Muerte en París: Federico se despide

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Jorge Semprún, en una imagen de 1989, cuando era ministro de Cultura en el Gobierno de Felipe González. / A. Martín (Efe)

Hace unos días, en uno de sus viajes periódicos a Barcelona, Juan Goytisolo había comentado a un grupo de íntimos que Jorge Semprún estaba muy mal. Su gesto contenido pero muy serio anunciaba lo peor. Federico Sánchez – su nombre de guerra, su alter ego literario también- ha muerto, esta vez de verdad, en su casa parisina.

Era más conocido en París que en Madrid, a pesar de haber nacido aquí y de haber ejercido varios años como ministro de Cultura con el gobierno de Felipe González. Monsieur Sempgan, como se le conocía en la Villa, descendiente de ilustre familia, se había propuesto crear una red de bibliotecas públicas que funcionaran tan bien que ningún español se resistiera a leer buena literatura. Falló en eso.

Semprun había padecido el tormento de los campos de exterminio nazis, en Buchenwald, al formar parte de la resistencia francesa a los invasores alemanes, cuando ya era militante del Partido Comunista. Corría el año 1943. Pasado el tiempo, ya en 1964, JS salió tarifando del Partido por antonomasia, en medio de un gran escándalo: de todo esto van a poder leer largo y tendido en la prensa escrita.

Su vida y su escritura se confundieron en varias ocasiones, una vida más cargada de peripecias que la media de la humanidad. Le tocó vivir un tiempo de encrucijadas y jugó sus cartas como creyó que debía hacerlo.

Fue un hombre valioso, un intelectual sobresaliente y, seguramente, un político mediocre. Pero esta tacha casi carece de importancia a estas alturas.

Quedan en la tierra sus libros para quien quiera leerlos: El largo viaje, Autobiografía de Federico Sánchez, La escritura o la vida, Veinte años y un día, entre otros. Ha sido mimado por los premios literarios, desde el célebre Formentor al Planeta, acaso menos honroso; los libreros alemanes le dieron el Premio de la Paz, en una feria de Francfort donde, aún lo recuerdo, pude escucharle en animado debate con un interlocutor francés al que he olvidado.

Ha sido guionista de cine y televisión, su actividad creadora, no siempre brillante, le dio buenos momentos. Ha sido la suya una vida vivida, aventurada, escrita y aplaudida. Casi nueve décadas de existencia dan para decir que ha sido un éxito. Sólo le resta, por tanto, descansar en paz. Que así sea.

4 Comments
  1. me says

    Una vida «vivida» y larga, como pocos.

  2. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    ¡Siempre, aún sin saberlo o desearlo tú, fuiste guía de tantos que vieron, que te vimos, como un ejemplo a seguir!
    Hoy nos dejas, así es la cosa, todo lo que tiene principio ha de tener un final, pero, tiene su gracia… sí, tiene su gracia que nos dejes huérfanos y desamparados.
    ¿En quién vamos a mirarnos para que, no nos de vergüenza vernos?
    ¡Adios, Maestro!

  3. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    Entiendo muy bien que en cuestión de gustos nada hay escrito. Lo se.
    Don Antonio López y sus «hiperrealismos» a un servidor le cansan.
    -Elena Asins,
    -Lygia Pape (hoy el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía), -Palazuelo, o,
    -(con toda modestia, yo mismo en otro momento),
    con nuestra diferente o diferenciada formación, de la formación o personalidad, la de cada uno de nosotros, en nuestra personalísima idea del «concretismo» o «abstracción geométrica» llega, con mucho, más allá de lo que, formalismo se nos ofrece por esos mundos…
    Einstein:
    «Si pinto un perro como mi perro, tendré dos perros, pero no una obra de arte.»

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