CINE / El estreno de la semana

‘Su mejor historia’: académica y previsible, pero con encanto

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'Su mejor historia'
Cartel de 'Su mejor historia', película dirigida por Lone Scherfig. / A Contracorriente Films

Hay pocas películas conocidas cuyos protagonistas sean guionistas de cine (los grandes olvidados de toda la vida) y no directores o actores. Quizás las más recordables sean Sunset Boulevard, Encuentro en parís y Barton Fink. En este caso estamos ante guionistas de encargo, profesionales contratados para un fin: la propaganda bélica en plena II Guerra Mundial. Su mejor historia da protagonismo absoluto a aquellos que de una anécdota construyeron ficciones de hora y media, casi todas ellas ñoñas y exageradas, para animar a esa población civil que estaba siendo bombardeada por los alemanes día tras día.

Su mejor historia está ambientada en la II Guerra Mundial y en el trabajo de una compañía de cine londinense que recibe el encargo de rodar una película para levantar la moral de los ingleses, un pueblo que demostró una entereza admirable en esos cruentos años. Desde arriba deciden incorporar a una mujer a la pareja de guionistas masculinos que ya trabajaba en la productora para dar al guión de la película un “toque femenino”. Catrin Cole, una joven y decidida guionista de cómics, tendrá que trabajar bajo las habituales presiones del machismo de la época: con menos medios, mucho menos sueldo que los hombres y encima sin una participación en los títulos de crédito del film.

La película, dirigida por la guionista y directora danesa Lone Scherfig (la estupenda An Education es suya) y escrita por Gaby Chiappe basándose en una novela de Lissa Evans, ha pasado ya por festivales como Toronto, Londres o Sundance. Lionsgate la estrenó en el Reino Unido con 458 copias y se convirtió en el mejor estreno de la semana con una recaudación de 5 millones de libras esterlinas. Su presupuesto es de 10 millones de euros.

Su protagonista es la flojita Gemma Arterton (Prince of Persia), el afectado Sam Claflin (conocido mundialmente -yo no sabía ni quién era- por esas cosas de Los juegos del hambre y los Piratas del Caribe) y Bill Nighy (Love actually) haciendo lo de siempre: de ingles estirado y algo amanerado. También aparece Jeremy Irons, pero durante muy pocos minutos, haciendo de Secretario de Guerra.

Lo mejor de Su mejor historia es su ambientación. Con un presupuesto bastante justo para este tipo de recreaciones, ha logrado un buen acabado en decorados y efectos especiales. Además, aparece en la trama el desastre naval de Dunkerque, página de la II Guerra Mundial de la que se encarga la nueva película del megalómano Christopher Nolan y de la que daremos buena cuenta en estas páginas.

Resulta muy didáctico (y la pena es que la película lo es, pero demasiado) ver cómo una anécdota real que acaba en frustración (unas valerosas gemelas a bordo de un barquito que se queda a medio camino de Dunkerque) se convierte en una emotiva película de pura propaganda. Y además coloreada, todo un lujo para la época.

El problema de Su mejor historia es que su innecesaria trama amorosa (estamos, desgraciadamente, ante una película romántica) es previsible. Ella es una mujer con talento pero que vive con un pintor frustrado que le anima a dejar Londres para volverse con él a Gales porque se ha quedado sin una libra. Pero ella ya cobra un sueldo decente en el cine y entonces el macho entra en crisis al tener que vivir de ella, que hasta se ofrece a comprar su obra. Mientras tanto, ella tontea con el guapo guionista que trabaja a su lado. Blanco y en botella, todo muy visto y trillado. Una verdadera pena.

Lo más interesante de Su mejor historia es que no disimula su vocación feminista: la tenacidad (y generosidad con su pareja) de la protagonista se enfrenta al descarado y asqueroso machismo en las condiciones laborales, en el salario y hasta en la nula importancia de los personajes femeninos en el cine, en la ficción.

Lo peor: su duración es excesiva para lo que narra y tiene un giro final en la relación de pareja bastante precipitado.

Lo mejor: un bonito final, en la sala de proyección.

El plan B:

Puede que ninguno de ustedes conozca al cineasta Fernando Merinero. Si no es así, no se han perdido absolutamente nada. Estamos hablando de uno de los autores patrios más inanes de nuestro cine. Algunos lo tratan de “inclasificable” y le siguen las gracias, pero su cine es vano, mediocre y de una calidad de producción y postproducción ínfima. Lo más aterrador de todo, además de los espantosos carteles de sus películas, es su patético exhibicionismo.

Alumbrar es la segunda película (por llamar de alguna manera a estas cosas que perpetra) de una supuesta trilogía llamada Las 1001 novias, obra magna que comenzó con Capturar. Cine que va de feminista y que resulta insultantemente machista. ¿Su trama? Con la llegada del verano a Merinero, cincuentón, le apetece salir de Madrid, pero no tiene con quién ir de vacaciones y acaba optando por “la única ex novia que se deja liar”. Tras el reencuentro con una tal Laura, que tiene un hijo de un año, a Merinero le tira ser padre otra vez y de regreso a Madrid acaba recurriendo a páginas de contactos. En fin, más de lo mismo: exhibicionismo cutre, patetismo y pésimo cine que no va a ver ni el Tato.

acontrafilms (YouTube)

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