Gran premio de la noche, el de Mejor película. Bonnie y Clyde (Faye Dunaway y Warren Beatty) suben al escenario. Beatty lee la tarjeta, mira confuso a Faye y mira también al backstage. “¡La La Land!”. Fiesta, aplausos, el equipo lo celebra... Gracias a mi madre, a mi padre, a la vida, a la Academia... Hasta que alguien descubre el pastel: en la tarjeta pone Moonlight. Confusión, caos y disculpas de Beatty: en su tarjeta se leía “Emma Stone. La, La, Land”. ¿Cómo es posible semejante error en la fiesta del cine más cara y organizada del planeta? ¡Para que digan que el cine americano ya no sorprende! (ver vídeo con la secuencia de la confusión abajo).
Por lo demás, todo previsible. Nueva feria de vanidades anual que arranca con el habitual e interminable desfile de vestidos y complementos patrocinados por grandes marcas junto a los comentarios idiotas por parte de reporteros vestidos de gala. Lo de cada año, vamos. Un desfile de petulancia que poco tiene que ver con el cine.
La edición 89 de los Oscar arrancó con un número musical de Justin Timberlake digno de los MTV Awards, un numerito que obligaba a los nominados a mover el esqueleto y aplaudir a este señor, algo verdaderamente bochornoso.
Jimmy Kimmel, que se estrenaba en el marrón de ser el presentador, lo hizo correctamente e hizo lo esperado: meterse mucho con Donald Trump. Con su Twitter, con sus ataques a la prensa, con Ivanca... También hubo buenos chistes sobre las películas con prestigio pero que nadie ha visto en Estados Unidos.
Por cierto: aquí nada de bajar micros o desconectarlos, en esta gala un tipo de la organización echaba a los premiados pesados del escenario. Literalmente.
El gran ausente
¿O deberíamos decir presente? Pues, claro está, Donald Trump, que se enzarzó con Meryl Streep (gran homenajeada de la noche) en una pelea que ella, ferviente defensora de una pájara como Hillary Clinton, empezó. Según algunos medios, el nuevo presidente convocó adrede la primera gran fiesta en la Casa Blanca de su mandato (El Baile de los Gobernadores) para este domingo por la noche, justo cuando se entregaban los Oscar. Lo que se llama contraprogramar. Pero me parece rebuscado pensar en otra pataleta de un tipo tan dado a ellas, sobre todo cuando esto ya sucedió antes: en 2013 Michelle Obama abandonó el baile oficial para entregar, por videoconferencia, el Óscar a la mejor película para ese telefilm llamado Argo.
La diferencia es obvia: el empalagoso matrimonio Obama era adorado por Hollywood (tanto por su cine como por su televisión), pero los Trump son rechazados por una industria que ha sido, de toda la vida, mayoritariamente demócrata. Vamos, que Hollywood se desliga del voto y la “ideología” (por llamar de alguna manera al letal chapapote mental de la llamada “basura blanca”) de la mayoría de los norteamericanos. Ya ven, no sólo en España se desprecia a su propio cine, también en los muy nacionalistas Estados Unidos se odia a la gente de Hollywood.
Horas antes de los premios, el realizador iraní nominado a la Mejor película de habla no inglesa, Asghar Farhadi (duro con la orden antimigración de Trump y que no acudió a la ceremonia) se puso en contacto con los otros candidatos en su categoría para lanzar un comunicado conjunto en el que exponían su preocupación por la situación en Estados Unidos desde la legada al poder de Trump. Farhadi acabó ganando el Oscar.
Los despreciados
La gran ausente fue El nacimiento de una nación, una dura cinta de Nate Parker, director, guionista, productor y actor que ha sido expulsado de la gloria de las nominaciones por culpa de un oscuro episodio de su pasado (una denuncia por violación de la que fue absuelto) que a saber qué pájaro ha destapado para hundirle. Parker se puede olvidar del fariseo e hipócrita Hollywood por una larguísima temporada.
