Los factores que decidirán la fecha de las elecciones generales en lugar de ZP

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Zapatero, en la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo celebrado el viernes en Bruselas. / Horst Wagner

Tras las elecciones autonómicas y municipales del 22-M, un Zapatero abrumado sólo acertó a decir que mantendrá el calendario previsto para las generales, descartando un adelanto que parecía lógico ante semejante contestación de la sociedad. Un atrincheramiento que tuvo más de pataleta que otra cosa, justificado en un nebuloso plan de reformas que debe culminar. Además, el PSOE se puede llevar otro pescozón en Extremadura, donde IU se inclina por facilitar que por primera vez en la historia los socialistas dejen de mandar.

Zapatero volvió a dar una clara muestra de su pequeñez como estadista. En unos momentos como los actuales, se cree que con unos pactitos con el PNV se aguanta sin más problemas hasta marzo. Pues no. La clave para las elecciones generales la dictará el rescate a Grecia, la prima de riesgo y nuestras colocaciones de cajas en Bolsa. Si las cosas no salen bien “no llegamos a marzo ni de broma. Será imposible. Falta un montón para ello”, comentaba el viernes un experto político.

Por desgracia, la crisis helena nos contagia y de qué manera. En los próximos días, los griegos deben aprobar un complejo paquete de privatizaciones y ajustes, que tienen más de gesto que de solución mágica, para que los Veintiesiete den luz verde a un rescate de 110.000 millones de euros.

Mientras ello se dilucida, nuestro Ibex está en 9.800 puntos, su cota más baja desde enero, y nuestra prima de riesgo en 285 puntos básicos, a tiro de piedra de los 300 que constituyen algo más que una cota psicológica. El viernes nuestros mercados volvieron a sufrir una jornada convulsa y las agencias de rating están afilando sus guadañas, aunque de momento no nos meten más presión.

Pero hay más. Dejando de lado la cuestión del paro (que es la principal cuestión en nuestro país) afrontamos un proceso de salidas a Bolsa de nuestras cajas, con Bankia y el grupo liderado por Cajastur confirmando que tiran para alante y se enfrentarán al mercado contra viento y marea. La colocación de nuestras cajas es otro ‘asunto país’, aunque parece que nuestros gobernantes no lo terminan de ver.

¿Hay un deseo por parte del Ejecutivo de que fracasen las salidas al mercado de cajas con el sesgo PP? Me atrevería a decir que sí, aunque semejante comportamiento es de una irresponsabilidad total. Más allá de cajas peperas o socialistas, (que las hay de los dos bandos, por desgracia), la reconversión de cajas en bancos es la principal reforma que están vigilando los agentes externos. Los malditos mercados.

Estoy de acuerdo en que la reforma ha sido sin duda discutible. Que continúa habiendo dirigentes de la etapa anterior que nunca deberían estar (¿y lo dice ahora el gobernador?), que ha habido mucho pasteleo, que hay fusiones que la suma de activos de varias entidades da como resultante menos que una de las fusionadas hace pocos años... pero ahora no va más. Un fracaso rotundo en nuestras colocaciones (¡ojo, el mes que viene!) nos afectará a todos.

Probablemente la ciudadanía no tiene consciencia de cómo nos afectan las cosas. Cuando le decimos que la especulación sobre el crudo nos pone la gasolina en máximos históricos se encoge de hombros. Cuando ve la prima de riesgo disparada no relaciona con la extraña coincidencia de que su fondo de inversión conservador en el que tiene sus ahorros siga perdiendo mes a mes. Y encima con una inflación disparada por los combustibles, el rendimiento de su depósito es negativo en términos reales.

Por ello, si lo de Grecia no sale adelante, si  la prima de riesgo no se estrecha y si fallan las colocaciones de las cajas, las elecciones están cantadas. El fantasma del rescate lo tendremos de nuevo más presionante que nunca y la fecha nos las impondrán desde fuera. Ya no valdrán pactos con el PNV.

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