Si te dicen que caí

Me da vergüenza reconocer que, más allá de algún fragmento que había estudiado en alguna asignatura, nunca había leído una novela de Juan Marsé. El verano, el regreso al hogar, la búsqueda de la calma junto al ventilador… han hecho que hace unos días me diera de bruces con mi estantería de la adolescencia. En ella, una colección que fueron recolectando mis abuelos para regalármela hace años: “Las mejores novelas en castellano del siglo XX”. Entre otras, allí estaba Si te dicen que caí, de Marsé. Y, puesto que el novelista ha fallecido recientemente y aún seguía impresionado por algunos de sus obituarios, me puse a leerla.

Lo poético de las descripciones a toro pasado, en ojos de unos pandilleros recorremos la Barcelona de la posguerra, no resta ni un ápice de realismo a la narración de una sociedad triste y degradada. Los jóvenes descubren la vida: el sexo, el hambre, el dolor, la crudeza laboral. Uno de ellos, Java, tiene especial talento para contar historias, “aventis”, en las que los propios colegas se convierten en los personajes, mezclando la ficción con la realidad dentro de la propia novela. Así, los lectores, nos perdemos entre lo que es imaginado y lo que ocurre a los personajes. Un gran y tardío descubrimiento. Y deseando ver la película sobre esta novela de Vicente Aranda.