ENTREVISTA
Antonio Maestre: “Abascal sería un burócrata en la Unión Soviética”
- Entrevista al periodista Antonio Maestre por su nuevo libro 'Infames' (Plan B, 2020)
El periodista Antonio Maestre (Getafe, 1979) comienza la introducción de su último libro con unos versos de Miguel Hernández y lo cierra con el mismo autor. No es casualidad. Este poeta “sensible y bello” es para él la representación de “la España que pudo ser y no fue”. Entre medias de esos dos fragmentos, hay 174 páginas de una España que no dejó florecer a la otra. Torturadores, traidores, esquiroles o mercachifles se dan cita en Infames (Plan B, 2020), una recopilación de los embajadores y ejecutores del discurso reaccionario en nuestro país.
Aparecen personajes siniestros como Melitón Manzanas, Manuel Gómez Canto (el ‘carnicero de Extremadura’) o los hermanos Badía, pero en esta historia de los ‘infames’, Maestre llega hasta 2020, con un capítulo dedicado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Charlamos con el periodista sobre quiénes son y quiénes fueron aquellos que han traído “una cadena de cárceles, miserias y atropellos” a nuestro país.
-En su libro incluye a torturadores, traidores y esquiroles, pero también aparece Díaz Ayuso y, en especial, su gestión de la crisis de la covid-19, ¿por qué ha decidido dedicarle un capítulo en un libro sobre ‘infames’?
-Intento trazar unas similitudes del pensamiento reaccionario que ha llevado a España al retroceso. Creo que la actitud de Díaz Ayuso durante la crisis del coronavirus es una sublimación del pensamiento de la reacción española. Esos comportamientos que voy trazando en el libro de diferentes formas acaban sublimándose en ella: el egoísmo, el sentimiento de pertenencia del país, la permanencia de los privilegios... Me ha servido muy bien para anclar el final del libro.
-A diferencia de muchos personajes de su libro, Díaz Ayuso ha sido elegida democráticamente, ¿eso legitima la infamia?
-Claro, el pueblo puede ser legitimador de infamias e incluso proponerlas. En el caso de Ayuso, el pueblo no la ha elegido a ella personalmente, sino que es fruto de una serie de alianzas. Ella no representa a una mayoría, sino su coalición de gobierno. Pero podría haber ganado con mayoría absoluta y que el pueblo legitimara un comportamiento infame. Sobre todo, desde un punto de vista subjetivo que es el que yo trazo. Yo considero que ese comportamiento es el que ha hecho que España no haya podido progresar, desde el punto de vista social al menos.
-En su libro vemos muchos personajes que utilizan la violencia para imponerse, pero en una democracia, el uso de la violencia deslegitima a los líderes, al menos en la teoría, ¿qué armas usan los infames en una democracia para imponer la reacción?
-El pensamiento reaccionario en sí mismo se puede concretar en un partido, unas ideas y, por tanto, ser elegido. Eso no impide que, en su concreción y en cómo se defina en sus políticas, acabe traduciéndose en una regresión de derechos. Eso se ha visto en España, en Europa y veremos qué pasa en Estados Unidos. La violencia puede ser un eje que vertebre esa reacción cuando no se puede llevar a cabo de manera legal. Yo en el libro explico que cuando la reacción se ha podido imponer por medios democráticos, no ha necesitado usar la violencia, pero cuando no ha podido hacerlo por esos métodos, no duda en usarla. Eso es lo relevante.
-En alguna ocasión anterior en la que le entrevistó cuartopoder, se habló mucho de la libertad de expresión y de las amenazas que recibía por su trabajo. Han pasado ya unos meses en los que la ultraderecha ha hecho uso de un altavoz en el Congreso y estos días estamos viendo comportamientos muy preocupantes en las calles, ¿usted ha notado personalmente o en sus redes sociales ese crecimiento de la tensión?
-La crisis del coronavirus sí ha provocado una virulencia no vista. Yo no la había visto antes, sobre todo, durante el confinamiento. Cuando la gente estaba encerrada y tenía estrés, ansiedad, rabia o ira volcaban esas sensaciones en las redes y ponían en el foco en las personas que son más visibles. Eso ha bajado, aunque veamos expresiones vinculadas a la violencia.
A partir de ahí, las redes sociales sí se expresan de manera más agresiva, yo he recibido amenazas muy serias. Suele coincidir con procesos electorales. Cuando tienen que hacer ruido, son más agresivos. Hay picos en esos momentos como los hubo en el confinamiento. Creo que ha vuelto a bajar.
