Los tiempos de crisis son propicios para que unos pocos hagan grandes negocios. Lo malo es que casi siempre se realizan con cargo a la necesidad de muchos. Ocurrió en la postguerra con los estraperlistas y los que controlaban los mercados negros, y ocurre ahora. Los fondos de inversión que tienen liquidez buscan gangas por doquier en toda España. Lo malo es que ofrecen unos precios que rozan lo indigno en muchos casos.
Empezamos por el ladrillo. Estos fondos de inversión libre, denominados peyorativamente buitres o vulture funds, quieren carteras morosas inmobiliarias, ofreciendo como mucho el 20% del valor. Y resulta que la nueva Ley Guindos favorece estas operaciones, ya que obligan a la banca a provisionar hasta en un 80%. Así que poco a poco las entidades se han ido aplicando a quitarse de encima esos activos.
Total, aunque suene a tópico, el ladrillo y el suelo son activos que siempre vuelven. Es cierto que ahora mismo el suelo se valora a cero, pero es una de esas ineficiencias que ocurren en las crisis. El suelo es algo que está ahí, no exige inversiones para manternerlo y tarde o temprano se usará. Y a buenos precios.
Lo mismo vale para las carteras de créditos fallidos de promotores y particulares. Se compra a bajo precio y se cobra o se embarga. Lo importante aquí es la capacidad de aguante. Los bancos no pueden, porque tienen que cumplir con unos requisitos de capitalización y mantener su actividad diaria. Pero estos fondos tienen liquidez y capacidad para resistir en el tiempo.
También están interesados en hacerse con carteras morosas de las empresas farmacéuticas. Ya es sabido que la administración arrastra una deuda de más de 500 días de retraso en el pago. Y la expectativa de cobro no mejora. No sólo se trata de pequeños laboratorios, sino de grandes multinacionales que en España están verdaderamente asfixiadas.
Aquí, estos fondos también pretenden comprar esas deudas, con el consiguiente descuento, para cobrar luego, con el jugoso diferencial íntegramente para ellos. En este segmento pretenden entrar ahora que el ICO ha anunciado unas líneas de liquidez para las comunidades autónomas, lo que premite intuir un escenario de pago en el horizonte. Los buitres pueden aguantar tiempo, las compañías no.
Y también quieren nuestros bancos, aunque aquí, parece que el Banco de España no mira en absoluto con buenos ojos esta posibilidad. El ya famoso JC Flowers está como loco por hacerse con alguno. Por Unnim parece que no va a poder ser, pero también pidió precio por CCM.
¿Esto es bueno o malo? Pues uno no sabe ya que pensar. Europa está en una vorágine desquiciada. Por un lado, Merkel quiere imponer una ortodoxia a base de sangre, sudor y lágrimas a la sociedad. Es decir, a la sociedad española, italiana, griega... todas, excepto la suya.
Pero la solución opuesta, la que está encarnando ahora Mario Draghi y el Banco Central Europeo (BCE) tal vez sea peor. Draghi se ha opuesto a Merkel y está arreglando todos los problemas a base de colocar dinero a troche y moche. El BCE ha acabado con la crisis de deuda, con los problemas de liquidez, con la estrechez de los mercados que no financiaban a los tesoros... Todo eso se ha solucionado, simplemente, porque el banco emisor coloca dinero una y otra vez, dándole a la maquinita del dinero. Hasta el más profano en economía entiende que eso no es sostenible. Es hacerse trampas en el solitario. Llegará un momento, tarde o temprano, en el que tendrán que parar. Primero cayeron los bancos, luego los países (Irlanda, Portugal, Grecia... sin descartar España, Italia o Francia) ¿alguien se imagina si lo siguiente fuera el BCE?
Al menos, estos fondos llegan con dinero contante y sonante. Poco, pero dinero, no deuda.
Da la impresión de que sólo queda esperar a que pase la tormenta interminable. Las grandes fortunas se han hecho de tiempos como éstos, en que los señores de las llaves han manejado a su conveniencia los resortes de la producción de dinero. Al resto, el silencio de los corderos. Pero eso da rabia, mucha rabia. Y suicidas dispuestos a lo que sea por aguarles la fiesta a estos desalmados. Ya veremos.