Lejos están ya los tiempos en que en verano podíamos asistir a un festival de cine en plena canícula que pudiera ser calificado de excelente. La crisis y el recorte brutal a una industria como la cinematográfica se nota en la producción pero también en aquellos eventos que se desarrollan alrededor de ésta, y bien puede decirse que la crisis ha supuesto la casi desapareición de los festivales en verano, quedando reducida la actividad a los centenares de proyecciones de filmes al aire libre que los ayuntamientos de cada ciudad española programan en el verano.
Pero este año el Consejo de Ministros reunido el 4 de julio aprobó un Real Decreto por el que ayuntamientos y otras administraciones no podran exhibir películas con menos de un año de antigüedad desde el día de su estreno en salas con entradas de precio reducido o gratuitas, a no ser que los exhibidores cinematográficos den su permiso si suponen que ello no perjudica a su actividad comercial. Esto es en principio un balón de oxígeno para el sector que por lo menos exige que se cumpla así el control de ventas de entradas y de cota de pantalla, en las que en este tipo de eventos se hacía caso omiso.
Esta situación ha llevado a que este verano la actividad cinematográfica, salvo algún que otro evento que bien podríamos calificar casi de persistente extravagancia, por suerte, se limite a la asistencia de películas ya vistas en las salas y cuya programación tenderá a lo rancio porque así saldrá más barato. Pero los amante del cine, en todas sus modalidades, incluidas las musicales, podrán estar atentos a ciertos eventos que son importantes este verano, aunque brillen por su ausencia los dedicados a los largometrajes. Los tiempos ya no dan para ello.
El año pasado el Festival de Cine de Calanda ya tuvo problemas en el homenaje que se le hizo a Luís Buñuel, problemas económicos se entiende. Este año, poco propicio, Calanda no quiso quedarse sin festival y su director Javier Espada acogió en parte la V Edición de clipmetrajes de Manos Unidas apoyándose en la querencia, casi un deber, que Buñuel tuvo para los desfavorecidos del mundo, se citó especialmente Los olvidados, y cómo, de vivir, hubiera realizado un largometrje semejante al que hizo de las Hurdes. Mal asunto para un festival que llegó con cierta dignidad hasta el verano pasado pero que espera tiempos mejores. Parece ser que Calanda, por ahora, da sólo para la tamborrada.
Pero algo queda. El Festival Internacional de Cine Independiente de Elche, FICIE, tendrá lugar en su 37ª edición del 25 al 31 de julio y se ha convertido con los años en un referente en el mundo del cortometraje. Está patrocinado por la Fundación Caja Mediterráneo y posee el aliciente de descubrir nuevos valores en el mundo del corto que darán, de seguro, el salto al largometraje. Y acoge todos los temas, como los de ficción, los documentales, los de animación, drama histórico, thriller, terror, ciencia ficción. Es un festival muy abierto ya que cualquier usuario puede estar al tanto de las votaciones accediendo a la web del festival. Así, por ahora, sabemos que en ficción, por ejemplo, encabeza las votaciones Cosas de familia, de Jonatan Martínez, seguido de Somniphobia, de Fernando Amado; en la sección de documentales, Kirwani Orchestra, de Miguel López Curau, junto a Galerías, de Julio Pérez del Campo, y en animación donde los jóvenes encuentran un campo de desarrollo de eco internacional, por ahora, el ganador es Compañera de nuestros días, de Martín Sánchez-Lafuente e Israel Vega Paradas y, en segundo lugar, Particles, que firma jjsalsoso.
Del 20 al 27 de julio tendrá lugar la X Edición del Festival Internacional de Música de Cine, en Córdoba, que antes se celebraba en Úbeda, y que es uno de los festivales del mundo más afamados en su género, el de los compositores de bandas sonoras. Hay, además, un Premio, el Jerry Goldsmith, que se otorga anualmente a jóvenes compositores en ocho categorías y promocionar el talento de éstos. Han sido premiados autores como Lucas Vidal, James Paterson o M. de la Riva, que luego han hecho carrera en el cine. Este año el Festival acogerá a figuras como Abel Korzeniowski, que ha musicado a Madonna; Arturo Díez Boskovich, que ahora trabaja como director musical de Los miserables para toda España; César Benito, autor de la música de series como La chica de ayer o El Tiempo entre costuras; Craig Safran, que musicó Pesadilla en Elm Street ; Seven Price o el japonés Toshisuke Watanabe, grandes figuras de las bandas sonoras en la actualidad. Un festival, en fin, que es importante internacionamente en su género y que pasa desapercibido a la hora de nombrar festivales de cine.
Por último el Festival de Cine Mediterráneo de Menorca, una de las grandes citas del verano cinematográfico, acogerá del 14 al 19 de julio un certamen que está patrocinado por Gas Natural y la Academia de Artes Cinematográficas de España. Vivir con los ojos cerrados, de David Trueba, será la película encargada de abrir el Festival, con la asistencia de Natalia de Molina, premiada con un Goya este año como Mejor Actriz Revelación.
Después, se proyectarán películas dentro de los distintos apartados, como el correspondiente al Joven Cine Europeo, proyecciones de cine arabe actual, Zabana, del argelino Saïd Ould Khelifa, por ejemplo, y filmes de cierto éxito como La grande bellezza, de Paolo Sorrentino con cóctel de gin tonic incluido, no olvidemos que estamos en una isla famosa por sus ginebras, o Beauty, de Rino Stefano, dando paso luego a Curt Balear, un espacio dedicado al cortometraje. La entrada es libre aunque hay algunas películas, como la de cine árabe o la correspondiente al cine italiano, en la que hay que pagar entre 3 y 6 euros.
El cine se reinventa, sobre todo en verano que es cuando está vendido ya todo el pescado.