PANDEMIA COVID-19
La cultura frente al precipicio
- Testimonio de algunas personas que pertenecen a ese sector para preguntarles cómo viven el presente y cómo ven el futuro más inmediato
En estos confusos y tristes días los que nos dedicamos a la información cultural estamos acostumbrados a leer en nuestro correo electrónico cosas como “Se pospone el rodaje de...”, “Se cancela el estreno de...”, “Cambio de fechas para...” o “Pospuesta la presentación de...”. El sector cultural, muy tocado tras las crisis iniciada en el 2008, mira ahora al precipicio. En cuartopoder hemos contactado con algunas personas que pertenecen a ese sector para preguntarles cómo viven el presente y cómo ven el futuro más inmediato.
Libros
Entre los productos culturales, el sector del libro es el que más aporta al PIB español. De momento la Federación de Cámaras del Libro (FEDECALI) ha calculado unas pérdidas por encima de los 1.000 millones de euros. En España dos grandes grupos editoriales, Planeta y Penguin Random House, abarcan más del 50% del mercado. Y tienen una ventaja frente a las editoriales pequeñas: los gigantes editoriales venden en las grandes superficies, que siguen abiertas. Hasta en algunos quioscos.
Óscar Valiente, de Norma Editorial y editor en España de conocidas obras como Persépolis, nos cuenta que han cerrado todos los centros de trabajo desde el pasado viernes por la noche. “Nuestros almacenes y nuestra librería Norma Comics han parado completamente su actividad, y los miembros de la editorial que pueden trabajar telemáticamente lo están haciendo. Seguimos trabajando en la edición de las próximas novedades y dejándolas preparadas para entregar a imprenta en cuanto llegue el momento”.
Rosario Villajos, novelista y autora de Ramona (Mrs. Danvers, 2019), nos comenta algo que le sucede a muchos autores en estos momentos de shock: “Desde que se declaró el estado de alarma no me da la cabeza para escribir y no sé si es porque acababa de terminar un manuscrito y necesito un descanso o porque ninguna de las otras historias que tengo en la cabeza tienen sentido en mitad de este encierro”. El caso de Villajos no es una excepción, esa sensación de shock es algo que le está sucediendo ahora mismo a mucha gente acostumbrada a labores creativas.
Cine
Con las salas cerradas, se retrasan la mitad de los estrenos del 2020 y películas que estaban a punto de estrenarse tardarán hasta medio año en proyectarse y habrá un monumental atasco de estrenos. Además, el sector vive la cancelación de rodajes y trabajos de postproducción que afecta a centenares de personas. Lógicamente, ya no se dan nuevos permisos de rodaje y han parado numerosos festivales de cine de toda España, lo que supone un bestial golpe económico a miles de personas.
Las distribuidoras de cine también han tenido que adaptarse al desastre. Una de ellas es Begin Again Films, dirigida por Gloria Bretones y que comenta la situación a cuartopoder: “Mi trabajo como distribuidora es compatible con el teletrabajo, pero nada es comparable al trato personal. Buena parte de mi labor es vender películas en el mercado internacional, pero sin mercados a los que ir para mostrar tu catálogo, hacer screenings y después tratar de vender a compradores es mucho más complicado llegar a cerrar acuerdos. El trato personal es básico en cualquier trabajo de venta. Por otro lado, también tengo que comprar películas y sin festivales y mercados, que son los primeros filtros para saber de la calidad de muchos proyectos, podemos ahogarnos en un mar de películas”.
Sonia Grande es diseñadora de vestuario de la última película de Woody Allen y acaba de ganar el Goya por Mientras dure la guerra. Nos transmite cómo vive estos días: “Estoy tratando de ser lo más positiva posible en este “estado de guerra”. Creo que hasta el verano no vamos a levantar cabeza y llevar una vida normal. Me preocupan los mayores y las personas con otras enfermedades previas y es lo que me da mucho miedo, que puedan morir. Laboralmente mi sector esta totalmente condenado. Calculo que pasará como mínimo medio año hasta que las productoras y plataformas tengan seguridad para poder rodar en España y fuera de ella y esto es un gran desastre para el sector”.
Música
La industria musical emplea 300.000 personas anualmente en España. La Federación de Música de España espera pérdidas económicas de casi 800 millones de euros entre marzo y septiembre del 2020. La debacle va a afectar a artistas, promotores, representantes, salas, discográficas, editoriales... En declaraciones para este diario, Lorenzo Azcona músico de La Unión, Burnig, Javier Krahe o Manolo Tena, nos dice que se han suspendido todos los conciertos que tenía programados. “Y no se sabe con certeza cuándo será el momento en el que volvamos a la actividad cotidiana. Mis compañeros están aún como en shock. En unos días esto se convertirá en cotidiano y las cabezas se centrarán en esta nueva situación para poder pensar con claridad. Y hay que ver cómo queda la economía para que todo esto se pueda organizar, claro”.
