante periodistas. Cuando le decíamos que cuánto dinero tenía, él mismo contestaba “que va, si me endeudo para crecer en la empresa, para que veais la confianza que tengo en ella”.

Pérez, que durante muchos años escuchó la cantinela de que era el empleado de los March (principales accionistas de ACS) incrementó su peso en la firma hasta el 12%, no muy lejos del 15% de los albertos, que también están apretados.

Con ello, de paso, se aseguraba un confort político en la empresa y en la junta de accionistas. La diferencia es que los March son ricos de verdad, los albertos también, mientras que a Florentino los bancos le exigen garantías.

La compañía ha caído desde los más de 40 euros a poco más de 13. Florentino recomendó en su momento a amigos suyos como el propio Fernando Fernández Tapias, fefé, o Miguel Fluxá que compraran. Lo hicieron a crédito, acumulan grandes minusvalías y encima deben al banco un dineral. Están enfurecidos, claro.

Peor es lo de Sacyr, que vale en Bolsa menos de 600 millones de euros y se paga a 1,4 euros. También ahí hay miembros del consejo que están a crédito.

Encima, su ex presidente, Luis del Rivero, quiere salir de la firma después de haber sido cesado y no para de vender, lo que hunde más la cotización.

Falsos ricos

Con esto, se está poniendo fin a un modelo falso, en el que era más rico el que más debía. Todo el mundo recordará cuando en años anteriores, Luis Portillo o Enrique Bañuelos aparecían en las listas de Forbes, por delante de Alicia Koplowitz o personas similares.

Eran tiempos en los que, cuando Bañuelos declaraba un 5% de Banco Sabadell (por ejemplo), lo hacía todo a crédito, pero se lo imputaban como posesión. La realidad no era que Bañuelos tenía una participación relevante de un banco Ibex, sino que Bañuelos debía una participación de un banco Ibex.

Estos personajes perdieron totalmente la realidad de vista. Se dedicaron a lanzar operaciones a diestro y siniestro y multiplicar el endeudamiento. El máximo estandarte es Florentino Pérez, un hombre que presumía desde la presidencia del Real Madrid que los bancos le financiaban porque la garantía era él mismo. Antes, fue el pionero en lanzar opas a empresas mucho mayores que las suyas (ACS a Dragados).

Ese mundo ha terminado, afortunadamente. Es de las poquísimas cosas buenas que tiene esta crisis.