Pascual García
– Así qué quieres escribir sobre mi... ¿Pero realmente vas a escribir sobre tu hija o vas a utilizarme como haces con todo y con todos para acabar divagando sobre tus cosas?
– Bueno, no sé... He visto esta foto que hicimos en vacaciones y he pensado que...
– ¿Y qué vas a escribir? ¿Sabes en qué curso de la ESO estoy?
– ¿En cuarto?... ¿En quinto?...
– No hay quinto, papá... Lo que te resultaría más sencillo es volver a contar a todo el mundo que sé desde muy pequeña –porque tú me lo dijiste, claro– que para no parecer un paleto hay que decir los Stones y no los Rolling, que vi contigo Blade Runner a los ocho años y Alien a los nueve, que los libros que leo son muy gordos y muy malos y que los que escribes tú son mucho más flacos, pero mucho mejores... dónde va a parar... aunque no los compre nadie... ¡Ah! Y que es imperdonable que con quince años no haya visto Casablanca ...No sé que más... ¿Se te ocurre alguna cosa más?
– La verdad es que sí... quería escribir algo sobre la sensación de alivio que me produce el reflejo de las sombras cuando se te enredan en el pelo, cuando juegan a esconderse en el colgante que le compraste a aquel hippy en la playa... No sé. Esas cosas que me hacen sentir bien...
– ¡Cómo no! Otra vez el autor salvándose a sí mismo en el último minuto... Por cierto, no es un colgante... es un pendiente...
– Vaya hombre...
– Por lo menos me dejarás elegir a mí la canción para la historia.
– Por supuesto.
- ¿Aunque a ti no te guste?
– Aunque no me guste.
– Bueno, pues pon esta...