Pascual García
Érase una vez que se era la pera limonera y, además, tres cerditos que no habían hecho nada malo pero que estaban cagados de miedo porque había un lobo mentiroso y tramposo que hacía lo que le salía de los huevos en los bosques de Wall y de Street. El lobo Inodoro -que así es como se llamaba el cánido- no era ni alcalde ni diputado ni nada de nada ni nadie le votó nunca ni le invistió de autoridad para hacer ninguna de las cosas que hacía, pero había conseguido, con la ayuda de Dios, que los cerditos bailaran al son de su déspota y caprichosa melodía. El lobo Inodoro se dedicaba a pasear por el bosque y a putear a los cochinos que encontraba en su camino. Un día, en medio de un cañaveral, el lobo Inodoro vio la cabaña de paja de Telorruego, el cerdito griego, que se metió en su choza buscando refugio. Pero el lobo sopló, sopló y sopló hasta que su casita derribó. Inmediatamente después, se dirigió a la morada de Madera-Zapatera, la cerdita que te desespera, y sopló y sopló y sopló y su casita derribó. El lobo Inodoro, que era un hijo de la gran puta, siguió andando por el bosque hasta que dio con la casa de Juanillo, que estaba hecha de ladrillo. El maldito lobo sopló y sopló y sopló para derribar la construcción y, cuando estaba a punto de conseguirlo, Juanillo, un cerdito con dos cojones que creía en la democracia y en la justicia, un cerdito revoltoso que no soportaba ni la mierda ni la mentira, salió por la chimenea de su casa de ladrillo y, con mucho cuidado, se situó detrás del lobo Inodoro y le metió diecisiete tiros en la nuca. Moraleja: ya me lo dijo mi vieja, cuando venga el lobo, lo cazas y lo despellejas.
Jajaja. Bonito cuento de final más que feliz
«Josús, como ha cambiado este cuento» q diría el lobo… efectivamente, final feliz.
?donde esta la casa de ladrillo¿ (sindicatos y partidos de izquierda) y porque no se ancarga el poder político, del cabrón del lobo y deja de darle de comer en lugar de cargarselo
Sería conveniente no dejarse engañar por el lobo convitiéndonos en «carnaza» para ser devorados. Hay demasiada permisividad por parte de los que manejan el poder, que consienten que lobos sin escrúpulos se aprovechen la de debilidad de los incautos. ¿Acabará alguien con esto alguna vez…?.
Un articulo escrito con dos… y ademas con mucho sentido del humor, un humor triste, pero humor. Viva tu madre Pascual por hacerte así.
Pena que el final sea fantástico. Siempre podemos soñar que algún día se hará realidad.
Ahora Caperucita puede ir tranquila a visitar a su abuelita
Diecisiete tiros… ¿Y no te parece que se quedó un poco corto?
Cuento de obligada lectura en guarderías y parvularios.