Los Tampones, la banda de la novela sobre el rock radikal vasco en homenaje a Las Vulpes
- El libro ‘Tratado de (H)ortografía’, escrito por Patxi Irurzun, tiene como protagonista a una antigua estrella de un grupo de punk de los 80
- El título del libro hace referencia a una idea que un antiguo compañero le propone al protagonista: una guerrilla ortográfica que corrige las faltas en letreros públicos
- Aunque hay abundante bibliografía sobre aquella época, entrevistas o testimonios, es cierto que el campo de la ficción escasea. “Era una carencia que veía”, señala Irurzun
Estamos contra las reglas. Es la canción más famosa del grupo Los Tampones. Su aparición en un famoso programa de televisión en los años 80 provocó un escándalo nacional. Muchos años después, el cantante, ahora bibliotecario, escritor, viudo y padre de dos adolescentes, escribe un diario tras terminar su última novela. Bajo esta premisa, el libro Tratado de (H)ortografía (Pamiela, 2020), de Patxi Irurzun, nos presenta “una novela sobre el rock radikal vasco”. Una historia personal plagada de referencias musicales y culturales de lo que significó aquella etiqueta que pasó a la historia con sus luces y sombras.
Las Vulpes fue un grupo de punk bilbaíno, formado íntegramente por mujeres, que saltó a la fama en 1983 tras interpretar en TVE su mítica canción Me gusta ser una zorra, una versión, con la letra adaptada, de I wanna be your dog, de Iggy Pop. En una España puritana y con una democracia todavía sin consolidar, aquello provocó numerosas reacciones en la derecha mediática y política. El Fiscal General del Estado, por aquel entonces Luis Burón Barba (gobernaba Felipe González, por cierto), presentó una querella por escándalo público. Carlos Tena, presentador del citado programa televisivo, Caja de ritmos, presentó su dimisión poco después y el espacio fue cancelado. Las Vulpes no duraron mucho más. La historia de Irurzun homenajea de forma explícita y concreta a aquel grupo maldito y de manera global a todo el movimiento de lo que se llamó rock radikal vasco (RRV).
Aunque hay abundante bibliografía sobre aquella época, entrevistas a grupos, testimonios, etc, es cierto que el campo de la ficción escasea. “Era una carencia que veía, lo que es en literatura lo echaba en falta. Para mí y gente de mi edad que lo vivió de forma intensa se me hacía extraño. Llevaba muchos años intentando escribir sobre esto desde el punto de vista literario pero no encontraba la manera de abordarlo”, explica Irurzun en conversación con cuartopoder. El escritor, nos dice, dio con la tecla con una historia “sencilla”. “Como argumento central, no había nada del RRV, me apetecía tratarlo”, añade. Tampoco a nivel audiovisual se ha tratado en profundidad, en el campo de la ficción, el asunto. Alex de La Iglesia tiene un proyecto para una película sobre Eskorbuto pero no parece estar encontrando facilidades.
El título del libro hace referencia a una idea que otro antiguo compañero de batallas le propone al protagonista: una guerrilla ortográfica. Es decir, un grupo de acción directa que corrige las faltas de ortografía en letreros públicos. Una manera, quizás, de que el ex-cantante supere el duelo y la apatía vital. Así, en un pasaje del libro, deciden ponerle la tilde al “Velódromo”, un escenario en el que Los Tampones estuvieron a punto de tocar junto a La Polla Records 30 años atrás. Un evento que se suspendió por la muerte repentina de uno de los integrantes de la banda (ficticia) Felación, que también estaba en el cartel. Lo que cambia la vida…
¿Se ha mitificado lo que supuso el RRV? “Hay un poco de todo, se vivió con mucha intensidad. Cuando te pilla en la adolescencia se vive a tope. Llegaba el sábado e ibas a los conciertos como quien iba a misa, si tenías que ir a ver un concierto a la otra pinta te buscabas la vida...Muchas veces, cuando se echa la vista atrás, la tendencia al recordar la juventud sí es la añoranza y la mitificación”, considera el escritor. En todo caso, dentro de esa “mitificación”, Irurzun destaca una idea con la que está de acuerdo que consiste en que el RRV “fue un poco tapón para otras expresiones porque se convirtió en hegemónica y la gente que iba intentando salirse lo tenía más complicado”. Es decir, en cierto modo fue también un “lastre” para otras formas de expresarse.
La añoranza, la juventud, los cambios son los ejes centrales temáticos de la novela. Las dos vivencias que tiene el protagonista y cómo se juntan los dos mundos, el del pasado punk y el del presente. Y lo efímero del éxito de algunos protagonistas de los años 80. “Las Vulpes fue un caso claro de tener un auge muy rápido. Con el editorial del periódico ABC,las usaron como ariete para ir en contra del director de RTVE. Fueron una pieza que movieron por intereses políticos, se vieron metidas en una historia que no pudieron sobrellevar, el grupo pasó al olvido, ni siquiera grabaron un disco. Quería escribir una historia en la que el protagonista tuviera ese recorrido, que hubiera tenido cierto éxito dentro del RRV, pero que después hubiera sido olvidado”, afirma Irurzun. Para ello se apoya también en su vida cotidiana, la relación con sus hijos o con el duelo por la muerte de la mujer.
El libro presenta aspectos autobiográficos. El protagonista también es escritor y bibliotecario, como Irurzun. Se tratan las miserias de los libros, la literatura y lo que le rodea. ¿Cuánto de real hay ahí? Contesta Irurzun: “Hay una visión pesimista con el mundo del libro y su futuro, algo agravado además ahora con la pandemia. Hay mucha incertidumbre y confusión, no se sabe muy bien las editoriales pequeñas y librerías cómo van a aguantar todo esto. Yo en mi caso personal digo que vivo de los libros pero de forma muy precaria y juntando diferentes cosas. Trabajo en una biblioteca en media jornada, hago colaboraciones en prensa, llevo un club de lectura y me llevo los derechos de los libros. Con solo esto último es imposible sobrevivir, no es algo que me pase solo a mí sino para la gran mayoría de los autores. Es una profesión muy ligada a la precariedad. Luego está la parte que más se ve, se ve a Pérez Reverte y los best selller. Con este libro estoy muy contento porque me están llegando casi a diario mensajes de gente a la que le está gustando y la está disfrutando”.
El libro está plagado de referencias de grupos de la época, ya desde su portada compuesta por los cassetes de, entre otros, RIP, MCD, Barricada, Cicatriz, Hertzainak, La Polla, Tijuana In Blue o Eskorburto. ¿Qué queda del punk? ¿Ha muerto el punk? Giras actuales como la del regreso de La Polla o la reinvención de artistas como El Drogas demuestran que no, que al menos los que han sobrevivido siguen ahí. “Los grupos jóvenes sí que tienen esa escuela y referente. De haberlos escuchado y demás, siempre queda ahí. Lo que sí me gusta pensar es que queda, como dice un poema de Bukowsky, una pequeña chispa encendida que en un momento puede avivar un incendio. Creo que queda eso, no solo en la música sino en la gente que vivió aquello”, destaca Irurzun. “Sólo una chispa puede incendiar un bosque entero,sólo una chispa, sálvala”, dice el poema.