LITERATURA / En septiembre se publica 'Los pacientes del doctor García', la nueva novela de Almudena Grandes
De espías, nazis ocultos, boxeadores chiflados y la Argentina de Perón
El próximo mes de septiembre Tusquets publicará la cuarta entrega del ciclo narrativo Escenas de una Guerra Interminable, serie que consta de seis novelas y que la escritora Almudena Grandes inauguró con Inés y la alegría, a la que siguieron El lector de Julio Verne, Las tres bodas de Manolita y ésta que nos ocupa, Los pacientes del doctor García, y que continuará en un futuro con La madre de Frankestein y Mariano en el Bidasoa. Podemos asegurar que con este ciclo la narrativa de Almudena Grandes, que siempre tuvo querencias galdosianas, cumple con creces su constante ambición: el planteamiento, anclado en valores que deben mucho a la totalidad de la concepción hegeliana de la historia y que fue piedra de toque de los novelistas del XIX, de Balzac a Tolstoi pasando por Víctor Hugo o Galdós, posee esa fascinación que acontece al lector cuando se le ofrecen ciclos narrativos, acordémonos en otro tipo de narrativa, del ciclo de Ken Follett, y entre cuyos logros está el ofrecer una apariencia de orden, predominantemente moral, en el inquietante caos de los acontecimientos. Es decir, el ofrecer una arquitectura en un medio casi gaseoso, inasible...
Los pacientes del doctor García, a diferencia de las novelas anteriores que inquirían en aspectos más anclados en la crónica histórica, se desenvuelve en el género del thriller. La novela es casi, casi, una novela de espías, con tramas más propias de un Eric Ambler que las que ideó la escritora en su novela anterior, Las tres bodas de Manolita, donde nos relataba con pasión de cronista los comienzos de la resistencia a la represión franquista en la posguerra. Pero la novela no cumple a rajatabla con el canon del género: una de las felices consecuencias de esa conciencia histórica en que está sumido este ciclo, es que merodea siempre en las escenas aparentemente más apartadas de la crónica. Así, tenemos la relación entre Manuel Arroyo y el doctor Daniel García, una relación que nos sumerge en la trama propia del thriller, que acontece por medio de una mujer, Clara Stauffer. Esta mujer es nazi pero también, parece quererlo todo, es afiliada a la Falange y desde su piso del barrio madrileño de Argüelles organiza puentes de evasión de jerarcas nazis al extranjero, con preferencia a la Argentina del General Perón, que tiene conveniente presencia en la novela. Por si esto fuera poco, cuenta los avatares de un boxeador enloquecido entre las ruinas de la Alemania de posguerra, esta Germania anno zero, metáfora literaria y cinematográfica de la lucha brutal por la supervivencia.
Pero junto a esta trama, la novela está llena de referencias históricas muy concretas, reales. La novela, por tanto, principia y termina en los ámbitos señalados ya por el Galdós de los Episodios Nacionales, donde se mezclaba en feliz resolución la trama novelesca con la crónica rigurosamente histórica. No en vano la novela se abre con el poema Díptico español, de Desolación de la quimera, de Luís Cernuda. En el poema, Cernuda homenajea a Galdós : “Como él tolerante de lealtad contraria / según la tradición generosa de Cervantes, / heroica viviendo, heroica luchando / por el futuro que era el suyo, / no el siniestro pasado al que a la otra han vuelto. / Lo real para ti no esa España obscena y deprimente / en la que regenta hoy la canalla / sino esta España viva y siempre noble / que Galdós en sus libros ha creado”.
Es decir, junto a los avatares del doctor García y las cuitas terribles de la Stauffer, las páginas recorren los años de la posguerra en España, Alemania y la Argentina del general Perón, con intenso ánimo de reflejar las crónicas históricas tal cual. Para ello, Almudena Grandes utiliza un estilo más objetivizante, un tanto alejado de ese lenguaje cotidiano que tanto abunda en sus novelas. Así, narraciones como “El 28 de septiembre de 1944, el Ejército Rojo llega a Klooga y sólo encuentra allí a ochenta y cinco personas vivas, en lugar de las dos mil cuatrocientas que esperan, puesto que les consta que esa ha sido la población del campo después de la última evacuación”, conviven en la novela con conversaciones como ésta:
-- “Claro que le conozco”, Pilar asintió con la cabeza como, si aparte de conocerle, supiera todo lo que había pasado, lo que estaba pasando y lo que estaba a punto de pasar.
-- “El camarada más guapo de Navarra” y, luego sigue. “La belleza era un detalle insignificante para definir al único hombre que existía en el mundo”.
Es esta mezcla entre lenguaje popular, a veces de andar por casa, muy gratificante para el lector al que le gusta encontrarse mundos similares a su realidad cotidiana en aquello que lee, y lenguaje de crónica, la que crea la fascinación necesaria para encandilar al público. Almudena Grandes, que posee una intensidad en el estilo muy real pero difícil de definir, lo lleva a veces hasta el extremo, lo que hace de Los pacientes del doctor García una de las novelas más curiosas de la autora y una de las mejores por cuestión de equilibrio narrativo.
Ya digo, el libro sale en septiembre. Buen comienzo de rentrée literaria.