LIBROS

De una chica, del emérito, de un espía del General Mola

  • Crítica de ‘Gloria Bendita’, la nueva novela del escritor Juan Madrid
  • "La obra de Juan Madrid es muy importante para entender la evolución del género del thriller en España"
  • "Juan Madrid sigue poseyendo esa buena mano para crear personajes que le son familiares pero con aquellos que están alejados de su experiencia el imaginario se le difumina un tanto"

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Juan Madrid ( Málaga, 1947) sufrió un ictus en octubre de 2016. Desde entonces, refugiado en su casa de Salobreña, antigua población granadina donde se cultivaba caña de azúcar para fabricar el ron de la zona, Madrid no había publicado nada desde Perros que duermen, que editó Alianza en 2017. Ahora se descuelga con una narración, Gloria Bendita (Alianza Editorial), que traerá polémica porque describe un entramado político de corruptelas y favoritismos en un país que, desde la Transición, miró hacia otro lado en cuestiones que podían ocasionar conflictos y, por si fuera poco, le ha dado por poner género femenino en los personajes más significativos de la narración. Además, resulta que en la novela aparece el rey emérito echándole el ojo a María, una exdeportista... La polémica está servida pero ¿qué polémica?... como siempre, o casi siempre, este tipo de previsiones se basa en cosas que nada o poco tienen que ver con la novela y sí con cuestiones que atañen a otros ámbitos, como el de los periodistas atacando o defendiendo el status quo y alargando esas probables previsiones a todas las cuerdas posibles que creen tocar o por lo menos alcanzar. Pasa y pasó y pasará... y para los que gustan de la literatura deberían acordarse de la polémica suscitada por Electra, la obra de Galdós estrenada en 1901 y que causó una pequeña revolución, esta vez sí, en la España del momento al presentarnos a una huérfana, Eleuteria, su madre, había muerto y nunca supo quién fue su padre, enamorada de un liberal, Máximo, a quién el siniestro jesuita, Salvador de Pantoja, que le dice que son hermanos y le recomienda ingrese en un convento, intenta alejar del pecado del progresismo. Salva la situación el fantasma de la madre, que en escena hamletiana, se presenta a la huérfana y le dice que ella y Máximo no son hermanos y que haga oídos sordos a los consejos del jesuita.

El escándalo llegó a tal punto que mucha gente, confundiendo al actor que interpretaba a Máximo con Máximo mismo, le agredieron cuando paseaba por la calle. Desde luego que con Gloria bendita no pasará lo mismo, han transcurrido casi 120 años del estreno de la obra de Galdós, autor adorado por Juan Madrid y artífice de la creación del estilo coloquial en la literatura española, y la polémica, que no el escándalo, que sencillamente ha desaparecido del imaginario moral, transcurre ahora por cauces en que la literatura no se contempla, relegada ésta a una importancia que no traspasa ya el ámbito personal. Para algunos esto posee una importancia capital pero si lo pensamos desde un punto de vista estrictamente literario nos adviene una ventaja, percibimos los logros artísticos y así podemos distinguir lo que de verdad hay de genuino en una obra literaria y si su fama se debe a asuntos espurios o por lo menos ajenos al goce dela obra de arte por ella misma.

Casos hay en la literatura, ¿para qué tomar otros ejemplos?, donde la fama de un autor, consagrada en su momento por sus ideas políticas, no ha logrado traspasar la fascinación que ejerció en su generación. Así Sinclair Lewis, por poner un ejemplo de literatura social y progresista en su momento muy celebrada en los Estados Unidos pero que si la comparamos con Las uvas de la ira, por poner otro ejemplo de literatura social, no aguanta el envite, al igual que con los thrillers de la época, caso de Cosecha roja, de Dashiell Hammett, donde el estilo desnudo y la trama dura, desgarrada, otorga una carta de nobleza a la descripción de la corrupción en la ciudad de Poissonville.

Portada del libro. / Alianza Editorial

La obra de Juan Madrid es muy importante para entender la evolución del género del thriller en España. Fue Manuel Vázquez Montalbán el pionero cuando desde aquel Yo maté a Kennedy, indicó el comienzo del nacimiento del género policíaco en nuestra narrativa, no en el cine donde en los años 50 se realizaron thrillers de calidad ambientados siempre en Barcelona, pero Juan Madrid, fascinado por Chandler, Hammett, le dio al género, a partir de principios de los 80 con Un beso de amigo, una carga de dureza de la que hasta entonces carecía la cosa y eso se debía a que la España que describía Madrid contenía una fauna esperpéntica, terrible, pero urbana, ya muy alejada del costumbrismo neorrealista del Plinio de García Pavón. Y lo que mejor se le dio a Madrid fue la creación de personajes complejos, duros, como el gitano Flores de la serie de televisión Brigada Central, cuyos guiones realizó y que convirtió en novelas debido al éxito de la serie entre el público.

En Gloria bendita hay aciertos, la relación surrealista, la atracción entre Juan Delforo, que desde su retiro de Salobreña, después de padecer un ictus, le da por estudiar la reciente historia española, hacia José Sánchez, el Niño Pareja, que de guardia de asalto republicano en 1935, ejerció de tapado para el bando de los nacionales y cuyas actividades describió en un libro titulado Yo fui agente secreto del General Mola. Y desde luego la creación de esos personajes femeninos citados anteriormente, María, su madre, su abuela y, desde luego, el comisario Romero, un policía al servicio de los que manejan los poderes públicos y que nos recuerda muy de lejos a un comisario presente desde hace tiempo en los medios de comunicación... Todo ello vaya para el mérito del autor pero me siento obligado a decir que al igual que Juan Madrid crea personajes de los bajos fondos verosímiles, cuando se cuela a las alturas la cosa empieza a ceder a favor del esquematismo ideológico, porque una cosa es que uno crea que la Transición fue poco menos que una bajada de pantalones y otra muy distinta crear una novela donde esa convicción esté tan bien desarrollada que imbuya al lector en esa atmósfera. Juan Madrid sigue poseyendo esa buena mano para crear personajes que le son familiares pero con aquellos que están alejados de su experiencia el imaginario se le difumina un tanto. Aun así Gloria bendita es un buen thriller y que deberíamos celebrar como se celebran los regresos de gente a la que queremos.

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