-Si lo vincula a las elecciones, eso significa que una parte de esa reacción está organizada.
-Sí, completamente organizada por una persona, Manuel Mariscal de Vox, de manera evidente y clara. En su Telegram estamos los periodistas a los que amenaza. Mariscal ha difundido una fotografía de mi Whastapp personal por hacer una pregunta relacionada con mi trabajo. La ha difundido en redes para insultarme. Es decir, que está dirigido es una obviedad . Creo que se intenta esconder pero no es muy listo a la hora de hacerlo.
-Asegura en el libro algo muy duro para un líder del ultranacionalismo como es Abascal. Dice de él que podría haber sido un perfecto esbirro de Pepe Botella, ¿por qué?
-Para mí, Abascal sería un burócrata en la Unión Soviética. Es lo que tenga que ser para vivir lo mejor posible mientras hace lo menos posible. Ahora es ultranacionalista porque es lo que le toca. Antes era un liberal, un personaje de segunda fila, trabajando en una fundación con Esperanza Aguirre porque le daba muchos beneficios. Es un personaje gris. Hubiese sido un socio de Pepe Botella con los invasores franceses, hubiera hecho lo que hubiese sido necesario para vivir bien, con mucho oro y poca pala. No quiere trabajar y quiere vivir muy bien. Si para eso tiene que ser ultranacionalista, lo será y si tiene que ser fascista, lo será. Abascal no es un fascista, nunca lo ha sido, no sabe ni lo que es, para ser fascista hay que ser muy leído y él no lo es. Es un personaje gris de un cuento de Gógol.
-En el libro aborda debates muy complejos. Uno de ellos es el concepto de víctima del terrorismo. Rechaza que Melitón Manzanas, que era un torturador, sea considerado una víctima y que aparezca al lado de otros nombres como el de Miguel Ángel Blanco. Durante los últimos meses han aparecido muchas series, podcasts y libros que están creando memoria, aunque sea ficcionada, sobre ETA, ¿cómo sacamos de esa lista a Melitón Manzanas?¿cuáles son las herramientas para trazar esa línea entre unos asesinatos y otros?
"Melitón Manzanas es una víctima de la resistencia antifranquista"
-Tengo claro que Melitón Manzanas no es una víctima de ETA, sino de la resistencia antifranquista. Eso lo tengo claro. Igual que Luis Carrero Blanco. Hay que recordar que hasta el proceso de Burgos, ETA era vista en Europa como miembro de la resistencia, incluso de manera romántica. En ese proceso se presionó al Franquismo para evitar las condenas a los encausados. Cuando yo hablo de que Manzanas es una víctima de la resistencia pongo el ejemplo de Reinhard Heydrich que fue asesinado, por Kubiš y Gabčík, dos héroes de la resistencia checa, y digo héroes porque son considerados así y tienen una placa en la Iglesia de San Cirilo en Praga.
¿Por qué existe esa diferencia entre Heydrich, que es considerado un traidor, y Melitón Manzanas que es considerado una víctima? Porque la consideración de víctima es un relato político en sí mismo. La diferencia es que el relato es el de los vencedores en España, mientras que los nazis perdieron. En la República Checa, además, eran invasores.
El derecho al tiranicidio, en el caso de Luis Carrero Blanco, está recogido en la Filosofía del Derecho como un derecho legítimo del pueblo de levantarse. Creo que no hay ninguna duda de que Carrero Blanco era un tirano porque era el presidente del Gobierno de una dictadura, algo que todo el mundo dentro del antifranquismo reconocía, incluso el PCE, aunque no hicieran ellos la lucha armada. La Transición provocó que todos los asesinados por ETA fueran considerados víctimas y eso para mí es un blanqueamiento del Franquismo. Melitón Manzanas era un torturador y Carrero Blanco un tirano. Y eso va más allá de considerar héroes a sus asesinos. No lo son porque perdieron su legitimidad por sus actos posteriores, incluso durante el Franquismo. Por ejemplo, el atentado de la cafetería Rolando era inaceptable, eso les deslegitimó para considerarse héroes de la resistencia antifranquista.
-En el caso de Melitón Manzanas y Carrero Blanco está muy claro, pero en esa subjetividad, hay otros casos en los que algunas víctimas pueden ser también considerados verdugos para otros, como es el caso de algunos miembros de las Fuerzas Armadas, ¿dónde trazamos la línea?
