David Bowie, la genial metamorfosis del ‘marketing’

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Imagen de una de las actuaciones de David Bowie y algunos de los trajes utilizados por el cantante que forman parte de la exposición inaugurada ayer, 20 de marzo, en el en el museo londinense Victoria & Albert. / Bogdan Maran (Efe)

Uno debe descubrirse el sombrero ante cualquier manifestación del genio, incluso cuando en ello haya casi todo de mediático. Al fin y al cabo, en lo que llamamos alta cultura, gentes como Marcel Duchamp y James Joyce utilizaron la publicidad de sí mismos, fueron grandes hombres anuncios, hasta extremos de influenciar grandemente la cultura de todo un siglo: Marcel Duchamp con la idea de que el meollo del arte no estaba en el objeto sino en el espectador, James Joyce siendo disputado por todo el mundillo intelectual, y parte del que no lo era, antes incluso de haber publicado una novela, Ulises, de la que todo el mundo hablaba sin haber podido tener acceso a  ella.

Viene todo esto a cuento porque después de una década de silencio asombroso, se han producido una serie de acontecimientos respecto a la figura de David Bowie, el hombre de los mil rostros, el Proteo de la cultura pop, que bien pueden ser calificados de fastuosos, aunque cuidadosamente programados. Todo empezó en enero, el día ocho, cuando se publicó la canción Where Are We Now? [vídeo al final del post], festejando a la vez el 66 cumpleaños de David Bowie. La canción forma parte de un álbum que acaba de salir hace unos días, The Next Day. Ahí se puede ver y escuchar una balada fantasmagórica que ofrece la fragilidad de un paseo por el Más Allá, Walking the Dead, en un Berlín de antes de la caída del muro, la misma ciudad donde Bowie escribió en la segunda mitad de los años setenta algunas de las canciones más apasionantes de su apasionante discografía.

El intimismo crepuscular del que hacía gala el video, realizado por Tony Oursler, que ya había trabajado en Outside, en el 95, mostraba a un Bowie de rostro fatigado proyectado sobre una muñeca. Metáfora de los rumores que habían crecido en estos años de silencio sobre la presunta enfermedad de este Dorian Gray del rock. Nada más alejado de la realidad, por otro lado. The Next Day es un eco de los mejores, de las más brillantes páginas de Bowie, y el peligro inherente a la operación de corazón sufrida hace unos años está definitivamente olvidada… salvo cuando interesa destapar ansiedades en un momento determinado, como la salida de un nuevo álbum después de una prolongada ausencia y, para colmo, ser sujeto de una exposición en uno de los museos más emblemáticos de la ya por sí emblemática Londres, el Victoria & Albert Museum, que acoge desde el 23 d e marzo una muestra muy ambiciosa, David Bowie Is, del que se han hecho eco todos los periódicos europeos.

Traje diseñado por Kansai Yamamoto para David Bowie en 1973 que se expone en el Victoria & Albert Museum de Londres. / Efe

The Next Day es un homenaje muy bien elaborado a la música de un artista que se homenajea a sí mismo con un descaro fascinante. En el álbum hay para todos los gustos: desde la etapa berlinesa presente en  Heroes, a los impulsos románticos de su etapa glam, en Valentine´s Day encontramos ecos de Ziggy Stardust, en fin un disco de una vitalidad pasmosa, algo raro en músicos de la edad de Bowie, que de continuo se reinventa a sí mismo, incluso en los epítetos que los periodistas le lanzamos, que si el Dorian Gray del rock, que si el monstruo de las metamorfosis, pero lo cierto es que pocos artistas modernos del rock han llegado tan lejos en las relaciones entre música y artes visuales.

De ahí que la exposición del Victoria & Albert Museum tenga una importancia inusitada en un músico vivo, y, además, puntal del rock. Es cierto que Londres es una ciudad que, al igual que Bowie, se reinventa a sí misma de continuo, pero que una estrella del rock entre a formar parte de un museo de la importancia de éste nos habla bien  a las claras de que la cultura pop ha entrado de lleno en los aledaños reservados a la alta cultura. David Bowie ha construido su carrera mediante el recurso a las múltiples metamorfosis. Sus canciones están alimentadas de artefactos , vestidos, videos, pinturas, fotos, maquillajes, escenografías, que muchas veces han sido recursos inteligentes inspirados en las fuentes más soberbias de las vanguardias.

La muestra, que abrirá el 23 de marzo y que finalizará a mediados de agosto, dará la talla respecto a si  esta especie de sujeto con aspecto de extraterrestre pop está llamado a convertirse en un oráculo cultural.  El artista de los mil rostros ha dejado una colección impresionante de objetos coleccionados desde hace sesenta años.

Hay, por ejemplo, un traje de rayas de cuando todavía era un niño, las botas de plataforma en vinilo rojo de Ziggy Stardust, vestidos pioneros en las maravillosas ambigüedades sexuales de que siempre hizo gala, por ejemplo, el traje de Pierrot presente en Ashes to Ashes, pasando también por manuscritos, pinturas, y, sobre todo, en todo este caleidoscopio extravagante, no se nos deja de relacionar en carteles muy llamativos y reiterados las concomitancias entre David Bowie y Marcel Duchamp, entre David Bowie y Andy Warhol, entre David Bowie y Fritz Lang, y no sólo estos, sino Lindsay Kemp, J.G. Ballard, a quien esto le hubiese hecho mucha gracia, incluso Vladimir Nabokov, a quien no le hubiese hecho ninguna, en una voluntad de hacer pasable, culto, relacionado con lo más florido del fetichismo de la alta cultura, del arte de vanguardia, a un artista de la cultura del rock que no necesita de este tipo de pedigrís para demostrar su valía.

Y todo ello porque Bowie no deja de ser un genio mediático. Diez años de ausencias, quizá por haber cuidado a su hija, como quiere la leyenda, han hecho que su vuelta haya adquirido un cariz brutal: rumores, sesenta cumpleaños, vídeos antes del  lanzamiento de The Next Day, lanzamiento del álbum, exposición en el Victoria & Albert Museum. David Bowie ha conseguido que este medio año sea en lo que concierne a la música rock el semestre de Bowie. Ni siquiera el nuevo disco de Jimi Hendrix ha oscurecido la refulgente aparición de The Next Day. Y por si fuera poco la exposición del Vitoria & Albert Museum, y la difusión en la prensa. Abrumador.

1 Comment
  1. paco otero says

    decididamente ,ya estas mas que confirmado en la lista de mis guionistas(esos que sin saberlo ellos/tu) sois la fuente en la que me inspiro para mis trabajos de caricato…al día de hoy sois: Gabilondo Izquierdo Vicens M. A. Aguilar, del Pozo, Grau y Tu…eh, eh a los listos de turno,de adulación o peloteo nada de nada, sencillamente;son sois alta y profunda cultura…Y AHORA ME VOY A LA PELU PARA HACERME LOS RASTAS, QUE MAÑANA TENGO MANI…

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