Pascual García
Andamos enredados en pleno Agosto y sigue lloviendo sin parar, como siempre. El polvo del aire se hace Barro con las gotas de lluvia aquí, en la CPLCI (La Casa de los Putos Locos de Coney Island), en el extremo sur de Brooklyn, Nueva York. En Verano puedes coger el Lodo con las manos conforme va cayendo del Cielo, y puedes hacer una Bola con él una vez que se ha depositado en el patio del Frenopático. Puedes metértelo en la Boca y masticarlo, comértelo si quieres, como si fuera una Hamburguesa de cuarto de libra con queso y Pepinillos que ha caído del cielo…el Maná...
— MacMardigan , ¿dónde coño está aquel viejo expediente sobre la troposfera?
— Debe de estar archivado en Mis Pelotas…, señor.
— ¿Cómo?
— Ya sabe, la empresa de guardamuebles que abrió aquel histórico equipo de baloncesto en su pabellón tras la quiebra de la Liga Profesional.
Me acerco a la Ventana. El Cristal Está Sucio, como todo lo demás, pero me deja ver un trozo de Sol entre las nubes Rosas… y el Arcoíris, que ahora solo tiene Tres Colores.
— MacMardigan, acérquese hasta Mis Pelotas y tráigame ese jodido informe. ¿De acuerdo?
— ¿Me puedo llevar su paraguas, jefe?
— Por Supuesto Que No…
Mis Pelotas está en la cara oeste de la Ciudad, a Cincuenta y Cinco minutos en Patinete... Estoy hasta el Gorro de ser un Maldito Becario en Nueva York... Y de este Jodido Bombín...