“Más allá del punto de no retorno”: Solo o en compañía de otros…
José Yoldi, “Txetxo” para sus copains de copas, tiene una cara de bonachón que nadie diría que se ha pasado toda su vida escribiendo sobre “los malos” como periodista y escritor. Pero se trata de eso: de un espíritu limpio contando las maldades del mundo, en este caso, la de los aristócratas franquistas que se creían todopoderosos una vez asentada la Transición reformista que les salvó del peligro de que se le exigieran cuentas por su colaboración con el fascismo derrotado en Europa pero aún rampante en España cuando murió el dictador en 1975.
Si se le pregunta a Txetxo Yoldi sobre la novela Más allá del punto de no retorno, dirá que todo su parecido con la realidad es más que coincidencia, pero que, por supuesto, no trata del famoso crimen de los Marqueses de Urquijo (el Caso Urquijo), ¡líbrele Dios! ¡Y más estando el Opus Dei de por medio!
Se trata de una obra de ficción, por supuesto, en la que sí ha "reflejado el ambiente de la época y muchas de las diferentes obstrucciones, trabas e irregularidades que ocurrieron durante la instrucción del proceso, el juicio y los acontecimientos posteriores de ese caso”, que cubrió para el diario El País. No hay que olvidar que una de las frases de su sentencia hizo época –y hasta puede valer como símbolo de lo que representó el franquismo- cuando precisó que el culpable cometió el crimen “sólo o en compañía de otros”. Yoldi reconoce incluso que “es muy difícil hacer una aproximación a lo que fue la verdad del caso, porque hay dos sentencias firmes con unos hechos probados inamovibles que hacen que los herederos interpongan querellas o demandas al honor y consigan el secuestro total o parcial de libros y obtengan cuantiosas indemnizaciones de revistas o programas de televisión”. O sea, que está más claro que el ojo de un besugo en Navidad. La novela “no va” del Caso Urquijo aunque todo periodista, lógicamente, aproveche sus experiencias para construir sus obras de ficción. Piensen en las meigas, que no existen pero todo el mundo sabe que, haberlas, las hay. Con o sin escoba para que cada uno, además de volar, barra para encima o por debajo de la alfombra que quiera.
Así que, dicho esto, lo mejor es leer la novela y que cada cual saque sus conclusiones. Pero sobre todo, que disfrute como le venga a bien. Porque es una obra que, por su escritura directa –y escribir sencilla, directamente, es lo más difícil del mundo, que no se engañe nadie- y su cómoda lectura, engancha lo que, en este caso, sí está escrito. Además de una buena novela negra, también se trata de un retrato del poder financiero y político, de sus arrogantes miembros, de su baja estopa moral, de su aristocrática tacañería peseteril, de sus miserias, en aquella España previa al 23-F.