El hombre que dijo ‘dos’

Pascual García

-Está usted en contacto con la Policía Municipal. Si quiere que le atienda un agente amable diga uno, si quiere que lo haga uno borde diga dos, si quiere que no sea ni amable ni borde diga tres.

-Uno.

-Policía Municipal, ¿en qué coño podemos ayudarle?

-Perdone, pero he dicho uno.

-Este es el uno, amigo, ¿qué deseaba?

-Lo cierto es que he sido testigo de unos hechos ciertamente comprometedores y no sé qué hacer.

-Ya sabe que la conversación se está grabando por su seguridad y toda esa mierda, ¿no?

-Sí.

-Pues, si quiere, cuéntemelo a mí, señor.

-Verá, es que esta tarde he ido a esperar a mis hijos al cole, como todas las tardes, y he visto como el coche patrulla de unos compañeros suyos, unos policías municipales, ocupaba el carril bici durante más de veinte minutos. No parecían tener prisa.

-¿Y cuál es el problema?

-Es que nada más arrancar y bajar del susodicho carril a la vía, uno de los agentes, el que no conducía -eso también se lo digo-, ha sacado la libreta para apuntar las matrículas de dos vehículos que acababan de llegar para recoger a los niños del cole y que también han aparcado en el carril bici, como ellos, pero mucho menos rato.

-Y claro, quiere usted recomendarles para una mención honorífica por haber cumplido con su deber.

-Eso es.

-Espere que le paso con el departamento de Quejas y Condecoraciones…

-Está usted hablando con la Policía Municipal. Si quiere proponer una mención honorífica para un agente diga uno, si quiere denunciar a un agente diga dos -si es así y hay niños junto al teléfono, dígales que se vayan-, si quiere conservar al menos la mitad de su rostro una vez que finalice esta conversación diga tres.

-Niños, salir de aquí… Dos.