A pesar de la opinión mayoritariamente favorable de la crítica y de la buena respuesta del público en la taquilla durante su primera semana –ahora parece que se está desinflando un poco- a nosotros no nos acaba de convencer la última película del especialista en cine de terror Jaume Balagueró.
Este director catalán, responsable en solitario de productos interesantes como Los sin nombre, Darkness o Frágiles y junto a Paco Plaza de la saga Rec, ha abandonado el género de terror propiamente dicho y se ha adentrado en las movedizas arenas del "thriller" y el suspense con una historia sobre el mal encarnado en un portero de una casa de Barcelona que de noche se dedica a indagar en las vidas de sus inquilinos y a hacerles la vida imposible, especialmente a una joven llena de alegría y felicidad, de la que al parecer se ha encaprichado.
Este portero siniestro, trasunto lúgubre y perverso de Gregor Samsa, que interpreta con sus ademanes de siempre y su inevitable acento gallego Luis Tosar –la versión recauchutada de Resines-, no nos ha provocado miedo, intranquilidad o repulsión, antes bien, un poco de cansancio por la lentitud de la trama, la ausencia de atmósfera y la poca definición de los personajes. En vez de un largometraje parece un triller de situación basado en la suma de putadas que este portero es capaz de provocar a sus vecinos.
Del protagonista sabemos por él mismo que es un infeliz que desea hacer infelices a los demás; de su antagonista, interpretada por Marta Etura -la pareja en la vida real de Tosar-, que es muy optimista y tiene un novio en el extranjero; y del resto, incluyendo una niña de la que no conocemos muy bien su misión dramática, casi nada ni falta que hace.
Decíamos que Etura es la antagonista porque la historia está contada desde el punto de vista del portero con la incuestionable intención de provocar cierta identificación del respetable con el personaje principal, a pesar de su malevolencia, cosa que Balagueró consigue sin dificultad con un guión planteado en primera persona, situando la cámara en su punto de vista y alternado planos cortos con otros "poco limpios".
Creemos que a esta película le ha faltado un poco de profundidad psicológica en el personaje principal y algunas escenas de verdadera tensión y miedo. Sinceramente, viendo el anuncio en el cine o el trailer en la internet de Mientras durmes se ha visto todo excepto el retorcido final, que, por cierto, viene a arrojar un poco más de confusión en cuanto al tono y las intenciones.
En definitiva, una película correcta que se mueve entre el suspense, el “thriller” y el terror como bajando y subiendo las escaleras de esta casa señorial sin un criterio definido –como haría un gallego-, excepto el de que en el sótano habita un engendro entre cucaracha y botones sacarino en versión cabrona que por la mañana sonríe con la misma cara de póquer de todos los porteros del mundo a pesar de lo que saben de nosotros y por la noche nos jode la vida.
A mí me ha gustado la película, creo que consigue sus objetivos: crear intriga, mantenerte en suspense y pegado a la silla y llegar a ver las cosas del lado del malo. No diría que se trata de cine de terror, sino de un thriller psicológico, cruda descripción de lo que una mente enferma puede llegar a hacer. Quizá el que se espere un filme de primera se pueda decepcionar, pero a mí me ha aportado lo que esperaba, ni más ni menos.