Es una de las actrices más conocidas de nuestro cine y nuestra televisión. A Blanca Portillo la hemos visto en famosas series como 7 vidas o Cuéntame y ha trabajado para Pilar Miró, Mario Camus, Pedro Almodóvar, Gracia Querejeta, Agustín Díaz Yanes, Álex De la Iglesia y hasta Milos Forman. Y siempre ha sido una buena secundaria, pero ahora estrena, como prota, Secuestro. Y ha atendido muy amablemente a cuartopoder.es.
— ¿Qué te llama la atención del guión de Secuestro?
— Lo primero que busco cuando leo un guión es la primera impresión, de la que me suelo fiar bastante. Es como un golpe de intuición. Lo primero que me gustó es la oscuridad de mi personaje. Cuando lo leí, me dije: madre mía, que personaje tan tremendo, qué cosa tan rara... incluso qué ilegal.
— La tipa, abogada de éxito, es oscura desde el principio.
— Eso es, luego fui avanzando en el guión y me pasó que no podía parar de leerlo, me sorprendía por los giros y me atrapó por completo. Me gustó que a lo largo del guión vas descubriendo qué es lo que oculta mi personaje, la faceta de dureza y frialdad que tiene. Nunca he pensado que los personajes duros sean duros porque sí, sino porque ocultan algo, un mundo de fragilidad que enmascaran con una imagen de dureza.
— Tu personaje desde el primer momento es turbio, de héroe no tiene nada. Es una corrupta que ayuda a corruptos. Me sorprende que hayas apostado por alguien tan turbio. No todas las actrices aceptan estos papeles.
— Eso es lo interesante. Mar Targarona lo ha trabajado mucho y Oriol Paulo, el guionista, también. Nadie es ni buenísimo ni malísimo, todos ocultan algo, mienten, tienen un lado turbio, como dices. Si hubiese sido una heroína desde el principio no me hubiera gustado. Hay algo muy atractivo en este guión: que el espectador, a lo largo de la película, vaya entendiendo a ese personaje que al principio le parecía tremendamente desagradable. Me pareció muy interesante como trabajo. Arriesgado, pero muy interesante.
— ¿Sueles enseñar los guiones a gente de confianza para que te den su opinión?
— No.
— ¿A nadie? Eso es muy raro.
— Lo sé. Me he acostumbrado a hacerlo así. Me fío de mi primer impulso aunque luego lo lea cuatro veces más, pero me importa la primera sensación, confío en ella. Luego ya se lo doy a leer a más gente, pero en general no espero la opinión de otras personas. Igual es una locura, pero me fío de mi intuición.
— Aparte del guión, supongo que esperas saber quién te va a acompañar.
— Lo primero es quién me va a dirigir, obviamente. Es en quien más tienes que confiar. Yo en Mar Targarona confié plenamente desde el principio. Primero porque es actriz desde hace muchísimo tiempo y conoce lo que es el material actoral y lleva produciendo cine media vida. Su ilusión y sus ganas de dirigir esta película han sido muy contagiosas. Y luego te preguntas: ¿con quién me voy a tener que medir? Quiero lo mejor de lo mejor.
— Entre tu primer trabajo en teatro a tu debut en el cine casi pasan 10 años. ¿Antes de Entre rojas lo intentaste en otras pelis, fuiste a castings?
— No.
— ¿Me estás diciendo que entraste en una película a la primera?
— Sí, yo quería hacer teatro, esa es la pura verdad. También entonces había muchas menos series... pero no quería ser actriz de cine, sino de teatro. En el 94, haciendo una función, Oleanna, Azucena Rodríguez la vio y me llamó para Entre rojas. He hecho pocos castings. Lo que he hecho es porque alguien me ha visto y me ha llamado.
— De las 13 películas en las que has trabajado, 4 son de mujeres directoras. De hecho, debutaste con Azucena. ¿Cómo ves el papel de la mujer en el cine español?
— En el español y en el mundial hay un camino muy grande por recorrer y hay mujeres directoras maravillosas. Pero como en todos los ámbitos, nos queda conseguir el respeto, el cuidado y la igualdad. Partimos con hándicaps, se arrastran tópicos. Mira lo que ha hecho Meryl Streep, un laboratorio de guión que apoya a guionistas mujeres.
"Hay mujeres directoras maravillosas, pero nos queda conseguir el respeto, el cuidado y la igualdad" |
— Estas decisiones “de género” han sido muy criticadas, igual que las ayudas del Ministerio de Cultura que apoyan la financiación de proyectos por el mero hecho de ser trabajos hechos por mujeres.
— ¡Es que es normal! Y si existe el Día de la Mujer es porque tenemos problemas. Los hombres realizadores no tienen los mismos problemas.
