La soledad doliente y la piel redentora

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Algunos podrán ver reflejada su parte más oscura y otros no entenderán nada. Shame es una película incómoda como el viento y áspera como los adoquines de una ciudad, que nos cuenta una historia de hondo sufrimiento emocional, en la que un ejecutivo de mediana edad conjura su devastadora soledad y su incapacidad para establecer lazos emocionales con nadie mediante una destructiva adicción al sexo de toda índole: masturbación, pornografía, internet, prostitutas, encuentros esporádicos…. La inoportuna visita de su hermana, frágil y dependiente, le provocará una cierta introspección y hará que ambos perciban al otro como un espejo en el que se reflejan involuntariamente sus propios fantasmas interiores.

La ciudad más cosmopolita del mundo, donde viven los protagonistas, se convierte de la mano del director Steve McQueen en un poema maldito, en una canción triste, en una carrera perdida, donde la noche, la lluvia y el hormigón son las branquias de los náufragos que sucumben a diario en una batalla contra nadie, contra todos, contra sí mismos. El Nueva York de McQueen es un blues viejo, un monstruo que al anochecer engulle por sus alcantarillas los sueños de sus habitantes, mutantes afectivos que todas las mañanas se vuelven a jugar su destino a una sola carta en los vagones del metro.

Este director británico, procedente del videoarte y que hace unos años nos sorprendió con Hunger, la crónica de la huelga de hambre del miembro del IRA Bobby Sands, ha sabido contarnos con la aspereza requerida este relato perturbador de la derrota, el miedo y la pérdida. Son sus bazas una puesta en escena tenebrosa, una realización vanguardista y experimental, planos interesantísimos, una narrativa original, y una brillantísima interpretación de Carey Mulligan (An education , Driver ...) como la hermana suicida e igualmente dañada, y de un valiente Michael Fassbender (Un método peligroso, Fish Tank, Malditos Bastardos…), como este hombre afligido que se aferra a salvavidas de piel anónima y sueños imposibles para no caerse por el profundo abismo de su corazón reseco.

Shame es como una tormenta de verano, incómoda y extraña. A unos les gustará mucho y a otros poco. A mí me ha gustado más al recordarla que al verla, aunque durante la proyección no pudiese pestañear y me estuviese revolviendo de angustia y pena en la butaca.

1 Comment
  1. hook says

    Enganchados a la vida
    Enganchados al sexo
    Enganchados a la muerte

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