Los Oscar se han olvidado también de películas como Animales nocturnos, de Tom Ford y de Silencio, de Martin Scorsese (sólo ha sido nominada la fotografía de Rodrigo Prieto). No he visto todavía la segunda (y me da una pereza monumental por las opiniones que me llegan de gente de la que me fio), pero Animales nocturnos me parece una modernez aburridísima, fría, pretenciosa y tremendamente fallida.
Ammy Adams ha vuelto a ser despreciada tras cinco anteriores nominaciones. Este año estaba en la peli de Tom Ford y en La llegada, más pretenciosa y aburrida todavía. Pero también hay más olvidados, por ejemplo entre los chicos: Joe Edgerton por Loving, Michael Keaton por El fundador, Adam Driver por Paterson, Jake Gyllenhaal por Animales nocturnos o Tom Hanks (no le nominan desde hace 16 años) por Sully. No creo que sean actuaciones o películas a la altura de unos premios anuales de cine, los premios más importantes del planeta.
Los olvidados
Hasta el último hombre era una película digna de mucho más reconocimiento. Un film bélico rodado con pasión y talento, con tremendo brío, un ejemplo de gran cine de acción pero también profundo, con sustancia. Mel Gibson les daba mil vueltas a todos sus competidores en estos Oscar. También Comanchería, con una gran interpretación de Jeff Bridgges, merecía más. Una película pequeña pero más grande de lo que parece y más grande que las que nos venden como grandes.
Los ganadores
El Oscar sorpresa (Mejor película) fue para Moonlight. Como de La La Land, nadie se acordará de ella en pocos meses, igual que del trabajo de Damien Chazelle (Mejor director por La La Land) en la misma película. ¿Se acuerdan del director, de apellido imposible, de esa cosa llamada The Artist? No, ¿verdad? Pues igual. Y lo mismo digo de Casey Affleck (Mejor actor). Nadie recordará su cara de palo en una película tan inane como Manchester frente al mar. Denzel Washington estaba mucho mejor en la muy teatral Fences. Su compañera Viola Davis (Mejor actriz de reparto) dio un discurso interminable. Su colega en esta categoría fue Mahershala Ali, premio que se merecía más el gran Jeff Bridges.
España, de vacío: Una pena que el corto español Time Code (premio en Cannes, en los Goya y en los Gaudí) se haya quedado a las puertas de lograr el Oscar. Al menos esta nominación va a facilitar mucho las cosas a Juanjo Giménez para su posible segundo largometraje tras tantos cortos y un documental. Por cierto: al presenciar la gran cagada de Warren Beatty, Gímenez bromeó en las redes sociales escribiendo que se quedaba un ratito más. Por si también con él se habían equivocado.
MEJOR PELÍCULA: Moonlight
MEJOR DIRECTOR: Damien Chazelle, La La Land
MEJOR ACTOR: Casey Affleck, Manchester frente al mar
MEJOR ACTRIZ: Emma Stone, La La Land
MEJOR ACTOR DE REPARTO: Mahershala Ali, Moonlight
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Viola Davis, Fences
MEJOR PELÍCULA ANIMADA: Zootopia
MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA: The Salesman, Irán
MEJOR GUIÓN ORIGINAL: Manchester frente al mar
MEJOR GUIÓN ADAPTADO: Moonlight
MEJOR DISEÑO DE PRODUCCIÓN: La La Land
MEJOR FOTOGRAFÍA: Arrival, Bradford Young
MEJOR VESTUARIO: Fantastic Beasts
MEJOR EDICIÓN: Hacksaw Ridge
MEJORES EFECTOS VISUALES: El libro de la selva
MEJOR MAQUILLAJE Y PEINADOS: Escuadrón suicida
MEJOR EDICIÓN DE SONIDO: Arrival
MEJOR MEZCLA DE SONIDO: Hasta el último hombre
MEJOR BANDA SONORA: La La Land
MEJOR CANCIÓN: City of Stars (de La La Land)
MEJOR DOCUMENTAL: Ezra Edelman y Caroline Waterlow (O.J.: Made in America)
MEJOR CORTOMETRAJE: Sing
MEJOR CORTO DOCUMENTAL: The White Helmets
MEJOR CORTOMETRAJE ANIMADO: Piper