— Has trabajado con directores españoles muy reputados y de la vieja escuela como Miró, Camus, Almodóvar, Querejeta, Yanes, De la Iglesia...
— He tenido mucha suerte.
— ¿Con qué nuevos directores te gustaría probar?
— En estos últimos 4 años se me han caído algunos proyectos de cine de directores jóvenes, pero estoy deseando trabajar con gente joven. Que parece que sólo he trabajado con los gordos, pero estoy deseando hacerlo con gente nueva.
— ¿Cómo fue trabajar con un grande del cine como Milos Forman en Los fantasmas de Goya?
— Cuando me dijeron “Milos Forman quiere verle”, solté: “¿Perdona?” (Risas)
— ¿Cómo era Forman rodando? ¿Era duro, riguroso?
— Muy riguroso, pero luego te reías muchísimo con él. La primera vez hicimos tres tomas y me dijo: “Estupendo todo, muy bien. Blanca, se te entiende perfectamente en inglés... Ahora, ¿quieres hace el favor de pasártelo bien y hacer lo que te de la gana?” (Risas) Fue muy lindo. Y el abrazo que nos dimos el último día me lo quedo para toda la vida.
— Si haces un repaso a tu carrera, compruebas que no has parado. A ti no te ha pasado eso, tan de los actores, de que no suena el teléfono. No parece que hayas vivido ese momento.
— (Risas) He cobrado el paro 4 meses en toda mi vida.
— Tiene que haber alguna razón, no creo que sea sólo suerte. ¿Seleccionas bien, tienes ojo, amigos, un buen representante...?
— Tiene que ver con hacer bien un trabajo y que genere el siguiente. Ya sé que suena raro, pero es así, hacer cada trabajo como si fuese el último. También es verdad que en el 99 creé mi propia productora por si tenía, como tú dices, que esperar a que me llamasen. Pero no me ha pasado que no me llamaran. Con la productora he montado todo lo que he querido montar, he hecho los espectáculos teatrales que he querido hacer. Y te juro que hay un factor de suerte, gente que te ve y te llama para otra cosa.
— Miki Esparbé me comentó en otra entrevista que el mejor consejo para un actor se lo ha escuchado a Jack Nicholson: “Ahorra”.
— (Risas) Está bien. Hoy sí, pero mañana igual no. Si te quieres dedicar a esto es como hacer un contrato con tu sangre. El “ahorra” implica cosas absolutamente ciertas. Yo digo: no tengas prisa. No pienses que vas a pasar de la nada al todo. Esos saltos en el vacío me dan pánico. Me enseñaron a construir siempre piedra a piedra y no pasa nada si tienes que esperar diez años para conseguir un protagonista. Si disfrutas de lo que haces, lo harás con amor y bien. Las prisas no son buenas.
— Te he leído en Twitter lo siguiente: “Por razones de salud, me he visto rodeada del mejor equipo del mundo: Clínica Jiménez Díaz. Viva la sanidad pública. ¡Cuidémosla, por favor!” ¿La ves en peligro?
— Sí, tenemos unos profesionales maravillosos. Somos la envidia de muchos países y lo hemos sido durante mucho tiempo y yo abogo por la sanidad pública. Nunca he tenido un seguro privado. Si nos empujan a la privada, será terrorífico, la sanidad es un derecho universal.
— También has reconocido tu apoyo a Unidos Podemos, pero no ha llegado el cambio. ¿Qué sentiste al ver los resultados electorales? ¿Cómo ves lo que se está cociendo en política ahora mismo?
"Siempre he votado con un alto sentido crítico, no voto incondicionalmente" |
— Para mí fue una sorpresa y una tristeza. Siempre he votado con un alto sentido crítico, no voto incondicionalmente. Los políticos son gente que trabaja para nosotros y tienen que estar sometidos a juicios permanentemente, pero esperaba un cambio, a mí me gustan los cambios. Y no se ha producido.
— ¿Por qué?
— Estamos viviendo un conservadurismo que me da miedo, de falta de ideales más allá de los económicos y confiaba que eso cambiase. De todas maneras, el panorama es cuanto menos interesante. Ahora no existen las mayorías absolutas y va a haber que dialogar, estamos asistiendo a un momento importante en este país.
— Tienes dos claras obsesiones: Star Wars y el Atleti. La verdad es que hay cierta relación entre la saga de Lucas y el club madrileño.
— (Risas) Sí, la hay. Yo uso mucho lo del lado oscuro de la fuerza y lo del lado luminoso. Y el Atleti está en permanente lucha.
— Contra el imperio madridista.
— (Risas) Eso es, hay algo en común.
¡Grande Blanca. Un abrazo!