Teatro
El golpe para las salas teatrales también es devastador. El Español, el Conde Duque, el Corral de Comedias, el Real, el Palau, el Lope de Vega, el Romano de Mérida, el Arriaga... todos cerrados. Las medidas de vender solo un tercio del aforo para mantener la llamada distancia social ya eran una ruina porque las compañías de fuera de Madrid no eran capaces de sufragar gastos de viaje, manutención y hoteles.
Israel Elejalde, responsable del Pavón Teatro Kamikaze, declara para cuartopoder que “el aislamiento ha provocado la absoluta paralización del sector. El teatro es un arte que se realiza en vivo y sus ingresos han quedado reducidos a cero. Es imposible ningún tipo de actividad productiva relacionada con el teatro en estos momentos. En nuestro caso ha supuesto la suspensión del estreno y las funciones de Traición, con un 80% de ocupación durante las primeras dos semanas”.
Un negro futuro
Al editor Óscar Valiente le preocupa especialmente la salud de las pequeñas librerías. “El impacto inmediato para ellas será muy fuerte si el cierre se prolonga muchos días. Desde nuestra editorial trabajaremos para animar a nuestros lectores a acudir a las librerías, a los eventos. En un escenario optimista, quiero pensar que en el último trimestre podremos recuperar el ritmo programado si entre todas las empresas conseguimos contener los despidos y animar la economía”.
La distribuidora Gloria Bretones ve el futuro muy negro, “sobre todo para empresas como Begin Again Films, los verdaderamente independientes, los que nunca hemos recibido una subvención pública. Para una distribuidora independiente esto puede representar la ruina. En nuestro caso la taquilla comercial no es tan relevante, vivimos del circuito cultural, de nuestros ciclos, de nuestros pases-evento, de llegar a cada ciudad o pueblo que tenga una sala. Y de eso vivimos actualmente siete personas, más todo lo que les llega a nuestros proveedores”.
La novelista Rosario Villajos también lo ve negro: “Si ya era difícil antes, imagínate. Soy una de esas personas “creativas” que se fueron a otro país por culpa de la crisis de 2008. Aunque ahora que sé lo que es eso (otro tipo de encierro si no sabes el idioma o si no eres especialmente sociable) tendría que estar tres veces más desesperada para repetirlo”.
Las medidas más urgentes
La gestión por parte del Gobierno de los ERTE para Óscar Valiente es positiva porque ayudará a muchas empresas a evitar que se produzcan despidos definitivos. “Para las librerías flexibilizar el pago de arrendamientos y suministros será muy importante. Evidentemente el acceso al crédito será esencial, veremos cómo se traduce para pymes y autónomos la inyección de ayudas que se han anunciado. Para el sector específico del libro y el cómic, creo que el Gobierno a través de la red de librerías y el sector educativo puede animar una serie de grandes adquisiciones de fondos y novedades. Crear nuevas subvenciones de ayuda a la producción editorial, que garantice la estabilidad de nuestros autores”.
En cuanto a las soluciones para el cine, estrenar directamente en vídeo bajo demanda sin pasar por el cine a Gloria Bretones le parece bien siempre que no se aprovechen los grandes (“los de siempre”) y ve también urgente proteger a los empresarios del sector, no solo a los trabajadores. “Es urgente evitar que la gente pierda su trabajo. Los ERTES o despidos se pueden evitar si no se cobra autónomos, también a los empresarios. Y si no se cobran las contribuciones a la seguridad social por contratado. Ahora te piden que demuestres que estás perdiendo dinero. Yo ahora no estoy perdiendo, mis pérdidas las veré en meses. No puedes tratar a todos los sectores de la misma manera, no tiene sentido. Si yo hago un esfuerzo económico brutal por mantener a mi plantilla, exponiéndome a la ruina, eso debería ser premiado. La que no cobre el sueldo en meses seré yo como empresaria, no el trabajador. La que acabe poniendo dinero de mis ahorros seré yo”.
Sobre el futuro, Israel Elejalde nos comenta que “es difícil prever nada en este panorama tan voluble. Si el paro son dos semanas o un mes y el estado saca medidas concretas para el sector que puedan paliar el parón saldremos adelante, con dificultades pero saldremos, si se extiende más allá se producirá una situación realmente grave. El 90% de la gente dedicada a las artes escénicas vivía ya en una situación de precariedad. En Alemania o Francia se han declarado los bienes culturales como bienes de primera necesidad. Parece difícil que tengamos el mismo tratamiento aquí, pero ojalá me equivoque”.
Villajos “exigiría a los que se están forrando a costa de, por ejemplo, el trabajo en casa como puede ser Endesa, que reduzca el precio del consumo a lo que habría sido cuando era un bien público. Creo que soy una afortunada de no tener ninguna promo pendiente en los próximos meses pero pienso en otras autoras y autores a los que sigo y me apena muchísimo que hayan tenido que cancelar todo hasta nuevo aviso. Espero que todo vuelva a ser pronto mejor que antes y acordarnos de esto como un sueño raro del que hemos aprendido algo valioso”.
Sueño o pesadilla, el precipicio al que mira el mundo de la cultura no es una exagerada fantasía, es real y más que preocupante. Y quizás en los próximos meses cambie el mundo tal y como lo conocimos. También la cultura tendrá que hacerlo.