Se ha montado en Galicia un Prestige político/cultural por la elección del franquista Xosé Filgueira Valverde (1906-1996) para ser homenajeado en el Día das Letras Galegas 2015. Tanto que ya se está incluso proponiendo un Día das Letras alternativo dedicado a algún otro personaje menos decorado de yugos y flechas. Esta última iniciativa ha partido de la Mesa por la Normalización Lingüística, que considera este homenaje un "insulto" a los represaliados gallegos (y galleguistas) durante la sublevación del 36 y el franquismo. La batalla contra la Real Academia Galega, que desde 1963 designa anualmente a un ilustre para conmemorarlo, está servida. Incluso el siempre prudente alcalde de Pontevedra desde 1999, el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), ha calificado de "improcedente" la decisión. Filgueira fue antecesor de Lores en el cargo entre 1959 y 1968. Pero ocupó otros puestos de relumbrón durante la dictadura, como el de procurador en Cortes (irrisoria cámara de representación de la voluntad del pueblo) y presidente del Tribunal Tutelar de Menores. Fue un estudioso de innegable altura intelectual y trayectoria política bastante sinuosa. Por supuesto, en el propio seno de la Academia Galega hubo bastantes disensiones sobre la conveniencia de elevar a los altares del 17 de mayo a este galleguista/franquista de complicada catalogación.
Porque en 1931 es uno de los fundadores, junto a Castelao, Álvaro Cunqueiro, Alexandre Bóveda y otros pensadores e intelectuales, del Partido Galeguista (PG), primera gran expresión política del nacionalismo federalista gallego. Sin embargo, Filgueira abandona la formación en 1935 para crear Dereita Galeguista (derecha galleguista), descontento con las veleidades izquierdistas y obrero/mariñeiras del PG, que optaría por aliarse con el Frente Popular.
Solo 20 días después de aprobarse con inmensa mayoría plebiscitaria el Estatuto de Autonomía de Galicia (promovido por el propio Filgueira), el levantamiento franquista irrumpe en Galicia sin apenas resistencia pero con gran coraje asesino por parte de los sublevados. El historiador Paul Preston habla de más de 5.000 ejecuciones por traición. Entre ellas, la del amigo y ex compañero de Filgueira en el PG Alexandre Bóveda (1903-1936). La página de aquella muerte aun se ve borrosa en la biografía de Filgueira.
El político y el polígrafo se habían conocido en Pontevedra en 1926, en el café Méndez Núñez, donde se celebraba una tertulia que reunía a varios jóvenes intelectuales nacionalistas. La amistad duró una década, porque el 17 de agosto del 36 Bóveda era fusilado en el monte de A Caeira. La leyenda negra de Filgueira relata que evitó por cobardía defender a su amigo del pelotón de fusilamiento, pues tenía ya suficientes influencias en la ciudad como para haber intercedido, al menos, por su amigo. La leyenda blanca, sin embargo, disculpa a Filgueira contándonos que se le apartó –en cierto modo- de la posibilidad de declarar en aquel juicio.
Otro gran amigo suyo también sufrió el silencio -inducido o no- de Filgueira en aquellas fechas. Enrique Rajoy Lelup, abuelo del actual presidente del Gobierno y otro de los promotores de aquel Estatuto de Autonomía, fue represaliado y apartado de su cátedra entre 1936 y 1952. Bajo el mismo manto del silencio de Filgueira.
El adjetivo "traidor" siempre ha sobrevolado la figura de Filgueira por aquellos hechos y por su connivencia, siendo galleguista, con un régimen que reprimió la cultura y la lengua gallegas hasta la llegada de la democracia. Un carro al que también se sube el erudito, aceptando el cargo de conselleiro de Cultura (1982-1983) durante la presidencia de Xerardo Fernández Albor (PP). Desde este cargo, otra vez sí, se convirtió en impulsor del uso del gallego en la enseñanza.
Tras conocer el revuelo que provocó en Galicia la designación, el nieto del viejo amigo fusilado, Valentín García Bóveda, y el hijo de Filgueira solicitaron a la cadena televisiva V, de La Voz de Galicia, una entrevista conjunta para alabar la decisión de la RAG y conjurar viejos fantasmas: "Si Filgueira hubiera aparecido en el juicio a defender a Bóveda igual estábamos conmemorando el 17 de agosto el asesinato de Bóveda y el de Filgueira, porque ya estaban señalados", asegura el nieto del político fusilado.
Pero, por ejemplo, el cineasta, escritor y músico Antón Reixa tiene claro que vadea este río por la otra orilla: "Yo soy filólogo y le tengo respeto al Filgueira Valverde erudito. Pero no al personaje social. Para mí representa algo abominable. No creo que vaya a despertar mucho entusiasmo este Día das Letras".
Los políticos del PP dando carta de normalidad a todos los colaboradores del régimen franquista, la dictadura criminal en la que algunos vivían en la «placidez» mientras otros (cientos de miles) estaban en la cárcel, secuestrados, o bajo tierra, asesinados, en cientos de fosas por todo el país.
Vergonzosos los homenajes de este Gobierno, a quienes por acción u omisión contribuyeron al asesinato de muchos gallegos.
Filgueira Valverde contribuyó notablemente al desarrollo de la cultura gallega, y me parece injusto que se discuta el hecho de concederle el 17 de mayo o no.
Hizo mucho por Galicia en una época en la que serligeramente activo ya era motivo de sospecha.
Y respecto a la polémica que suscita su silencio ante el asesinato de Bóveda, me gustaría saber que harían todas aquellas personas que le critican en su lugar, sabiendo que sería imposible librarlo del pelotón y que lo más probable es que fuera él detrás…