Pascual García
– Después del horror debe de venir la paz... La muerte... Ya sabe, esas cosas que te dejan definitivamente tranquilo, como una res antes de intuir que va a ser sacrificada en mitad del campamento... Porque las vacas no son gilipollas y aunque sientan que se las van a cargar a machetazos no se ponen nerviosas...
– Sí...la paz... No sé qué pudiera ser eso...Con la paz uno estará tranquiló... supongo... No sé...
– Nadie te toca los huevos y nadie te dice qué tienes que hacer porque sería ridículo decirle esas cosas a un muerto... Eso debe ser la paz ¿no le parece? Es posible que sea eso, pero después de unos años en la selva con estos malditos camboyanos tampoco lo tengo claro... Solo viven aquí conmigo matando gente, rodeados de mosquitos, de caimanes y de jodidos 'charlis'... No sé qué será la paz para ellos... Igual la paz es no hacerse preguntas...
– ¿Qué hora lleva, comandante Kurtz?
– La que le fijó el alto mando para que me volara los malditos sesos...
– ¿Y con el capullo ese del surf?, ¿con el rubio? ¿qué hacemos?
– Cómprele una tabla nueva en cuanto llegue al Decathlon de San Sebastián de los Reyes... hágame el favor...