‘Los intelectuales de Stoke’
De George Clooney, un tipo simpático, progresista y polifacético que consigue mantener la sonrisa y la personalidad en el mundo de cartón de Hollywood, la faceta que más nos gusta es la de productor (Argo, Grávity, Agosto… por centrarnos en las últimas), pues la de director y coguionista nos parece interesante pero un tanto desigual (Confesiones de una mente peligrosa, Buenas noches y buena suerte...), y la de actor, como se suele decir, progresa adecuadamente, si tiene un buen director encima.
Han pasado ya dos años desde que dirigiera el brillante thiller político Los idus de marzo y ahora nos sorprende con una cinta bélica que pretende imitar el estilo de las películas de guerra corales con toques de humor de los sesenta (Doce del patíbulo, Los violentos de Kelly …). Sin embargo, el de Kentuky no se ha aclarado con lo que nos quería contar, se ha quedado en un esbozo y nos ha dejado a medias.
El guión está basado en una novela, como suele suceder en las cintas que dirige Clooney, y está firmado por él y por Grant Heslov, su colaborador habitual en las labores de escritura de sus películas. Hasta ahora habían guardado coherencia y cierta solidez en los libretos, por eso nos sorprende tanto yerro, vacuidad y desorganización narrativa en esta historia de un comando formado por intelectuales cincuentones aliados, que hacia el final de la II Guerra Mundial parten al frente con la misión de salvar las obras de arte que puedan de la rapiña o la destrucción nazi, en retirada ante el avance de aliados y rusos.
Clooney plantea la narración en tercera persona, alternando el relato de los hechos por el jefe del comando (Stoke) con las acciones bélicas, y parece que en vez de hacer un guión ha preferido contarnos la novela directamente. No tiene una estructura planificada, apenas consigue elaborar personajes interesantes y la química que se establece entre ellos es la misma que puede saber un estudiante de 6º de primaria. Los momentos de humor se suceden sin venir a cuento, apenas hay emoción y hasta las interpretaciones de los actores, todo un elenco interesante (Cate Blanchett, Matt Damon, Bill Murray, John Goodman, Hugh Bonneville, Jean Dujardin, Bob Balaban o el propio Clooney), quedan eclipsadas por una historia que no ha sabido encontrar ni el tono ni el ritmo ni siquiera el mensaje.
Y por si esto fuera poco, hemos de soportar una sobredosis de propaganda y reinterpretación histórica que daña al intelecto menos preparado y una exhibición de chauvinismo estadounidense no apta para mentes sensibles.
Como apuntábamos antes, Monuments Men ha pretendido contarnos una historia bélica coral con toques de humor, al estilo de Los violentos de Kelly, que protagonizó Eastwood, y se ha quedado en un esbozo, en una parodia de sí misma, en una idea sin desarrollar.
En resumen, cine de evasión y entretenimiento bastante aburrido, sin alma y sin brújula. Otra historia más de nazis en este Hollywod sin ideas. Lo sorprendente es que sea obra de George Clooney. ¿Será que se está convirtiendo también en un patriota? Evidentemente Clooney no es Eastwood, por lo menos de momento, y este comando tan sólo son Los intelectuales de Stoke.
