‘Solo son peces’, la historia de una piscifactoría en el Sahara nominada a los Goya
- Este corto documental cuenta el trabajo de tres mujeres saharauis que viven en los campamentos de población refugiada
- El proyecto nace por iniciativa de la Asociación de Amigos y Amigas de la RASD de Álava, está codirigido por Ana Serna y Paula Iglesias y ha contado con la colaboración entre jóvenes vascos y de los campamentos saharauis
Teslem, Dahba y Jadija. Tienen 32, 33 y 30 años. Son tres mujeres nacidas en los campamentos de población refugiada saharaui de Tinduf (Argelia). Como el resto personas que han vivido toda su vida en aquel inhóspito paraje en medio del desierto no han visto el mar de su verdadera tierra, el Sahara Occidental, ocupado por Marruecos desde más de 4 décadas. Las tres estudiaron en Argelia y regresaron a los campamentos para trabajar en una piscifactoría, algo que bote pronto parece una utopía surrealista. Un corto documental, Solo son peces cuenta su historia y ha sido nominado a los Premios Goya 2021.
En 17 minutos, este trabajo nos muestra unas pinceladas de la situación del pueblo saharaui centrándose en esta curiosa labor de las tres protagonistas. “Los saharauis intentamos buscar soluciones a los problemas”, dice una de ellas en el corto. Y nada más representativo que lo que hacen, criar peces en el medio del desierto.
El origen de Solo son peces nace por iniciativa de la Asociación de Amigos y Amigas de la RASD de Álava. La película está codirigida por Ana Serna y Paula Iglesias, de la productora AlBorde Films, nace además de la colaboración entre jóvenes vascos y de los campamentos saharauis seleccionados mediante el concurso Saharaz Blai, desarrollado por la citada asociación. Cuenta además con el apoyo de la escuela de cine EFA Abidin Kaid Saleh, el Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia y el FiSahara, y la financiación de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo.
En el equipo de rodaje, por tanto, participaron dos mujeres del País Vasco y dos hombres saharauis que viven en los campamentos. En la ecuación, tal y como destaca a cuartopoder una de las directoras, Paula Iglesias, el papel de la Escuela de Cine. “Si no fuese por ella no habría salido el rodaje”, afirma. En 2019 el equipo se encontró por primera vez en los campamentos de Tinduf. En un primer viaje conocieron la escuela, en la que impartieron un curso de sonido. Localizaron y desarrollaron la idea del documental.
“Desde la asociación nos dieron la premisa del agua pero con total libertad de creación. En nuestra investigación sobre la gestión del agua conocimos el proyecto de la piscifactoría. En el segundo viaje ya rodamos”, afirma Iglesias. Las directoras nunca habían estado antes en los campamentos. ¿Qué les llamó la atención? “Lo que siempre recuerdo es el impacto de los tiempos y la forma de entenderlos. Todo se frena y tienes que bajar las revoluciones. Entonces es cuando entiendes por qué han conseguido resistir tanto tiempo ahí. Si viviesen el tiempo como nosotras se habrían vuelto locas. De ahí surge la presentación del corto y lo que se convirtió en el cartel, esa mujer, Jadiya, que es una de las protagonistas en esa espera de pescar en el desierto, en esa situación absurda y surrealista y que refleja un poco también su situación”, contesta Iglesias.
La piscifactoría se inauguró justo en ese año 2019. Está en Rabuni, uno de los campamentos de Tinduf. Para la directora, significa un “paralelismo con la situación del pueblo saharaui”. Además acrecentado por el protagonismo de la tilapia, “un pez refugiado”. “Cuando nos contaban la historia de la tilapia y cómo cultivaban esos pescados en un ambiente hostil para ellos, pero que son peces muy resistentes que consiguen sobrevivir bajo unas condiciones tan extremas vimos claro que es lo que le pasaba a ellas. La tilapia sale del Nilo, donde podría estar nadando en libertad, para irse a un desierto donde está en una piscina que no ha decidido tampoco. Lo vimos claro”, comenta.
El documental incluye de forma breve la mención al acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos. La explotación de los recursos naturales en el Sahara Occidental es sin duda una de las claves de este conflicto. Concretamente sobre la pesca, la justicia internacional se ha pronunciado dando la razón a las reclamaciones de los saharauis, ya que no se benefician de las exportaciones de peces que dirige Marruecos. Las protagonistas del corto hablan sobre lo que significa, en todas las cultura, el hecho de robar.
El formato del corto documental no está demasiado extendido aunque Iglesias señala que cada vez hay más festivales que están dando cabida a este tipo de narrativas. Solo son peces ganó ya en 2019 un premio en el Festival Zinebi 61, algo que, según la codirectora, “fue un impulso que ayudó a lanzar el proyecto”. Luego, gracias a la labora de la distribuidora, Agencia Freak, ha podido rodar por un interesante circuito de festivales. “A nivel internacional el lenguaje documental tiene su sitio”, destaca. “Nos hemos quedado con ganas de seguir contando la historia de la piscifactoría, una vez empiezas a saber contar unas historias en corto tienes algo aprendido, pero son dos formas de narrar, en largo se cuentan unas historias y en corto otras”, añade.
La nominación al Goya, donde tendrá que competir con Biografía del cadáver de una mujer, Paraíso en llamas y Paraíso, puede suponer un nuevo espaldarazo a su trabajo. Y, claro a que se hable de lo que pasa en el Sahara. “Es importante que este tema dé que hablar. El documental, aunque haya partido de un encargo, lo hemos hecho completamente propio. Para nosotras es importante que esto sirva de altavoz, que se visibilice la situación política que se vive y que a ver si de una vez se toman cartas en el asunto porque hay una deuda y una responsabilidad”, comenta Iglesias. La situación actual de guerra en el territorio tras la ruptura del alto al fuego no les es ajena. “Hay parte del equipo de los propios campamentos que estuvieron en el rodaje y que ahora están en el frente militar”, afirma.
Actualmente el corto documental no se puede ver online. “Estamos analizando pasos con la distribuidora, porque sigue el recorrido por festivales. Y estamos barajando la opción de incluirlo en alguna plataforma de streaming, informaremos de dónde se puede ver porque nos está preguntando bastante gente y para nosotras es muy importante que el corto se vea. Vamos a buscar la forma”. Presten atención, pues, a esta historia de peces, resistencia y desierto.
Actualización: el corto documental ya se puede ver en Filmin.
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