Piden un cambio de concepto. Quieren dejar de hablar de "enfermedades" para comenzar a debatir sobre "diversidad mental", quitándose un buen puñado de estigmas por el camino. Las personas que las sufren son mucho más que la esquizofrenia, la bipolaridad o la depresión con la que conviven y quieren ser tratadas con dignidad por la medicina y por la sociedad. Por eso, asociaciones, grupos de apoyo y activistas han organizado la jornada reivindicativa del ‘Orgullo loco’ el próximo 20 de mayo con actividades en varias ciudades de España.
El 'Orgullo loco' surgió en Toronto (Canadá) en 1993. Desde entonces, esta iniciativa se ha extendido a otros países como Inglaterra o Estados Unidos. Aunque en Asturias sí se ha celebrado otros años, en 2018 las organizaciones han hecho un esfuerzo por hacer una convocatoria a nivel estatal. La idea es divulgar, reivindicar y pasarlo bien. Los asistentes podrán disfrutar de un monólogo en el Solar del Conejo en Zaragoza, tomar una paella en el Espai Llimera de Valencia o asistir a una lectura de poemas en Cartagena entre otras muchas actividades.
Aunque hayan preparado una jornada festiva, sus demandas son muy serias. Reivindicarán el derecho a consensuar sus propios tratamientos, recordarán a las personas "que han sufrido abusos y torturas en los centros psiquiátricos” e intentarán cambiar la percepción que tiene la sociedad de los problemas de salud mental, tal y como indican algunos de los manifiestos publicados. En definitiva, romper el silencio para que el sufrimiento no se enquiste.
“Creemos que a veces se violan nuestros derechos. Se nos imponen tratamientos, se nos ata a las camas… Pedimos un mejor trato por parte de las instituciones”, explica Rodolfo, de la asociación andaluza En primera persona. Este activista lo resume todo en una palabra: empoderamiento.
Deshacer el estigma
Desde la organización son conscientes de que hay gente que puede no entender el propio nombre del evento. “No nos identificamos con la palabra ‘loco’ y estas situaciones no generan orgullo, pero cuando una persona se empodera, se da cuenta de que hay vida más allá del sufrimiento. Eso sí genera orgullo”, explica Rodolfo. Han cogido esta palabra injuriosa y despectiva para darle la vuelta y devolvérsela a la sociedad con un mensaje positivo.
La mezcla de la perspectiva biologicista de la medicina con el estigma social cae como una losa sobre los pacientes. Rodolfo lo explica describiendo esa primera consulta donde el médico le comunica el diagnóstico al paciente: “Te dice que tienes una enfermedad mental y te comenta todo lo que no puedes hacer, en vez de decirte lo que sí puedes hacer. Tú asumes la enfermedad y tu vida se convierte en eso. De repente, te empiezas a relacionar con los demás en base a ella”. Por eso, piden un cambio de perspectiva y más apoyo a estas personas para que puedan autorealizarse. Eso sí, también huyen de los discursos fáciles: "Se nos vende que todo lo que pasa en tu vida tiene que ver con tu actitud y que si piensas en positivo todo será mejor. Es una forma de culpabilizarte".
Además, Rodolfo cree que los medios de comunicación ayudan a reforzar ese estigma: “Se patologiza constantemente la violencia. Cuando hay algún delito violento, el experto de turno dice en la televisión que probablemente tenga un trastorno”. Los prejuicios limitan hacia dentro y hacia afuera: “Cuando una persona tiene un problema de salud mental, hay alguien que dice ‘hay que tener cuidado con ese’”. Además, alertan de cómo afectan otros factores como el género o la situación económica: "Imagínate afrontar esta situación sin trabajo y con una pensión no contributiva. Es difícil vivir dignamente y esto provoca desencanto social".
Nada mejor para romper esta barrera que acercarse el domingo a las ‘performance’, charlas o conciertos que se organizan en todas las ciudades. Hay que abrir la puerta de estos armarios. Puedes consultar las convocatorias de tu ciudad en sus redes.