‘Política, manual de instrucciones‘, tres años y 15 días después

  • Repaso por la historia de Podemos, tres años después del estreno del documental de Fernando León de Aranoa

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“Que el partido que aún no existe vuelva a las plazas, que le diga a la gente que la política no se puede delegar, tampoco a Podemos”. Así hablaba Juan Carlos Monedero en el documental Política, manual de instrucciones, estrenado el 3 de junio de 2016, hace, aproximadamente, tres años. El film, dirigido por Fernando León de Aranoa, recorría el periodo transcurrido desde Vistalegre I, el congreso fundacional de Podemos celebrado en octubre de 2014, hasta las elecciones generales de diciembre de 2015.

La cámara acompaña a los principales líderes de la formación morada, son unos meses vertiginosos: elecciones municipales y autonómicas, elecciones catalanas y, finalmente, generales y la entrada en el Congreso de los Diputados con 69 representantes. Un diálogo con el espectador de Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero y el resto de dirigentes que lanzaron Podemos. Una película que, a tres años vista, merece la pena analizar para recordar quién es, de dónde viene y dónde va... Podemos.

Ha pasado un trienio, y ha cambiado radicalmente el panorama político español. Hoy, aquellos jóvenes políticos que alternaban, como se ve en el documental, la presencia en platós televisivos con viajes a América Latina para reunirse, al otro lado del charco, con los principales iconos de la izquierda, se ven embolicados en distintas tramas de la política institucional. Aquello que fue Podemos en su origen, hoy se reparte en distintas plataformas políticas que miran a un futuro incierto.

Un repaso por algunas de sus declaraciones produce el vértigo del paso del tiempo, de un tiempo que sobre el calendario no es tan patente, pero el ritmo al que se ha visto sometida la política española nos las hace ver, hoy, en blanco y negro. El tándem Iglesias-Errejón es el protagonista del audiovisual. Podemos, el contexto. Podemos hoy vive una dicotomía de fuertes contrastes. Por un lado, aspira a formar parte de un “gobierno de cooperación” con el PSOE, hito histórico que supone que, por primera vez desde la devolución de la democracia a España, pudiera haber un ministro de una formación de la izquierda al PSOE en el ejecutivo. Por otro, la formación se lame las heridas de un resultado discreto en el último ciclo electoral: generales, municipales, autonómicas y europeas.

Un Pablo Echenique entonces situado en el sector crítico con Iglesias, Sumando Podemos, reconocía que Vistalegre era el momento en el que “Podemos tiene que decidir cómo toma las decisiones”. Hoy, el que fuera líder de la formación morada en Aragón, ya no es secretario de organización, sustituido por el flamante Alberto Rodríguez. Ahora coordina Acción de Gobierno y Programa, la estrategia institucional, el desarrollo de las negociaciones con el PSOE para materializar los ejecutivos autonómicos, de los cuales se puede derivar el estatal.

A 428 días de las elecciones de diciembre de 2015, el coso taurino de Carabanchel se llenaba hasta la bandera al grito de “Sí se puede”. “Hemos desarrollado un trabajo compartido durante mucho tiempo y eso ha fraguado muchos lazos”, expresaba Errejón. Cómo pasa el tiempo. Y es que esos lazos cosidos tras aventuras académicas e intelectuales previas a la aparición de Podemos son, hoy, retazos. Errejón, desglosado de Podemos, echa a andar en la aventura Más Madrid, que aspira a ser el referente de un conglomerado estatal de fuerzas verdes, de nuevo cuño, espejo de algunas que triunfan en Europa. De los principales personajes que lanzaban Podemos, pocos quedan hoy en el partido que pilota Iglesias.

Dos modelos de partido confrontaban en el ruedo. Los describía la actual líder de Podemos Andalucía, hoy integrado en Adelante Andalucía, así: “Una máquina perfecta de victorias electorales, otro que dice que hace falta diseñar una nueva forma de hacer política que reproduzca la sociedad que queremos construir”. Ganó la primera, la maquinaria de guerra electoral. El tándem Iglesias-Errejón tenía más de 400 días por delante con el objetivo de “patear el tablero político” y la osada voluntad de ganar las elecciones. La opción más asamblearia perdía. Desde entonces, el modelo vertical ha dejado a buena parte de las bases de lado, pues no se ha visto interpelada en la toma de decisiones. Hoy, Podemos lanza una Secretaría de Círculos, para “cuidar la militancia”. Su responsable es Ana Marcello.

