La patronal española presentó ayer las Propuestas de los empresarios para superar la crisis, un auténtico programa de Gobierno en lo económico y en lo social que, seguramente, ni el Partido Popular se atreverá a trasladar a sus papeles de campaña, aunque luego lo aplique. ¿Y qué dice la patronal? Dice algunas cosas. Por ejemplo, que el sector público debe de centrarse en lo esencial, reducir su tamaño, simplificar su estructura y adaptar sus recursos humanos a la nueva situación. Una auténtica declaración de amor a los funcionarios y a la cosa pública.
¿Y qué más dice? La patronal tiene claro que la solución a los problemas del apocalipsis económico global pasa, nuevamente, por una reforma del mercado laboral español, otra más, que consiga crear empleo a costa de pagar menos por poner a un trabajador en la -a veces las palabras asustan más que los hechos- puta calle. ¿Y cómo se hace eso? Muy fácil: abaratando la indemnización por despido improcedente a 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades, eliminado la vinculación del incremento salarial al IPC en los convenios, limitando el derecho de huelga y declarando la guerra al absentismo laboral -se supone que de los trabajadores, no de los directivos, que parece que nunca pillan una jodida gripe-.
Pero esto son menudencias, propuestas de baja intensidad. Algunas de las nuevas ocurrencias de la patronal van mucho más allá, afectan a la raíz de las cosas y suponen, en suma, una auténtica REVOLUCIÓN. Por ejemplo, la que invita abiertamente al nuevo Gobierno a elevar la valoración social de la figura del empresario y de la economía de mercado actuando, sobre todo, en el sistema educativo… Como si el empresariado español o la economía de mercado no hubieran demostrado sobradamente su vocación pública y solidaria y necesitaran de este tipo de componendas para reivindicar su papel redistribuidor y social delante de los niños que acuden a las escuelas. ¿Una nueva Educación para la Ciudadanía? ¿Milton Freedman será el pichichi de la Champions? ¿El hombre es un lobo para el hombre? ¿Te echo porque sí, porque no me ríes las gracias, porque me sale de las pelotas? Estas son solo algunas de las preguntas que me achican el alma cuando leo estos documentos.
El programa de la patronal insiste en lo del sistema educativo y propone, en el primer punto de este capítulo, como no podía ser de otra manera, mejorar su eficacia ampliando la libertad de elección de las familias y la participación del sector privado. Resulta curioso que ninguno de los cinco puntos siguientes referidos a la Educación haga mención alguna a la EDUCACIÓN PÚBLICA. Es como lo de la Conferencia de Paz de San Sebastián con la palabra TERRORISMO, pero, en este caso, con lo de la EDUCACIÓN PÚBLICA... ¡Qué cosas!
Hay otra receta que la patronal recomienda al nuevo Gobierno que salga el 20-N de las urnas, sea cual sea –esto es un decir-, que llama especialmente la atención. La CEOE -que cuenta en sus filas con todos los grandes empresarios de este país, incluidos los del IBEX, y muchos de ellos en sus órganos de dirección,- se atreve a decir que es preciso luchar frontalmente contra la economía irregular, tomando medidas eficaces para reducir el fraude fiscal y social tanto en el sector público como en el privado. ¿Por qué tengo la impresión de que este punto afecta más a los fontaneros que hacen chapuzas cuando están en el paro que a los planes de pensiones de los directivos de la banca o al uso y abuso de niños asiáticos en las cadenas de producción de algunas de nuestras marcas de referencia? ¿Soy solo yo el que se siente tratado como si fuera un auténtico gilipollas?
El programa de futuro de la patronal apuesta también, y decididamente, por las rebajas fiscales y de las cotizaciones sociales de las empresas y, al tiempo, por el incremento de las ayudas públicas a las contrataciones, la creación de empresas, las subvenciones a los programas de I+D+i o el estímulo público a la internacionalización de la actividad de las empresas españolas. Lo que no dice CEOE es quién pagará todo eso si las empresas cotizan cada vez menos... pero ese debe ser un asunto menor.
El copago sanitario, educativo -y hasta en los asuntos judiciales-, no forma parte -por un pelo- del programa de CEOE, pero sí que aparece recogido en una de sus principales organizaciones, la patronal madrileña (CEIM), presidida por don Arturo Fernández, un auténtico bastión de las políticas ultraliberales de doña Esperanza Aguirre. Arturo, que es muy simpático y que tiene muchos restaurantes y que se ha hecho a sí mismo –no sabemos a costa de cuantos- vuelve a marcar el camino de su nuevo jefe, el pusilánime Joan Rosell, presidente de CEOE, el títere que llegó de Cataluña para modernizar la caverna empresarial de la Meseta y que, sin embargo, acabó tumbado en la lona en la mitad del primer asalto ante el poderío de la hegemonía madrileña y de sus postulados neocom. “Estos jodidos catalanes”, dice un vecino extremeño muy salao que tengo, “siempre se acaban cagando por las patas cuando vienen a Madrid”.
Y dichas estas arrebatadas menudencias tendremos que reconocer que del programa del PP no sabemos, ni sabremos, un pijo -si no lo pongo en cursiva nadie me pilla la gracia-. En cualquier caso, creo que no será muy diferente de esto que te cuento… Pero se aceptan apuestas.
P. D. Se han olvidado de reducir la cuantía y la duración del subsidio de desempleo (Cospedal S. A.), pero seguro que será por poco tiempo.
Estos aires panfletarios no están, a mi juicio, en el acostumbrado nivel de Cuarto Poder. Saludos.
MONTERO LLEVA RAZON ES MAS PROFESIONAL CORTAR Y PEGAR Y NO OPINAR, MIENTRAS TE RECORTAN EL ESTADO DE BIENESTAR, LAS PENSIONES, LA SEGURIDAD SOCIAL ETC.ETC. Y PEGAN TODAS LAS TORTAS SIEMPRE A LOS MISMOS.
¿Patronal o ‘Poltronal’? Porque lo único que está claro es que, gobierne quien gobierne, son siempre ellos los que ocupan las poltronas.
Montero, vete a Montera a saciar tus picores. No soy capaz de oler ningún tufo panfletario, tan solo saboreo tu aire patronal por la fosa derecha de mi nariz…
La patronal habla de lo que oye en casa; por algo es la llamada PPería empresarial. Hay que pararles los pies el 20N. Si nos abstenemos, «mexarán por no e teremos que decir que chove», que decía el insigne gallego Castelao.