Uno se esperaba otra cosa teniendo en cuenta las expectativas, no más, generadas en años anteriores, cuando la crisis arreciaba y Carlos Urroz, director de ARCO, se animaba ofreciendo proyectos renovadores, a la vez que clamaba por una bajada del IVA cultural. Hace unos días se presentó junto a Fermín Lucas, director general de IFEMA, y Luís Eduardo Cortés, presidente del Comité ejecutivo de IFEMA, el programa de la edición de este año, que tendrá lugar entre el 24 y el 28 de febrero, donde ARCO cumplirá 35 años de existencia. Y como gran logro se presentó la creación, en mayo, de ARCOlisboa, la primera franquicia de ARCO en el extranjero, y que pretende ser el puente obligado entre España y Latinoamérica, algo que tiene todos los visos de quedarse en mera intencionalidad, amén de constituirse en segunda sede. La cosa se ha justificado porque el salto a Latinoamérica prometido en pasadas ediciones hay que hacerlo con cautela con el fin de evitar el fracaso.
Este año, es de imaginar que por aquello de cumplir 35 años, no hay país invitado. La pasada edición fue Colombia, pero lo cierto es que las convocatorias de artistas de ese país no generaron las expectativas dadas, algo que en una Feria volcada a lo comercial es cosa grave. Pero ARCO, por muy criticable que sea su programa, lo tiene crudo: tiene que competir con la industria de las principales ferias europeas, como Basilea o Colonia. Pero lo peor es Latinoamérica, con Maco, en México, o Bogotá, y no digamos Miami, que acapara el gran centro del mercado artístico latinoamericano, y colocarse en ese terreno es movedizo, por no decir muy difícil. De darse cuenta de este estado a marear la perdiz no hay más que un paso. Es parte del manual de supervivencia.
De ahí que la sensación que ofrece la programación de este año sea la del acomodarse a lo que hay y esperar tiempos mejores. Y, mientras, se mueven cosas sin gran importancia, por aquello de dar la sensación de que uno se agita, a la vez que se aplazan las decisiones grandes a la espera de que el mercado se revitalice en el extranjero y nos pille la ola. En ese sentido ARCO cumple a rajatabla con las expectativas generadas por la economía española, parece su reflejo.
Los comisarios presentes se encuentran entre lo mejor del sector: Solo Projects, con Lucía Sanromán e Irene Hoffmann, que son los que se ocupan del arte latinoamericano; Opening, con Chris Sharp y Juan Canela, que se ocupan de arte internacional; Javier Hontoria, responsable de llevar la programación artística de ARCO a museos madrileños, como el Cerralbo, el Arqueológico o el Espacio Tabacalera, y, por supuesto, María y Elena del Corral, que serán las responsables de traer las galerías contratadas para celebrar el 35 aniversario de esta edición de ARCO y que tendrá como única representante española a Juana de Aizpuru junto a casas como Lisson, Lelong u OMF. Esta sección se llama Imaginando otros mundos: 35 galerías que realizarán un homenaje a los 35 años que cumple ARCO. Lo que no obsta para que nos preguntemos qué tiene el 35 de número redondo para celebrarlo. No sé que será cuando se cumplan los 40 y, no digamos, los 50.
Respecto a las expectativas de ventas para esta edición, Carlos Urroz se mantuvo optimista pese a los negros nubarrones financieros de estos días, que son especialmente sensibles para mercados tan volátiles como el del arte. En este sentido, Urroz piensa que el éxito de ARCO en ventas va en paralelo con la recuperación económica y que la agrupación de galerías extranjeras por coleccionistas que tuvo lugar en otras ediciones, cuando la crisis golpeaba con fuerza, ha sido favorable para que este año se emplee el 20% del presupuesto para esta modalidad. Reúne a 250 coleccionistas de 33 países, con 150 directores de eventos, aunque Urroz nota que este año son más los que van a venir solos.
En suma, 221 galerías de 27 países, que aumentarán en un 38% las aplicaciones para poder formar parte de la Feria, que este año ha contado con un presupuesto de 4,5 millones de euros y que se centra en los galeristas internacionales, aunque inaugurarán eventos con la intención de atraer mercado joven, como las muestras dedicadas a la fotografía.
Nos referimos antes al programa 'Madrid Año 35', donde 9 museos madrileños, que no programan arte contemporáneo, a excepción de Tabacalera, serán intervenidos por artistas que exponen en ARCO y que comisaría Javier Hontoria. Estos museos son: el Arqueológico, con Fina Miralles; Museo Nacional de Antropología, con Rogelio López Cuenca; Museo Naval, con Mikel Eskauriaza; el Cerralbo, con Oriol Vilanova; Tabacalera, con Adriano Amaral; Museo del Romanticismo, con Fernando García; Casa Árabe, con Khalil Rabah o Embajada de Colombia, con Johanna Calle. Una manera muy inteligente de acercar la Feria al público madrileño que no puede acercarse al recinto de la misma durante el largo fin de semana último del mes de febrero.
En suma, más de lo mismo, lo que puede ser hasta justificado, vistas las realidades del mercado, donde hacerse un hueco es casi imposible y, sobre todo, arriesgado. Ahora, a esperar al día 24, cuando la cosa se inaugure y asistamos al desfile propio de banalidades donde, de vez en cuando, se cuela algo genuino. Esperamos dar noticia.