ELECCIONES EN CATALUNYA
Nuevas mayorías y mensajes en Catalunya: el momento de enfrentarse al problema
- El problema territorial continúa vivo a pesar de la pandemia
- Gran apuesta por el diálogo para solucionarlo
- Rechazo a la vía represiva
- Una abrumadora mayoría de izquierdas
Tras conocer los resultados electorales del pasado domingo de Catalunya, la cobertura mediática se centra en los posibles pactos que habrán de dar lugar a un nuevo Govern en Catalunya. Más allá de este divertido juego para platós y tertulias, que permite hacer sumas y restas e ilusionarse con distintas mezclas de partidos para el futuro equipo de gobierno catalán, que anima a seguir con lupa las declaraciones de representantes de políticos en ruedas de prensa y a buscar la filtración periodística en las múltiples mesas de negociación que se abrirán entre las fuerzas políticas, la ciudadanía catalana ha mandado unos mensajes claros. Analizamos los mensajes políticos (el qué) que han lanzado las urnas según las nuevas mayorías en torno a los resultados del 14-F y que trascienden de quién y cómo se conforme Govern.
1. El problema territorial continúa vivo a pesar de la pandemia
La pandemia y las crisis económica y social derivadas de la misma han dejado en un segundo plano una serie de problemas políticos atávicos del Estado español. Los medios de comunicación (sobre todo desde su mirada madrileña) han dejado de dar relevancia informativa (hasta cierto punto algo entendible pues la covid-19 requiere de todos los esfuerzos periodísticos para comprenderla) a uno de los problemas que más se ha tensado en los últimos años, el territorial.
Para muchos, parecía una página pasada hasta ayer. Sin embargo, cuando hace 13 meses tomaba posesión el actual Gobierno de coalición en el Estado, estaba claro que uno de los mayores retos a los que tenía que hacer frente era a la crisis territorial, concretamente la catalana, que había llegado a su punto más álgido en el otoño de 2017, con el 1-O, la respuesta a la represión del 3-O y la declaración de independencia del Parlament. Además, en el otoño del 2019, la sentencia del Tribunal Supremo contra los dirigentes independentistas y las protestas de este movimiento en Catalunya como respuesta volvían a poner la máxima tensión encima de la mesa política. Y el Gobierno consiguió un acuerdo con ERC para facilitar su investidura en el Congreso por el cual había de afrontar el problema mediante una mesa de diálogo entre Gobierno y Govern que ha quedado relegada a la nada en los últimos meses.
El independentismo ha conseguido ampliar su presencia en el Parlament. Los tres partidos independentistas (ERC, JxCat y CUP) consiguen la friolera de 74 diputados, en 2017 lograron 70. Además (si se suman los votos del PDeCat que no entra en el Parlament), logran más del 50% de los votos. Catalunya apuesta de forma clara por la autodeterminación como forma de solucionar el conflicto territorial y de encaje en el Estado. Este es un mensaje claro del que no se puede hacer la vista gorda.
A esto hay que añadir otro factor. El pasado mes de julio, las elecciones vascas y gallegas también supusieron un aumento de las fuerzas soberanistas e independentistas en sus respectivos parlamentos. En el vasco, PNV y EH Bildu tienen 52 diputados de un total de 75, una amplísima mayoría. En el Pazo do Hórreo, el BNG se convertía en primera fuerza de la oposición al PP de Alberto Núñez Feijóo con 19 escaños de 75, por delante de los socialistas.
2. Gran apuesta por el diálogo para solucionarlo
Otro de los mensajes de la noche electoral de este febrero fue que los dos partidos más votados (PSC y ERC) son los que acordaron abrir el diálogo y la negociación para este conflicto nacional. El segundo mensaje es precisamente este: Catalunya apuesta por el diálogo con el Estado para solventar la crisis territorial. Entre ambas formaciones suman 66 diputados (33 cada una), a lo que se le han de añadir los 8 representantes de En Comú Podem (también en el Gobierno estatal como marca y propia y junto a su hermana Unidas Podemos). En total, 74 escaños que deberían dejarse la piel en encontrar una solución al problema.
Desde que se empezó a enconar de forma más evidente el conflicto catalán, nunca se dio en el Gobierno español y en el Govern, así como en el Congreso de los Diputados y en el Parlament, una correlación de fuerzas tan proclive a la negociación. Los representantes políticos tienen la obligación de escuchar a la ciudadanía. La mesa de diálogo habría de conformarse en cuanto haya un Govern constituido y avanzar en la solución al conflicto territorial, pues es la apuesta de socialistas y republicanos.
ERC llevará dos propuestas principales a la mesa: referéndum de autodeterminación y amnistía para las centenas de personas encausadas y condenadas por los hechos del procés. Dependiendo de quiénes sean sus socios de Govern, tendrá mayor o menor margen de actuación. JxCat y CUP presionarían hacia unas posiciones más extremas, sacando la carta de una vuelta a la unilateralidad en cualquier momento. En el PSOE-PSC no se ve el horizonte de la autodeterminación ni de lejos. Unidas Podemos y En Comú Podem pueden modular entre ambas posiciones. De todos estos actores dependerá que se ejecute el segundo mensaje aireado por las urnas: diálogo como forma de solucionar el conflicto, frente a la represión ejecutada en los últimos años.