-Yo tengo claro que en el caso de Melitón Manzanas es así. En el caso del guardia civil Pardines no. Para mí es una víctima de ETA. Esto genera muchas contradicciones y una visión muy compleja de una realidad. Para mí está claro en el caso de Melitón Manzanas y Carrero Blanco, pero no más allá. El derecho a la resistencia en un momento como el que vivía la dictadura tiene que ser muy bien dirigido y ETA no lo dirigió bien, ni con Pardines, ni siquiera con el atentado de Carrero Blanco, en el que murió su escolta. Esa línea es tan difusa que es arriesgada y por eso creo que hay que tenerlo muy claro para trazarla. En el caso de Manzanas y Carrero Blanco es tan clara que creo que debería ponernos de acuerdo a la mayoría.
-De hecho, reprocha a las izquierdas nacionalistas que muchas veces, en su causa contra el Estado español, hayan romantizado la violencia. Y no solo habla de la izquierda vasca, sino de la CUP, ¿por qué les hace esta crítica?
-Me parece que la izquierda tiene que considerar a las víctimas de ETA como a las del Franquismo, tienen que ser vanguardia a la hora de defenderlas. No pueden tolerar en ningún caso la violencia en democracia para buscar cualquier vía política. La CUP, a través de alguna de las organizaciones amigas que forman parte de ella, considera que Dolores López Resino, Lola, miembro de ETA y parte de la logística del atentado del Hipercor, una presa política. Es una aberración y no puede ser tolerado dentro del discurso de la izquierda, que busca la justicia social y el respeto a los derechos humanos. Igual que los homenajes a los presos de ETA. Alguien de izquierdas tendría que escupir a la cara a quien canta el Eusko Gudariak, un himno antifascista, en la recepción de un etarra porque eso es manchar la memoria del antifascismo.
-Dedica un capítulo entero al nacionalismo y desmonta a alguno de los personajes que homenajea. De hecho, reprocha a la izquierda que haya tenido cierto desinterés por desmontar el discurso mitificador del nacionalismo catalán, ¿la distracción de la izquierda ha sido necesaria para todo lo que hemos visto en los últimos años?
"La izquierda ha permitido que el nacionalismo reaccionario coja banderas que le pertenecen"
-Sí, la izquierda ha permitido que el nacionalismo reaccionario coja banderas que le pertenecen a la izquierda y las haga suyas con una inopia que me resulta inaceptable. Pongo el ejemplo del republicanismo, cómo han asumido desde el nacionalismo esencialista reaccionario como suya esa bandera. Eso ha despistado a mucho izquierdista, que puede pensar que si eso es una república, puede ir detrás de esa bandera de Quim Torra o Artur Mas.
Las juventudes de ERC, o incluso Oriol Junqueras, han participado en homenajes a los hermanos Badía, que eran unos asesinos de sindicalistas. Unos parafascistas que se dedicaban a asesinar a sindicalistas anarquistas que buscaban la mejora de los derechos de los trabajadores. Que alguien de izquierdas defienda eso es una aberración, pero también es una aberración la izquierda que lo ve y no reacciona de manera furibunda. Las juventudes de ERC han homenajeado a los Badía y ha habido un silencio absoluto y una aceptación también por la CUP, que se consideran de extrema izquierda. Lo han aceptado y tolerado e incluso han sido cómplices. Ya no pido nada a gente de izquierdas en Catalunya que basándose en la bandera y la nación han olvidado otros referentes de justicia social, pero la otra izquierda no puede permanecer impasible cuando eso ocurre. Tanto los comuns como Podemos lo han pasado por alto y eso ha sido un gravísimo error.
-¿Cómo debe comportarse la izquierda con sus propios infames?
"La izquierda tiene que ser vanguardia ante la crítica de su propio pasado"
-La izquierda tiene que ser vanguardia ante la crítica de su propio pasado. No puede tolerar que sean otros los que le hagan la crítica, la izquierda es autocrítica por naturaleza. Ahí pongo el ejemplo de cómo Hobsbawm renegaba del pasado y de los crímenes del estalinismo. La izquierda tiene que usar la historia, no para militar en ella, sino como elemento de análisis, para mejorar y que sus planteamientos de justicia social sean asimilables al presente. Para eso, no puede defender un estado como el estalinista. Hay que ser los primeros para no dejar que sean otros los que le hagan la crítica.
Si no, te llega la extrema derecha y te equipara en el Parlamento europeo el nazismo y el comunismo y te quedas sin defensa, ¿cómo defiendes que el comunismo no es un régimen criminal sin separarlo del estalinismo de una manera profunda, con un análisis serio y un planteamiento crítico? Es necesario hacer esa separación y dejar a los infames a los pies del caballo de la Historia para tener credibilidad ante la gente a la que te diriges.
