Baile terapéutico para locura de amor

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Cartel_El_lado_bueno_de_las_cosasLa presencia de los hermanos Weinstein en la producción de esta película es la razón principal de que tenga ocho nominaciones a los Oscar: en las categorías de película, director, guión adaptado y montaje, además de las cuatro de interpretación. Pero no es la película del año como nos dicen, si no una cinta que exuda corrección política y que vende la redención de unos niños malos por el amor como una historia transgresora sin adentrarse demasiado en los conflictos individuales y pasando de puntillas por los sociales.

Quizá la interpretación sea lo más destacable de ella. Y, si bien todos los actores cumplen sobradamente con su cometido: el guaperas Bradley Cooper (Resacón en Las Vegas…) y la brillante y enigmática Jennifer Lawrence (Los juegos del hambre o la fabulosa Winter´s Bone), incluso Robert De Niro, que hace tiempo dormía la siesta, nosotros nos quedamos con la interpretación de Jackie Weaver (Animal Kingdom) en el papel de la madre.

Su director, David O. Russell, es un gran creador de ambientes, ya sea en zonas urbanas residenciales, como aquí, o suburbiales, como en la estupenda The Fighter. En esta ocasión nos plantea una comedia dramática romántica localizada en un barrio de Filadelfia, en la que un joven algo neurótico que ha pasado ocho meses en un psiquiátrico por partirle la cara al amante de su mujer vuelve a casa de sus padres, bajo custodia vigilada y con orden de alejamiento, decidido a recuperar el amor de aquella. En su cruzada amorosa conoce a una vecina problemática, a la que el dolor por la muerte violenta de su marido le condujo a la ninfomanía, que le ayudará a conseguirlo.

La primera parte de la película es la más interesante. En ella se presentan los personajes y sus conflictos, y empezamos a pensar que estamos ante otra película costumbrista como la anteriormente mencionada del director, al estilo de las de Mike Leigh. Pero a medida que avanza la historia y aparece el personaje de Lawrence,  la película comienza a adquirir un sabor dulce y un gestó tontorrón que nos despista bastante y que culmina con una parte final acaramelada y sin sustancia, pero muy “académicamente optimista”, con numerito de baile incluido.

Digamos que El lado bueno de la vida es una película para pasar el rato sin pretensiones. Si las tienes, puedes pensar que es una historia sin el tono adecuado y en la que te aburre bastante todo menos la música. Pero, ya ven, se ha colado en los Oscar por la puerta grande por una razón de peso que empieza por W. Que se lo digan a Pé.

3 Comments
  1. celine says

    Pues no creo que la vea. Mucho tiempo sin pasarse por aquí, ¿eh? Así no hay quien vaya al cine. Me han hablado muy bien de la de Hanecke, ¿será verdad?

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