3. Rechazo de la vía represiva
Que el Estado español y sus tentáculos va mucho más allá de quién esté en el Gobierno en un momento determinado es una realidad evidente. Que en el tema catalán consigue alinear a instituciones y actores determinantes en favor de una solución represiva tampoco es una novedad. Desde la interpretación que altas instancias judiciales han dado al procés, ejemplificada en la sentencia de 2019, a los posicionamientos públicos de integrantes de las Fuerzas Armadas, policiales, así como a los valores de unidad nacional que se relacionan con la monarquía o cómo tratan el tema buena parte de los medios afincados en Madrid son buena muestra de ello.
Hasta ahora, la respuesta que el Estado español ha dado al contencioso catalán ha sido represiva. La llegada del Gobierno de coalición el año pasado a la Moncloa supuso la posibilidad de que desde Madrid se exploraran otros escenarios. Sin embargo, en parte debido a la pandemia, en parte a cálculos partidistas y electoralistas, el diálogo todavía no ha comenzado. Como hemos dicho, es el momento de que lo haga, pues es una de las mayorías de consenso evidenciadas en las urnas este domingo.
Además, a esto se le suma otro mensaje: los partidos nacionalistas españoles cuya propuesta frente al reto independentista era mano dura han salido seriamente perjudicados de estos comicios. El PP ha cosechado unos resultados ridículos, tan solo 3 escaños en el nuevo Parlament. Ciudadanos, que venía de ser la primera fuerza política desde diciembre de 2017 con, nada más y nada menos, 36 representantes, se ha quedado con 6. Los ultras de Vox han irrumpido con fuerza, de la nada a 11 escaños. En total, los adalides de la represión tan solo obtienen 20 diputados de 135 escaños. Mensaje claro: cada vez menos gente en Catalunya apuesta por la represión del Estado frente a la disputa territorial. Segundo mensaje: entre los que apuestan por esto, la mayoría son de la ultraderecha con un fuerte componente fascista.
4. Una abrumadora mayoría de izquierdas
Sin lugar a dudas, y así lo reflejábamos ayer en el análisis inmediato tras conocerse los resultados, Catalunya se reivindica como el motor progresista del Estado. Un total de 83 diputados de los 175 son de partidos que se dicen de izquierdas (PSC, ERC, CUP y En Comú Podem). Uno de los grandes consensos de Catalunya es que la salida a la actual crisis económica y social, derivada de la pandemia, ha de hacerse por la izquierda, reforzando los servicios públicos y garantizando políticas sociales frente a la difícil situación que llega que puede agravar la desigualdad.
Aprobar medidas en este sentido, no debería ser un problema en el futuro Parlament, más allá de quién logre formar Govern y quién participe de él. Más allá del debate de quién puede ser considerado izquierda y quién no (para muchos en Catalunya, el PSC quedaría fuera), que la sociedad catalana es progresista es otro de los grandes mensajes y grandes mayorías que lanza este 14.F.
En este sentido, recogemos la iniciativa hecha pública ayer por el Institut Sobiranies: "Un giro a la izquierda: un debate de país". En esta, se anima a ERC, CUP y En Comú Podem a sentarse a hablar junto a organizaciones sociales entorno a un debate programático para lanzar en el primer año de legislatura políticas tales como: un New Green Deal para Catalunya; pacto por la economía social y un nuevo modelo productivo; un modelo de fortalecimiento de la sanidad pública; un sistema nacional de cuidados; universalización de la educación pública de los 0 a 3 años; plan de choque contra la segregación y el abandono escolar; estrategia nacional contra la pobreza infantil; avanzar hacia una Renta Básica; una nueva ley de barrios que fortalezca las comunidades; fortalecimiento del municipalismo; finanzas sociales municipales; transformación y modernización de las administraciones públicas; equidad territorial; reforma fiscal progresista; fortalecimiento de los medios de servicio público y el espacio audiovisual catalán.
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¿A ver si por casualidad el problema va a ser la trinchera del R78, aka Madrid?
Mientras el fascismo (JXCat) controle los medios de comunicación no hay solución. Ganar el «parlament» no es mayoría de votos.
Coalición en Madrid con ERC desde fuera y Coalición en Barcelona con el PSC fuera. Ese es un Podemos que dijo haber nacido para gobernar. La excusa de que esté Junts en el mismo gobierno es la que se podría poner por la presencia de Calviño, la mujer de negro, o de Escrivá, el emisario real de los fondos de pensiones del BBVA; para rechazar el actual gobierno más progresista de la historia.
Debería de leerse que existe una mayoría Republicana que es mayor que la supuesta mayoría mayoritísima de izquierdas. Y que el liderazgo del republicanismo en Cataluña lo tiene coyunturalmente ERC, como bien han reflejado ya algunos medios, por el efecto del PDCAT en el voto de los post-convergentes. Sin ese efecto serían primera fuerza en escaños.
En definitiva, que ECP no se atreverá mientras le quede Barcelona. Cabezas de ratón como decía Iglesias.
Efectivamente. Lo que hay es una amplia mayoría Republicana (sí, también de derecha, porque el PNV Cataán no ha rascado bola), qué és lo que probablemente vaya a querer liderar inteligentemente ERC, si Comuns/UP demuestran sagacidad y audacia.
Mientras tanto, Arrimadilla, el P$0€, la corte de parásitos y rentistas del R78 y ‘El Preparao’ están acabando con las reservas de pañales.
Yo creo que el papel higiénico volvería a faltar si se empieza llamar al pan pan y al vino vino al referéndumo consultivo catalán, y que no es un referéndum de independencia o de autodeterminación sino un referéndum sobre la monarquía.