-De hecho, en el libro manda casi un mensaje de consuelo a los comunistas, poniendo de ejemplo el capitalismo y su evolución.
-Muchas veces se dice que el capitalismo funciona y el comunismo fracasó. En el libro hablo de una anécdota, Lucio Magri hablaba del sastre de Ulm, inspirado por un poema de Bertolt Brecht. Al sastre un obispo le animaba a que probara uno de sus inventos para volar y ver si funcionaba. El sastre se subió a lo alto de la iglesia, intentó volar con su aparato, no fue capaz y se estrelló. El sastre no estaba desencaminado, años después, se pudo volar con un sistema similar al que él había ideado. A veces tendemos a pensar que el capitalismo ha funcionado desde el principio y no ha sido un ensayo-error y un volver a construirse sobre esos fracasos. El comunismo no ha tenido esa oportunidad. Es verdad que ha fracasado a partir del año 89, pero es la única vez que lo ha intentado llevar a cabo. ¿Por qué a partir de ese conocimiento no se puede crear una sociedad socialista, que pueda renegar de los errores y aprender de lo que tuvo bueno y de lo que fracasó?
El capitalismo no funcionó desde el primer momento, ha sido una sucesión de fracasos y evoluciones. Quién sabe si el socialismo no tendrá una segunda oportunidad y veremos si ha aprendido de sus errores.
-¿Existe alguna propuesta socialista en la actualidad que sea alternativa o, al menos, pueda considerarse en construcción?
-Si entendemos el socialismo como se entendía antes del 89, no existe. Puede existir un programa que tenga medidas y pensamientos socialistas, pero dentro de una deriva capitalista. Pero hasta el Financial Times hablaba de lo importante que sería el marxismo, incluso antes de la pandemia. La pandemia ha provocado que exista cierta asimilación de lo necesario que es el Estado, el Estado como un referente que ayude en los momentos en los que el mercado no sirve. Hay que construir esa alternativa socialista que ahora no existe, pero sí hay mimbres para que se puedan conformar.
No soy optimista. Sí es cierto que estas políticas keynesianas que estamos viendo en Europa, en contraposición con lo que se dio en 2008, nos hacen pensar que esa deriva puede concretarse en algo, pero no soy capaz de expresar cuál será esa concreción y sobre todo, soy muy realista. En otros momentos, también ha podido crearse una concreción de mimbres socialistas y ha sido un fracaso, ha sido una reformulación del capitalismo en un orden neoliberal mucho más lesivo que el que existía hasta el momento.
-Ayer estuve leyendo una entrevista en La Marea en la que le preguntaba el periodista sobre por qué no escribía sobre los buenos. Usted decía que escribir sobre los buenos es menos exitoso que hacerlo sobre los infames, ¿los periodistas y escritores no tenemos la obligación de escribir sobre los buenos y de procurar que cuando un ciudadano vaya a la biblioteca encuentre también esa inspiración?
-Creo que sí es una obligación y que humildemente lo hago. Otra cosa es cómo utilizo los cebos para atraer al lector a ese pensamiento. Creo que existen unas dinámicas de comportamiento en el lector, con la polarización que vivimos, que va más a la contra. Tengo la suerte de escribir tres artículos a la semana y ver lo que funciona, ver el ensayo-error. Cuando quiero escribir sobre algo de manera propositiva, más lírico... al final es lo que menos se lee. Lo tengo asumido, aún así lo hago. Cuando escribes un libro tienes que intentar enganchar también y vender lo más posible para seguir escribiendo. Tienes que buscar ese equilibrio. Creo que cuando alguien se acerca al libro cree que va a encontrar una panoplia de personajes maquiavélicos y los hay, pero también hay otros que son de luz. Esos personajes tienen que ser referentes de la izquierda. A veces tienes que atraer a los lectores de otra manera. Soy culpable de que esas dinámicas se perpetúen, pero existen y hay que ser conscientes de que son así.
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Lo que es indudable es que el fulano ese del tal «Babas/cal «y el resto de su «cuadrilla patriótica.» seguirán siendo unas ratas de cloaca ; se encuentren donde se encuentren.
Reflexión :
Y tod@ el/la que te cuente que vota a «partidos de centro….» ; ya sabes…………
jajajajaja: le dijo la sartén al cazo.
El Maestro Ciruela dando lecciones…