La mirada lúcida de Rafael Chirbes

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Rafael Chirbes durante la presentación en 2013 de su obra 'En la orilla'. / Efe

La Biblioteca Nacional dedica a Rafael Chirbes un homenaje en forma de exposición bibliográfica que estará abierta hasta el 15 de enero próximo. Pero antes, el 9 de diciembre, recordarán al escritor valenciano amigos y lectores como Manuel Rodríguez Rivero, Marta Sanz –a quien Chirbes prologó su novela La lección de anatomía− y su editor Jorge Herralde.

El autor de Crematorio (2007) y En la orilla (2013) dejó lista para publicar una novela, Paris-Austerlitz, que Anagrama sacará en 2016. Así que, aquellos a los que no les parezca intolerable la literatura descarnada y directa, implacable por su ausencia de juicio, la exposición desnuda de la condición humana sin excusas, podrán todavía leer la letra viva de aquel a quien, por desgracia, le ha caído el telón demasiado pronto, como recuerda en Crematorio.

En los años 80 empezó todo, dice, y recuerda que Solchaga, el ministro, ya se entusiasmó con que en España se podía ganar mucho dinero. Aquella España del 'pelotazo' fue el pisoletazo de salida para la miseria actual. Miseria espiritual, sobre todo.

Chirbes narra el apocalipsis que estamos viviendo desde que en los 80 empezara a gestarse la llamada crisis antes de que asomara el bigotillo el monstruo creado por la avaricia y la ignorancia. Esa década también mosqueó a Tony Judt y lo contó en su Algo va mal, del que ya se ha hablado en cuartopoder.es.

El fin del mundo está aquí y, como suele pasar, la realidad no es tan espectacular como en las películas de Hollywood, no saltan chispas de colores ni arden en llamaradas gigantescas coches y casas, no surgen de las tumbas los muertos pestilentes, como los zombis de Michael Jackson, ni caen torres gemelas por todo el mundo bajo los haces de luz de los platillos volantes. Los jinetes del apocalipsis van con corbata y trajes pulidos, lucen relojes caros y ríen despreocupadamente en sus despiadadas reuniones de negocios. Y mientras, tú “finges que no ves la fragilidad del decorado, de la tramoya, para seguir adelante con tu papel  y dar correctamente la réplica” y así continuar la farsa (Crematorio).

Chirbes recuerda que hasta los antiguos compañeros de viaje, aquellos con los que quería cambiar el mundo, se han ido adaptado cómodamente a las circunstancias. Si no puedes con el enemigo, únete a él. Y así, van engrosando las filas de los mejores amigos de Slim y compañía, al tiempo que dejan poco ánimo en la gente para confiar en promesas electorales por muy bien intencionadas que quieran ser.

Los jinetes del apocalipsis montan en coches lujosos de cristales opacos. No tienen cara de ogros ni se diferencian tanto de la gente corriente que ambiciona tener más dinero para comprarse más cosas. Eso lo cuenta bien Chirbes y de ahí la necesidad de recordarle: para que le lean, para que venza su lucidez sobre la oscuridad con que los que pueden ocultan la podredumbre y la infamia. Como un Cid, después de muerto.

Se puede seguir en directo el acto desde este enlace.

1 Comment
  1. l1u2n3a says

    Hace apenas tres años que descubrí a este magnífico escritor a través de su novela » En la orilla» en la que describe la España de los últimos años de la cultura del pelotazo con la lucidez de alguien que pese a todo lo acaecido conserva esperanza y amor suficiente para sus personajes y la España que hubiera deseado alguien que vivió la Transición y soñó con un país diferente.
    Lástima que se nos haya ido tan pronto.
    Estoy deseando tener tiempo para leer toda su obra.

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