COP25

¿Ha servido de algo la COP25?

  • Se ha fracasado en los dos objetivos principales, pero se han logrado algunos consensos en materia de género y la problemática de los océanos
  • Cada vez es más difícil para los líderes políticos manejar la decepción de la ciudadanía por su inacción ante el calentamiento global

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“Estoy decepcionado con los resultados de la COP25. La comunidad internacional ha perdido una gran oportunidad para aumentar su ambición en la mitigación, adaptación y financiación para afrontar la crisis climática”. Este contundente mensaje es la valoración final que ha hecho en Twitter el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, sobre la Cumbre del Clima que concluyó este domingo en Madrid. “No debemos rendirnos”, ha añadido evitando el fatalismo.

Esta Cumbre del Clima, que ha sido llamada la de “la ambición”, se ha alargado más de lo previsto sin lograr avances en los consensos globales necesarios para combatir la emergencia climática. Esta cumbre multilateral tenía dos objetivos principales, uno más político y otro más técnico, que no se han conseguido. El primero era lograr que los países se comprometieran a presentar unas medidas climáticas ambiciosas para cumplir con el Acuerdo de París 2020 con tiempo suficiente para que sean valorados antes de la cumple del año que viene en Glasgow. El segundo era aprobar el Artículo 6, que regula los mercados de carbono y los mecanismos de desarrollo limpio.

Quizás lo más interesante de esta cumbre es todo lo que la ha rodeado. “El mundo ha despertado ante la emergencia climática”, como podía leerse en la pancarta que encabezó la protesta de cientos de miles de personas el viernes 6 de diciembre en Madrid. Es evidente la toma de conciencia de buena parte del mundo, en especial de los más jóvenes, que se ha personificado en el rostro de la adolescente sueca Greta Thunberg, y cada vez es más difícil para los líderes políticos manejar la decepción de la ciudadanía por su inacción ante el calentamiento global. Solo nos quedan diez años para poder frenar el cambio climático y la presión social va en aumento.

Una declaración final tímida

El documento final de la cumbre se había contemplado como un texto de presión para que los países se comprometieran de manera contundente y clara con el Acuerdo de París antes de 2020. La UE persigue ir incluso más allá del acuerdo, que fija el aumento máximo de temperatura que puede alcanzar el planeta para evitar el desastre en 2ºC o 1,5º. Sin embargo, los grandes emisores como China o India quieren que la revisión de sus planes al alza contra el cambio climático pueda retrasarse hasta el 2023.

Este documento, que llegaba con dos días de retraso, menciona la “urgente necesidad” de que los países realicen una drástica reducción de las emisiones para tratar de no rebasar el aumento de 1,5ºC, ya que actualmente vamos por el camino de superar los 3ºC. Para la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, “el mandato es claro” y “allana el camino” para que los países presenten sus planes a lo largo del año que viene. Ecologistas en Acción ha denunciado que no hay “una hoja de ruta” y que no se ha garantizado que los compromisos se presenten antes de la cumbre de Glasgow. Esto dificultará que el panel de científicos realicen un informe clave para emplazar a los países a tomar medidas.

Los mercados de carbono

Finalmente no ha habido acuerdo para cerrar el Artículo 6 del Acuerdo de París, que versa sobre los mercados de carbono y los mecanismos de desarrollo limpio. Mediante estos mercados de carbono los países y las empresas pueden comprar derechos de emisión a países que no hayan rebasado su límite de emisiones. Por otro lado, los Mecanismos de Desarrollo Limpio permiten el descuento de la emisión de gases de efecto invernadero de las empresas mediante proyectos de compensación en otros países. Estos instrumentos son polémicos y no tienen probada su eficacia en la reducción de la contaminación.

Principalmente en Madrid tenían que decidirse dos cuestiones: qué hacer con los derechos existentes hasta ahora que procedían del Protocolo de Kioto y también regular contra la doble contabilidad (es decir, que se apunten el tanto tanto el país emisor como el receptor) y que los créditos a bajo precio abunden en el mercado, con un efecto negativo. No se ha llegado a ningún acuerdo en este sentido, pero esto es positivo para la UE, que sobretodo quería evitar un “mal acuerdo”, y para las organizaciones ecologistas, que alertan de que estos mecanismos benefician sobre todo a las grandes empresas y tienen efectos perniciosos tanto a nivel climático como social.

La financiación

Ecologistas en Acción también ha denunciado que el Fondo Verde para el Clima, necesario para que muchos países puedan desarrollar el Acuerdo de París, se ha quedado sin la garantía de ver su financiación de 100.000 millones completada antes de su entrada en funcionamiento. Además, para el Mecanismo Internacional de Varsovia sobre Pérdidas y Daños (WIM), un instrumento fundamental para paliar los efectos del cambio climático, tampoco se ha cerrado una financiación concreta, aunque esta cumbre pretendía abordar esta cuestión.

Algunos acuerdos

Aunque hubo algunos problemas en las negociaciones de la COP25, finalmente se ha aprobado el plan de acción de género que permitirá elaborar medidas para dar respuesta al efecto que produce el cambio climático en niñas y mujeres, la población más pobre y desfavorecida a nivel mundial. También pretende impulsar el papel de las mujeres como agentes de cambio. El plan se ha planteado hasta 2025, cuando tendría que volver a revisarse.

Por otro lado, también se ha logrado el comienzo de un plan en la ONU para abordar el océano y el uso del suelo como temas fundamentales en la lucha contra el cambio climático. Brasil estuvo a punto de no sumarse al acuerdo por sus diferencias con dos párrafos que se referían a esta cuestión.

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