La sosias española de Ken Loach

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Hay un refrán español que dice “Dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición”. Es lo que parece haberles sucedido a Icíar Bollaín y Paul Laverty, guionista habitual de Ken Loach; quienes además de coyunda parecen compartir ahora gustos narrativos. La primera película que no escribe, o coescribe, la madrileña -lo hace su pareja- ha cambiado el intimismo y la búsqueda de emociones individuales por el realismo social y la reivindicación de la justicia universal. También la lluvia parece una cinta de Ken Loach rodada en español, lo que a nosotros nos parece fantástico.

Icíar Bollaín, de quien admiramos todos sus trabajos desde sus inicios en la dirección (Hola, ¿estás sola?, Flores de otro mundo, Te doy mis ojos y Mataharis), aunque no nos suceda lo mismo con su carrera interpretativa, ha rodado una película coral y combativa, que con una producción abultada (5 millones de euros) ha conseguido hacerse con varias nominaciones a los premios Goya y representar a España en la categoría de mejor película de habla no inglesa en los próximos Oscar hollywoodienses, de los que, por cierto, daremos en su momento cumplido comentario aquí.

También la lluvia cuenta el rodaje de una película sobre uno de los viajes de Cristóbal Colón a América, que se complica por los acontecimientos que suceden en una de las localizaciones, Cochabamba (Bolivia), donde una compañía de agua estadounidense pretende privatizar el servicio de distribución y saneamiento. Los ciudadanos se alzan en violentas protestas, lo que hace extremadamente difícil la conclusión de la película, pues a parte de los disturbios sociales, uno de los protagonistas, quien encarna al jefe indígena Hatuey, es un activo líder sindical. Los hechos de contexto, reales como la vida misma, sucedieron en 2000 y supusieron la renuncia de las pretensiones privatizadoras.

Parece, pues, que Icíar Bollaín ha querido hacer una comparación entre la primera explotación de estas tierras vírgenes por los colonizadores españoles y sus habitantes con las que siguen haciendo actualmente algunas grandes empresas multinacionales. La corona española y el sacrosanto mercado, dos realidades semejantes bendecidas por dios y casi todos y separadas por 500 años de lucha social, ese es esencialmente el trasunto de la película.

A pesar de esta decidida volunta social hay también lugar para las emociones y las relaciones personales intensas, suponemos que por la contribución velada de Icíar Bollaín al guión. Es lo que sucede entre el dirigente sindical y jefe nativo, interpretado con hondura por el director boliviano devenido en actor Juan Carlos Aduviri, y el productor de la cinta, a quien pone rostro Luis Tosar con corrección pero sin la brillantez de Karra Elejalde, quien encarna magistralmente al honesto, atribulado y cínico actor protagonista que hace de Colón y por quien apostamos decididamente en los Goya al mejor actor de reparto.

Entre ambos personajes, sindicalista y director, surge una amistad profunda fruto del entendimiento y la comprensión, y desde una relación de explotación alcanzan otra basada en el respeto, la tolerancia y la ayuda, en una especie de paradigma sintético de cómo deberían ser las relaciones entre países, tesis inequívoca planteada por los responsables de esta cinta en el guión, la dirección y la producción (Morena Films).

Los cuatro planos dramáticos que a nuestro parecer tiene También la lluvia -rodaje, película, contexto social y relaciones personales- se imbrican con agilidad y coherencia y las acciones cambian con fluidez y sin sobresaltos de uno a otro confluyendo en los intensos momentos finales en una resolución elegante y sin ambigüedades, aunque mínimamente forzada en algunos aspectos. El oficio de Laverty es admirable.

Como lo es el también el de Bollaín, quién ha rodado una película difícil con mucho talento, rodeándose de buenos profesionales y mezclando con pericia la denuncia social con la calidad cinematográfica. También la lluvia es una de las sorpresas agradables que nos da de vez en cuando el cine español. Aunque parezca una cinta de Ken Loach. Por ésta y otras razones ideológicas parece bastante improbable que en Estados Unidos le reconozcan su mérito. A mí y a quien me acompañaba nos gustó mucho.

3 Comments
  1. hook says

    Como diría Sam Peckinpah:
    ‘Bring Me the Head of Icíar Botellín’.

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