Antes de que termine el año, un acontecimiento animará el Bronx Sur, no hace mucho tiempo, uno de los barrios más infames de Nueva York -aunque quede cerca de Manhattan- fuente de los escenarios más cutres y siniestros de las películas con que la industria del cine ha ido definiendo una estampa completa de los Estados Unidos. Tras el far west, la épica actual de sus ciudades y de la depauperación creciente de su sociedad.
Al parecer, el Bronx Sur, que fue pasto de incendios por la especulación de la vivienda hace casi 20 años, está siendo recuperado casi silenciosamente, gracias a iniciativas como la que nos ocupa y que está culminándose estos días: realojamientos dignos a precios asequibles para familias con salarios modestos. Por ejemplo, la llamada Via Verde, (ellos lo escriben sin acento). Se trata de un edificio de tamaño considerable, veinte pisos de alto, con vistas al mar, que abraza un enorme patio donde crecen árboles frutales y se abren espacios para pasear, charlar, encontrarse con los vecinos, exactamente como en cualquier pueblo meridional de Europa, de los llamados PIGS, por ejemplo.
La idea salió –hace cinco años- de la mente de Shaun Donovan, actual asesor de Vivienda y Desarrollo urbano de Barack Obama, cuando era concejal de lo mismo en la ciudad de Nueva York. Lanzó un concurso para edificar viviendas protegidas que ganó un peculiar equipo formado por un promotor conocido, al parecer, por su compromiso social, Jonathan Rose y el grupo Phipps Houses, que promueve viviendas sociales sin fines lucrativos. Estos reclutaron a unos refuerzos fundamentales, Grisham Architects, unos tipos finísimos de Londres a los que esto de la vivienda subvencionada les sonaba a chino, y Dattner Architects, de Nueva York, muy familiarizados con la construcción de viviendas protegidas.
¿Por dónde empezar? Fue la primera cuestión. Y empezaron por patearse la calle para preguntar a los vecinos cómo les gustaría que fuese su casa. Respuesta: un lugar saludable en el que poder vivir. Y es que la gente cuando se pone a pedir no tiene freno. Veamos la foto humana del Bronx: abundan los enfermos de asma, los obesos, parados, gente poco feliz. Hay muchas menos fruterías o panaderías que en el resto de barrios neoyorquinos, pocos hospitales, ninguna de las facilidades que hacen de NYC una ciudad tan envidiable para algunos.
De modo que, en el dibujo de la casa, colocaron una clínica en los bajos, para que el acceso de enfermos fuera sencillo; el gran patio central abrazado por los apartamentos con facilidad de ventilación por todas partes, con tejados verdes donde los vecinos cultivarán y cuidarán sus verduras, escaleras atractivas, delante de los ascensores, para alentar a la gente a usar las piernas, ventiladores en el techo de las casas para disuadir del uso de aire acondicionado, una orientación del edificio de modo que aproveche al máximo la luz solar, un soberbio spa en el mejor sitio del complejo desde donde se abre una magnífica vista: el jardín de frutales y la huerta de 40.000 metros cuadrados. Una arquitectura atractiva para pobres. ¿En serio?
El experimento parece estar saliendo bien. La gente puede solicitar su casa rellenando un cuestionario detallado: hay que tener en cuenta los salarios y las posibilidades de pagar. Aparentemente, quedan bastantes apartamentos libres lo que no sé si habla a favor de la casa o, por otra parte, quiere decir que las cosas se están haciendo con calma y sopesando las aptitudes de los solicitantes.
Inevitable recordar los intentos de cosas parecidas, aunque más modestas, en España. El edificio de viviendas asequibles de Sáinz de Oíza, cerca de la M30, en Madrid, un proyecto de 1986, con forma semicircular y ladrillo rojo, quizás olvidó la parte verde, ya que se decía no había plantado ni una pobre acacia. Creo que fue injustamente criticado y me propongo visitarlo a la que pueda, para comprobar in situ cómo ha evolucionado con los vecinos dentro.
O las buenas intenciones, más de diseño, de la zona 22@ de Barcelona, donde se idearon viviendas protegidas para singles con inclinaciones artísticas y profesionales. No sé qué habrá sido del proyecto pero, según la marcha de recortes del muy honorable Artur Mas lo más seguro es que se haya quedado congelado.
También habrá que esperar para ver si la Via Verde neoyorquina marcha como debe, sin que pase lo que suele pasar, que resulte tan atractiva que los burgueses de Manhattan, donde las casas son prohibitivas, se acaben mudando al costroso South Bronx, ahora renovado, dejando a sus habitantes naturales, negros e hispanos tirando a pobres, con dos palmos de narices. Brindemos porque no sea así.
Un tema muy bonito. Y esperanzador.
Interesante artículo y con enlaces muy completos. A ver en qué queda todo esto, pues yo siempre me acordaré del personaje de Precious, película devastadora de la que en cuartopoder se hicieron eco (https://www.cuartopoder.es/cineytv/%C2%BFuna-pelicula-familiar/64).
Saludos