SERIES
Unorthodox, la serie que nos mostró el machismo del fundamentalismo judío
- Ha tenido que ser Unorhodox la que nos abra los ojos a la horrible realidad que viven las mujeres de la comunidad jasídica
- También la religión hebrea tiene su machismo arraigado desde hace siglos, como en todas las religiones monoteístas
- Las religiones son “máquinas” de castigar a aquellos que pretenden decidir por sí mismos su papel en el mundo sin seguir órdenes divinas
En pleno siglo XXI a nadie le resultan ajenas las críticas que, de una forma u otra, hemos hecho o leído sobre la religión musulmana por las limitaciones, ataduras y desprecios a los que somete a la mujer. Tampoco nos extrañan las críticas a la religión católica, muchas hemos vivido, más o menos directamente, las restricciones que madres y abuelas han tenido que vivir y sufrir por el hecho de ser mujer en sus localidades, de las que por suerte la mayoría de las nietas nos hemos librado...
Sin embargo, en medio de todas las críticas ⎯todas ellas justificadas, claro está⎯ que reciben estas dos religiones monoteístas, parece que la religión hebrea se salva siempre de los reproches y ni pensamos en ella. Vaya a ser, supongo, que si se nos ocurre criticar a los judíos se piense en nosotros como seguidores de una continuidad ideológica derivada de la lejana Segunda Guerra Mundial o se nos tache de “racistas” o “xenófobos”, o, el ya casi mantra, de “antisemitas”. Sin embargo ahí está, también la religión hebrea tiene su machismo arraigado desde hace siglos, como en todas las religiones monoteístas.
Y ha tenido que ser Unorhodox, una serie cuya visualización se ha viralizado durante este confinamiento por el covid⎯19, la que, por fin, abriéndonos los ojos a la horrible realidad que viven las mujeres de la comunidad jasídica (un movimiento religioso ortodoxo y místico dentro del judaísmo), nos ayude a conocer y criticar sus prácticas. En Unorhodox se cuenta la historia de Deborah Feldman, una mujer que huyó de una comunidad ultraortodoxa judía del Bronx, a partir de su libro Unorthodox: The Scandalous Rejection of My Hasidic Roots.
A través de sus ojos vemos: cómo fue crecer en el seno de una comunidad judía ultraortodoxa jasídica en el neoyorkino barrio de Williamsburg y su huida para no regresar jamás. Parece ser que en esta parte existen ciertas diferencias a la evasión real de la protagonista, pero los cambios han sido consensuados con ella para beneficiar a la acción de la trama. No debió, ni debe, ser fácil vivir en esa comunidad. Los jasídicos son una secta ultraortodoxa del judaísmo que se rige por un sinfín de estrictas normas opresoras del libre desarrollo de la personalidad. Para ellos las únicas funciones que deben desempeñar las mujeres son: procrear, complacer a la familia y al marido y no dejar nunca de obedecer sus mandatos. Anclados, mental y actitudinalmente en el siglo XVIII, momento en el que surgieron como rama ultraortodoxa, en la actualidad andan lejos de la gran representación que adquirieron entre los suyos a principios del XX. Casi desaparecidos durante la Segunda Guerra Mundial, se limitan a vivir en una especie de penitencia perpetúa que les hace creerse los responsables de traer al mundo un sinfín de niños judíos hasta alcanzar los seis millones de fallecidos en la Shoáh, el Holocausto.
A través de los ojos de Etsy, la protagonista de Unorthodox, observamos en el judaísmo lo que ya sabíamos de musulmanes y cristianos: que la religión, lejos de ser una forma de entender la vida, es un modo de controlarnos hasta en nuestros más mínimos detalles para que, principalmente las mujeres, no nos movamos ni un milímetro de lo pautado en unos libros ⎯la Toráh⎯, a su vez dictados por unos señores ⎯los profetas⎯, interpretados por otros hombres ⎯los rabinos⎯ que parece que tenían o querían tener una relación de control sobre nosotras desde el inicio mismo de cada una de las tres religiones y que, al parecer, les parecen muy útiles a día de hoy para mantener su control y su poder sobre nosotras. Se evidencia así que las religiones son “máquinas” de castigar a aquellos que pretenden decidir por sí mismos su papel en el mundo, sin seguir órdenes divinas.
Aclararé, antes de acabar, que sí, que aquí, en Europa, en España, también sufrimos las mujeres opresiones, varias, también sé que en Afganistán y en Somalia hay muchas mujeres pasándolo mal, y podría seguir enumerando países donde las mujeres llegamos incluso a ser un cero a la izquierda, pero no es de eso de lo que habla la serie. Denunciar el machismo de una religión no es blanquear la sociedad en la que nos ha tocado vivir, aclarémoslo, pero no denunciar el machismo de las otras sociedades y religiones sí sería no solidarizarse con otras mujeres que sufren. Mostrar la realidad misma de cómo una determinada religión nos trata a las mujeres no es un acto racista, es un acto político.
En Unorthodox vemos el machismo del fundamentalismo judío, un machismo, hay que decirlo, mucho mayor del que sufrimos en nuestra sociedad. Y, dejémoslo claro, no por denunciar eso, se es antisemita, simplemente, como le dijo el Che a su hija, es denunciar una injusticia contra cualquier persona en cualquier lugar del mundo. En este caso contra las mujeres y en nombre de Yavé.
Doña Carmen, a usted le pasa como a aquel que, caminando por la calle de Alcalá, desde atrás le tocan en el hombro y dice, volviéndose con rapidez:
—¡Eh, eh, eh, que a mí también me deben!