Permíteme que insista, que diría Matías Prats, pero tengo que retomar el asunto del periodismo podrido. Es decir, de La Razón, la Asociación de la Prensa de Madrid y compañía. La información sobre este tema, la decadencia del periodismo, se amplía cada día, con cada nueva grabación, con cada nuevo debate torticero, con cada nuevo imputado desimputado. La fosa séptica de la información en España suelta un olor insoportable.
Estoy convencido de que Victoria Prego, musa de la transición española con permiso de Nadiuska, Ágata Lys y Susana Estrada, lee cada día la prensa, escucha la radio y ve los informativos de televisión. Puedo asegurar, por tanto, que la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) está al corriente de las últimas grabaciones que recogen las conversaciones entre Mauricio Casals y Francisco Marhuenda, presidente y director del diario La Razón. Conversaciones posteriores a aquellas en las que, además de insultar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (“zorra”), y a su directora de comunicación (“puta”), amenazan a la primera. Casals llegaba a decir al testaferro de Ignacio González frases como ésta: “No te preocupes: esta señora (Cifuentes) las pasará putas”.
Victoria Prego es la presidenta de una APM que hace cuatro días acusaba a Podemos de “acoso” a unos periodistas anónimos, y exigía a los de Pablo Iglesias “que dejasen de una vez por todas la campaña sistematizada de acoso personal y en redes que viene llevando a cabo contra profesionales de distintos medios, a los que amedrenta y amenaza cuando está en desacuerdo con sus informaciones”. La misma presidenta que no vió problema alguno en que los máximos responsables de un medio de comunicación se comportasen de manera mafiosa con un político: “no tiene recorrido”, dijo refiriéndose a la imputación a Casals y Marhuenda.
Han pasado los días, se han sucedido las conversaciones entre director y presidente de La Razón, y la APM mantiene un silencio que a muchos periodistas más que incomodarnos, nos repugna. Sobre todo después de leer en El País la última de estas conversaciones. Francisco Marhuenda parece resumir su filosofía profesional al testaferro de Ignacio González en una sola frase: “El objetivo es sacar pasta. Piratolandia”.
¿Qué hace falta que suceda en el periodismo español para que la APM, tan dura con Podemos, le dedique unas líneas a La Razón? No ya sobre la imputación-desimputación de Casals y Marhuenda, sino sobre su estilo profesional, sobre su forma de entender la gestión de la información, sobre sus objetivos empresariales. Sobre el periodismo como medio de sacar pasta.
Cuanto gilipollas mamo del franquismo