CINE / El estreno de la semana

‘Selfie’: Alegoría subnormal de un país en ruinas

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Selfie cartel
Cartel de la película 'Selfie', dirigida por Víctor García León. / Vértigo Films Distribución

Con medio 2017 consumido podemos decir que la cosecha de cine español está siento paupérrima, con títulos de una mediocridad alarmante si no directamente bochornosos. Y de la taquilla mejor no hablar. Afortunadamente, este fin de semana se estrena esta rareza de Víctor García León, una comedia con mala leche y poco dinero pero que merece la pena ver para troncharte con la caída a los infiernos de su protagonista, el pijazo Bosco.

Selfie, Mención especial del Jurado y Premio de la crítica en el Festival de Málaga, nace de la necesidad de salir a rodar tras once años sin proyecto que sacar adelante. Así nos lo contaba su director a cuartopoder.es. Cansado de esperar, García León llamó a sus amigos y a un actor pijo perfecto para el personaje principal y se dispuso a rodar un falso documental (más bien un reality) sobre un privilegiado que es expulsado de su paraíso facha y descubre otro mundo, el podemita. A Bosco la vida se le pone cuesta arriba: su padre, un chorizo más del PP, ha sido encerrado en Soto del Real y su madre lo abandona al sentirse superada por la situación. Y ni su hermana ni los amigos de papá harán nada por él (quizás esto sea lo menos creíble del guión).

El tercer largometraje de García León (tras Más pena que gloria y Vete de mí) es el reality de Tamara Falcó pero en tono picaresco. Es decir: una cámara siguiendo a un pijo que tiene que buscarse la vida como pueda, un tipo al que su clase le da la espalda y que no duda en aprovecharse de una ciega (con la que se acuesta) para tener techo y comida. Y si tiene que aguantar a cuatro perroflautas, pues se aguantan. Bosco también recuerda a uno de esos parásitos holgazanes alrededor del marqués de Leguineche en La escopeta nacional. Han pasado casi 40 años de su estreno y esa España y esos chupones siguen ahí, solo hay que hacer ese ejercicio tan desfasado que es abrir un periódico para certificarlo.

Selfie es, según su director, “una alegoría subnormal de la vida en España”. En ella los tíos, uno de derechas y otro de izquierdas, son unos cretinos integrales y ella es bastante idiota, además de ciega. En fin: nuestra España, perdida, siempre mangoneada por unos y por otros.

Lo mejor de la función es su protagonista, Santiago Alverú, actor que no hace de pijo, sino que es un pijo redomado y eso le da a la película una veracidad tremenda. Sin él, Selfie no existe. Y si a eso le sumamos que el 30% de su metraje es improvisado tenemos un artefacto cómico quizás no de primera, pero sí brillante y en ocasiones tronchante.

La película es un selfie que se hace este niño bien durante 85 minutos, una parábola sobre los egocéntricos tiempos que vivimos y a la vez la foto de un país acabado, ridículo. Su intención es buena y funciona durante casi todo el metraje, pero no en todo. A García León las ideas se le agotan en el apelmazado tramo final, que además resulta demasiado positivo para el repugnante personaje que ha retratado. Creo que García León tenía un buen final (Bosco buscando casa, la que sea, entre los podemitas) pero no lo ha usado.

Me da que al universo de Selfie le pegaba más el formato televisivo que el cinematográfico. ¿Qué hubiese sido del facha, cretino y racista Bosco en un formato de 30 minutos y en seis episodios, a la manera de ¿Qué fue de Jorge Sanz?, la serie de David Trueba? Nunca lo sabremos, pero creo que Selfie es más una comedia televisiva que un falso documental sobre un facha como lo fue la estupenda Ciudadano Bob Roberts. Aun así, es una propuesta valiente para los conservadores tiempos que corren.

Lo peor: El citado final y que es imposible tener empatía con los protagonistas. Bosco es muy mala gente, Ramón es un cantamañanas y Macarena es idiota.

Lo mejor: Santiago Alverú y que en un futuro veremos esta sátira como el audaz retrato de un país en ruinas.

El plan b:

¿Qué sería del verano si otra de superhéroes? Como se estrenan pocas, ¿verdad? En Wonder Woman, película que ha contado con el respaldo casi unánime de la cada día más patética crítica, Diana es una princesa de las Amazonas entrenada para ser una guerrera y que acaba convirtiéndose en la Mujer Maravilla. Seducida por un piloto americano que tiene un accidente en su isla, acaba participando nada menos que en la Primera Guerra Mundial.

Seguimos con un panorama desolador sin cine de clase media: o te metes a ver una cosa infantil de efectos especiales o a una de festivales. Lamentable.

vertigo films (YouTube)

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