Durante los más de veinte años que el PP estuvo al frente del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, no puede decirse que hicieran mucho para promocionar la cultura en la capital. Más bien puede decirse lo contrario. El saqueo y el descuartizamiento de la Sanidad y la Educación en todos los niveles se correspondieron con una vistosa campaña de destrucción cultural que, si dejó algún títere con cabeza, fue únicamente por incompetencia, no por falta de ganas. En su continuidad ideológica con el franquismo (que nunca han ocultado, por otra parte), los sucesivos gobiernos de gigantes y cabezudos en el Ayuntamiento hicieron suya aquella célebre proclama de Millán Astray: "Abajo la inteligencia, viva la muerte".
En pocos ámbitos ha sido tan visible esa barbarie como en el de la música. No hay más que advertir que, durante más de dos décadas, una de las grandes capitales de Europa sigue sin contar con recintos adecuados para conciertos de rock y jazz multitudinarios. En pleno auge del ladrillo tampoco se hizo mucho para remediar el desastre, excepto rebautizar los teatros supervivientes -los pocos que van quedando- con el nombre de heladerías y de circos. El Centro Cultural Fernán Gómez en la plaza de Colón ha sido la excepción que confirma la regla.
Por ceñirme únicamente al terreno del jazz, yo todavía recuerdo con fervor los conciertos a los que asistí a mediados de los ochenta, con Tierno Galván y con Barranco en la alcaldía: Oscar Peterson, Michael Brecker, Keith Jarrett en el Auditorio Nacional (al que sólo vi pasar de refilón porque quedaba fuera de mis posibilidades), Pat Metheny y el gran Miles Davis, dos veces, nada menos. Este verano el programa de las Noches del Botánico ofrece, del 27 de junio al 29 de julio, un ramillete de conciertos que va del heavy metal al indie, y de la canción protesta latinoamericana al jazz más exigente: Patti Smith, Wilco, Marillion, Seal, Quilapayún, Mariza. Para los nostálgicos, The Alan Parsons Project y The Electric Light Orchestra. Para los metaleros, Steve Vai Passion and Warfare en su gira de 25 aniversario.
Ya que hablaba de jazz, me voy a detener un poco más en los dos espléndidos guitarristas que van a visitarnos. El 19 de julio, John McLaughlin & The 4th Dimension, es decir, uno de los nombres esenciales del jazz-rock, acompañado de un trío de lujo que incluye a Gary Husband en los teclados, a Etienne M'Bappe al bajo y a Ranjid Barot a la batería. McLaughlin es un virtuoso que ha mezclado la música de varios continentes, con especial hincapié en el folclore indio. Fundador de la Mahavishnu Orchestra y de Shatki, tengo que decir que, en mi opinión, a menudo la mano se le adelanta a la cabeza pero también hay que reconocer que es uno de los pocos guitarristas capaz de sentarse a la diestra de Paco de Lucía. La otra gran cita jazzística de las Noches del Botánico -la más interesante, para mi gusto- es la que trae al gran John Scofield escoltado por el piano de Brad Meldhau y la batería de Mark Guiliana, un formidable trío de ases.
Mención aparte merece la visita el día 14 de Robert Plant, el mítico cantante de Led Zeppelin, que regresa acompañado de The Sensational Space Shifters, una extraordinaria banda de apoyo en la que su voz aparece bañada de paisajes desérticos y lunas africanas y en la que temas míticos como Friends o Going to California suenan salpicados de toques étnicos.