Aunque la convocatoria a elecciones primarias para la designación del candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid ha sido, no una iniciativa espontánea, sino una decisión reactiva del secretario del PSM, Tomás Gómez, con el fin de evitar que Rodríguez Zapatero le “hiciera la petaca” y le impusiera la candidatura autonómica de Trinidad Jiménez, dicho proceso debería servir para definir algo más importante, en el plano de los intereses de los ciudadanos, que el protagonismo de cualquiera de los dos aspirantes a ejercer el “ordeno y mando” en la comunidad madrileña. Tanto antes como después del próximo 22 de septiembre –fecha de la proclamación oficial de los candidatos a encabezar la lista del PSOE en las elecciones autonómicas de 2011- los ciudadanos deberíamos conocer, como mínimo, las “ideas-fuerza” que de forma individual tienen Gómez y Jiménez para intentar sacarnos, dentro de lo que les permitiría su esfera de competencias, de la crisis económica que sufre Madrid. Así podríamos contrastar sus propuestas con las que ya conocemos de la actual presidenta Esperanza Aguirre: más espacio para el sector privado, menos impuestos y que “cada palo –cada individuo- aguante su vela”.
La pregunta que yo haría a Gómez y a Jiménez es muy clara: “¿si usted fuera presidente de Madrid, cuál sería su política presupuestaria?”. Y cerraría un poco más la curva de la anterior interrogación pidiéndoles una respuesta concreta a esta segunda cuestión: “¿Qué haría con los impuestos autonómicos, los bajaría, los subiría, los dejaría como están?”; “¿si tuviera que ‘tocar’ sólo determinados tributos, cuáles serían?”. Estas preguntas me parecen ahora más pertinentes que nunca, después de la aprobación por las Cortes Generales, en diciembre del año pasado, del nuevo sistema de financiación autonómica, gracias al cual las comunidades no sólo han aumentado su participación en el rendimiento de los tributos cedidos (del 33% al 50% en el IRPF, del 40% al 58% en el caso del IVA, por ejemplo), sino que, adicionalmente, han recibido del Estado mayores competencias en los impuestos personales y patrimoniales objeto de la cesión. Las comunidades estrenan un nuevo traje fiscal y los ciudadanos, no sólo los militantes de los partidos, queremos saber qué indumentaria se pondrán los hombres y las mujeres que las gobiernen desde la primavera de 2011 cuando asistan a las reuniones ejecutivas o acudan al parlamento regional.
En los últimos días hemos conocido dos datos contradictorios cuya falta de correspondencia debería preocupar a una formación política que, al menos nominalmente, aún se proclama de izquierdas. El PSOE, que gobierna el aparato central del Estado y que aspira a tomar el mando en una comunidad tan importante como Madrid, debería cuestionarse la eficacia de su propia pedagogía política cuando: 1) la mitad o más de los ciudadanos españoles, según algunas encuestas, son muy “comprensivos” con los contribuyentes que ocultan parte de su riqueza y no pagan los impuestos que la Ley les asigna en función de sus niveles de renta o consumo; 2) la mitad o más de los ciudadanos españoles se opone a una hipotética subida de impuestos, anunciada “a título personal” por el ministro de Fomento, José Blanco, …precisamente hasta que el Estado controle de manera eficaz el fraude tributario. ¿Qué es lo que ha fallado aquí para que, después de más de treinta años de democracia, hayamos llegado a esta percepción social de los impuestos, a un estado de ánimo casi universal por el que las políticas tributarias son aceptadas o rechazadas en bloque, sin que sus destinatarios se alineen en relación con las mismas de acuerdo con sus “específicos” valores e intereses?; ¿será verdad, como sostiene James E. Buchanan, que todos los partidos, sin excepción, son simples organizaciones compuestas por “cazadores de rentas” a los que, de acuerdo con sus expectativas electorales, sólo les gusta gastar los fondos públicos y mucho menos recaudar (y, cuando se ven obligados a subir los impuestos, lo hacen “con disimulo”?. Que respondan Gómez y Jiménez, creo que es lo mínimo que debemos pedirles, cualquiera que sean nuestras opiniones políticas y la orientación de nuestro voto.
Ambos deberían decirnos si van a subir o no la escala autonómica del IRPF (Esperanza Aguirre la ha bajado en un punto porcentual). Ambos, Tomás y Trinidad, deberían explicar lo que piensan hacer con los impuestos de sucesiones y donaciones (Aguirre prácticamente los ha suprimido dentro del núcleo familiar). Ambos, sobre todo Tomás Gómez (por ser el primero que, hace tres años, predicó su desaparición), deberían hacernos llegar sus ideas respecto al Impuesto sobre el Patrimonio y mostrarnos su conformidad o no con el presidente del Gobierno, que en diciembre de 2008, en lo peor de la recesión económica, consumó la supresión de este gravamen, en la línea preconizada curiosamente por la rival autonómica de los dos. Madrid en su conjunto está sumergido en un pozo económico, pero unos madrileños lo pasan mucho peor que otros. ¿O no, estimados Trini y Tomás?
Pues sí señor, estaría bien que el movimiento se demostrara andando, para variar…gracias por la iluminación.
Este Buchanan parece ir al grano de la cuestión. Yo me sé otro refrán parecido al del palo y la vela pero más cargado de testosterona: «cada bueyecillo que se lama su cipotillo. Que, al cabo, es lo que nos viene pasando a todos/das.