En realidad, nunca estuviste aquí, título largo y presuntuoso donde los haya, es una de esas películas que pretenden ser modernas y son pura cáscara, una forma resultona para no contar nada o poquito, porque su guión es una cosa bastante pobre y olvidable en lo que se refiere a su trama y a su construcción de personajes.
En fin, que es una de esas películas de autores de moda que son tendencia con tres películas o, como me decía hace poco Enrique Urbizu, cineastas de corto recorrido que vienen a reinventar el cine y del que todo el mundo se olvida en unos años, como Wong Kar-Wai o Nicolas Winding Refn.
Como era de esperar, la película ha sido un éxito en el más importante festival, el de Cannes. En él se llevó nada menos que el premio al mejor Mejor guión (cómo debía estar la cosa para premiar esto) y al Mejor actor (Joaquin Phoenix), que engordó para la peli y pone muchas caras de atormentado.
No soy fan de Phoenix porque es un tipo intenso. Me caía mejor su hermano River, que era un actor más dotado. Sus interpretaciones en esa nadería llamada Puro vicio y en la insufrible The Master (las dos del sobrevalorado Paul Thomas Anderson) o en esa película irritante llamada Her, demuestran que el cine pretencioso es lo que le va a este hombre. También lo vimos en la olvidable Irrational Man, de la que hablamos en cuartopoder.es, y en el falso documental de Casey Affleck I´m Still Here. Una mamarrachada. Para mí su mejor trabajo sigue siendo el de ese joven retrasado y encoñado de Nicole Kidman en Todo por un sueño, de Gus Van Sant.
En En realidad, nunca estuviste aquí Phoenix es un fondón ex marine y antiguo veterano de guerra que tiene tentaciones de suicidio y se imagina cómo matarse. El hombre, que no tiene pareja ni amigos y solo se relaciona con su madre (y hasta hace chistes a cuenta de Psicosis), trabaja de asesino a sueldo y de salvador de mujeres explotadas por tratantes de blancas. Y todo a martillazos. Sí, leen bien: el arma que usa para cepillarse a gente es un martillo. Un día, buscando a la hija de un político, todo se complica.
Voy a obviar que en la publicidad esta película la han vendido como “El Taxi Driver del siglo XXI” porque me da la risa, pero es evidente la influencia del magistral film de Scorsese: la escena del burdel (la mejor de la película) recuerda mucho al tramo final de Taxi Driver. Lo autodestructivo del personaje y la ciudad alienante como telón de fondo también son referencias incontestables. Además hay obvias reminiscencias (en la fotografía y en la banda sonora) de la presuntuosa Drive, del citado Nicolas Winding Refn.
Una pena, porque formalmente la película no está mal. La realización de la directora Lynne Ramsay (Tenemos que habla de Kevin) es más que digna, la fotografía de Thomas Townend excelente y la banda sonora muy original. Quizás se pase de original. Pero, ay amigos, vuelve a fallar lo de siempre: el guión, anoréxico y hasta ininteligible. Porque una cosa es sugerir y otras que no se entienda lo que ves. Intuimos que el personaje fue soldado y que le cascaban de pequeño y todo a base de flashbacks muy artificiosos. Otra vez nos encontramos con uno de esos guiones a los que Sidney Lumet se refería como guiones “de patito de goma”. Es decir: al protagonista le quitaron su patito de goma, trauma que iremos conociendo poco a poco, o verbalmente o con saltos en el tiempo. Trauma barato, claro. ¿Se acuerdan de esa premiada cosa titulada Manchester frente al mar, también comentada en cuartopoder.es? Otro ser atormentado (Casey Affleck, amiguete de Phoenix), otro guión “de patito de goma”.
Lo peor: su espantoso final, gratuito y artificioso. La película está muy mal acabada.
Lo mejor: la escena en el burdel, todo en blanco y negro y con cámaras de vigilancia.
El plan B:
Asesinato en el Orient Express. Tras la entretenida versión de Sidney Lumet, con un reparto de vértigo y que logro hasta un Oscar (de seis nominaciones) para Ingrid Bergman, Kenneth Branagh se encarga de su remake con un reparto encabezado por Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp y Michelle Pfeiffer. No tan bueno como el que logró Lumet.
El resultado, según The Guardian, es “un desastre polvoriento y pasado de moda”. Para Variety “un fracaso con un infame giro final” y para The Times “errática”. Ustedes mismos.
De risa eso de que todo mundo se olvida de WKW…
Hong Kong desde los 90’s a la fecha a multiplicado su turismo, no hay lista que no este coronada por un título del hongkones (alrededor del mundo), Gong Li, Tony Leung, Maggie Cheung y un largo etcetera son referencia obligada por multiples razones, y por WKW, siempre en alguno de esos festivalitos las leyendas de pasillo se dedican a esta o aquella del estreno de 2046 o los cansancios de Happy Toguether…
Tu crees que la fina orda de adoradores de In the mode for love la olvidarán algún día?
Quien sabe como verás tu el Cine.
2046