Desahucio de una mujer y su hija de un piso conseguido “por medio de la parroquia”
Nancy tiene 39 años y una hija de 6. Este miércoles iban a sufrir un desalojo de la pequeña vivienda que habitan en Puente de Vallecas (Madrid), aunque finalmente se ha paralizado durante un mes. Su situación es particular por un motivo: la parroquia del barrio le facilitó la casa y sería la artífice de su desahucio, según narra la afectada y sostiene la Plataforma de Afectados de la Hipoteca (PAH) de Vallecas. Por otro lado, su caso es habitual, uno más de los 20 desahucios que se siguen produciendo al día solo en Madrid.
El edificio donde vive Nancy es muy antiguo, con una escalera angosta. En la vivienda hay unos pocos muebles de segundo uso y algunos juguetes. Llegamos a su casa cuando ella acaba de regresar de trabajar y mientras su hija se encuentra en el colegio. Antes de Navidades una vecina le avisó de que iba a ser desahuciada y juntas acudieron al Juzgado, donde se enteró de que ella estaba en la misma situación. En su casa no se celebró Nochebuena y los Reyes Magos dejaron solo algunos juguetes de bazar. “Para mí no ha habido fiestas”, nos cuenta.
Nancy es de origen paraguayo y reside en España desde hace quince años. Su situación es delicada porque ha tenido trabajo de manera intermitente. Ahora tiene un contrato temporal de solo tres meses que se acaba en febrero. Cuenta que en 2013 su marido las abandonó tanto a ella como a su hija, que desde entonces no recibe pensión alimenticia de su padre. Un año después el alquiler que antes compartía con su pareja, de 750 euros, era inasumible para ella sola y necesitaba ayuda.
En San Ramón Nonato, parroquia vinculada al Opus Dei donde se reparten alimentos y se ofrece ayuda a cientos de familias con pocos recursos del barrio, una monja le ofreció pagar un alquiler de unos 300 euros por la vivienda en la que ahora reside, según su versión. Nancy pagó el alquiler durante el tiempo que pudo, unos dos años, pero en 2016 dejó de disponer de la renta mínima y no podía hacer frente al pago de la vivienda.
Cuando de nuevo recuperó la renta, quiso ponerse al día de los impagos aportando cada mes una cantidad de 70 euros. Solo le faltaba por pagar el alquiler parcial de tres meses, 900 euros en total, pero a día de hoy le reclaman 2.400 euros, una cantidad que asegura que no debe mientras muestra sus recibos. “Cuando me comunicaron esta deuda llevé todos los recibos a la parroquia, pero ni me lo miraron. La última vez que hablé con la monja fue un viernes, el día en el que iba a recoger alimentos. Me dijo que me fuera del piso o que me quitarían de todas las listas de Cáritas para que nunca más me dieran ayuda. Ese día salí de la fila y me fui fatal. Para mí fue caer lo más bajo. Me vine a casa y me puse a llorar”, relata.
Tres desahucios en el edificio
Según explica la PAH, el edificio entero parece estar gestionado por la misma parroquia. Sus ocupantes se encuentran en exclusión social y aseguran haber llegado ahí por intermediación de San Ramón Nonato. Sin embargo, el edificio está registrado a nombre de María Teresa Frutos y lo gestiona la inmobiliaria Red Finca. La plataforma antidesahucios asegura haber sido testigo de tres desahucios en el edificio, mientras dos están todavía a la espera de ejecutarse.
“A mis vecinos les ha pasado lo mismo que a mí. También les quitaron las ayudas (de la parroquia) y les pusieron una deuda que no es suya”, asegura Nancy y corrobora una vecina, quien prefiere mantener el anonimato. Ella, su marido y su hijo fueron desahuciados el pasado 11 de diciembre, según nos explica. Debido a su delicada situación económica están residiendo temporalmente en casa de unos familiares.
Por otro lado, el párroco de San Ramón Nonato, José Manuel Horcajo, desmiente que su parroquia, famosa por dar de comer a unas 300 personas al día, haya hecho de intermediaria entre estas familias y la propiedad del edificio. “Desde que me he enterado de este caso lo he lamentado, pero la parroquia no es propietaria del edificio ni de ningún piso del mismo”, indica, aunque sí alquilan un piso en este edificio desde 2016 para dar cobijo a quienes más lo necesitan. Aparte de esto, la función de la parroquia se limita a asesorar o ayudar a encontrar viviendas baratas a la población más vulnerable del barrio. “Casi siempre por el boca a boca”, aclara. “Conozco a Nancy como a otros vecinos del barrio que solicitan ayudas”, añade.
En el contrato que nos muestra Nancy aparece mencionada “la parroquia” aunque no especifica el nombre de la misma. “El arrendatario (...) a la firma del contrato abonará la cantidad de 150€ en concepto de alquiler, indicando que los 150€ restantes fueron abonados por la Parroquia previamente”.
Desahucio inminente
“No pedimos que la solución venga de la Parroquia, que hace una labor social, pero queremos que paren el desahucio para que tengamos más tiempo. Al menos hasta que el Ayuntamiento o la Comunidad de Madrid les faciliten una vivienda”, explica Diego Sanz, de la PAH de Vallecas. “Es imposible que esta familia pueda acceder al mercado de alquileres”, subraya.
Nancy se encuentra en una situación desesperada. Los nervios y la preocupación por su hija pequeña no la dejan dormir. La niña nota que ocurre algo y tiene problemas de atención en el colegio. Ha pasado por episodios de depresión y teme que ésta resurja en el peor momento. Los Servicios Sociales se han puesto en contacto con ella solo para ofrecerle un piso compartido de madres solteras para seis meses, dentro de un programa gestionado por la inmobiliaria Provivienda. “¿Después qué? Esta no es una solución para mí”, indica. La única solución tanto para ella sería poder conseguir un alquiler social hasta que lleguen tiempos mejores.