Claro que Podemos, el equipo de Iglesias y Errejón se hacía con prácticamente la totalidad del poder del partido, la proporcionalidad de representación en los órganos quedó fulminada, quien ganaba, lo ganaba todo. Las voces críticas quedaban destinadas a la nada o a las estructuras territoriales. Errejón ponía en práctica la hipótesis populista extraída de las experiencias latinoamericanas.

Una de las obsesiones de Errejón, entonces, era romper la dicotomía izquierda-derecha, sustituida por los de abajo frente a los de arriba. Hoy denomina el proyecto Más Madrid como “el nacimiento de una nueva izquierda”. El eje izquierda-derecha, con la aparición de Vox, está más de moda que nunca. Además, el actual diputado autonómico quería demostrar que, para conformar una fuerza política de talante ganador, no hacía falta un proceso de acumulación social previo a presentarse a las elecciones. Por último, darle la vuelta a la idea de que los conceptos ‘democracia’ y ‘liderazgo’ se llevan mal.

Errejón sería la cabeza pensante de Podemos en los próximos años y la transversalidad la estrategia. No entrar en debates que no interesaban, proponer desde Podemos el tablero de juego favorable. El ejemplo más sonado de esto fue la falta de empuje en el debate republicano cuando, meses atrás, Juan Carlos I abdicaba en Felipe VI y la institución monárquica pasaba por uno de los mayores momentos de debilidad que se recuerdan.

“El cielo no se toma por consenso, el cielo se toma por asalto, bienvenidos a la Asamblea Sí Se Puede”, presentaba Iglesias el cónclave, parafraseando a Karl Marx en su referencia a la Comuna de París de 1871. Un Errejón calculador mostraba preocupación por la cita sobre el asalto a los cielos, “ha hecho demasiado ruido”, pronto coparía titulares. “Hay que dejar alguna señal para los historiadores”, bromeaba Iglesias. Las neogociaciones y consensos con el PSOE son, hoy, la estrategia.

La separación entre Errejón y Monedero se iba haciendo cada vez más patente. Hoy, la batalla es pública. El segundo, advertía: “Si pones todas las herramientas en los medios de comunicación, tarde o temprano te van a devorar”. “Cuando insulten, una sonrisa”, respondía Errejón. Podemos carga duramente contra los propietarios de los medios de comunicación que han disparado contra Iglesias en la operación "Cloacas del Estado".

“La hipótesis populista que pretende trasladar la situación de América Latina a España en un error de lectura, pues la situación en España nunca ha sido tan grave”, aseguraba el profesor de la Complutense, Monedero, que criticaba las “muchas hipótesis populistas” y que no fuera “fundamental el programa” en Podemos. “La hipótesis populista es como el carnet por puntos. Si no sacas el coche del garaje, los tienes intactos, pero no vas a ningún lado”.

Algo más de 300 días para las elecciones generales, Podemos se comía al PSOE según las encuestas. Salta el “caso Monedero”, el dirigente había recibido dos años antes 420.000 euros por actividades profesionales como asesor y elaborador de informes políticos en el extranjero. Desde los más próximos a Errejón, vieron en esto una rémora. Monedero, ante el revuelo mediático generado por este caso, presentaría su dimisión. Hoy, Monedero continúa alejado de lo orgánico, pero desde su relevancia mediática es uno de los mayores defensores de Iglesias en cualquier conflicto.

El documental refleja los entresijos y los cálculos de una formación política que nació de una conjunción de teóricos politólogos antes de contar con unas bases sociales. Buena parte de la recta final del mismo se centra en la campaña de las elecciones generales. Diciembre de 2015. Las encuestas habían empeorado, el concepto clave: remontada. Podemos lo conseguía. 5.189.333 votos, muy próximos al PSOE aunque no se dio el sorpasso. La formación morada había entrado en las instituciones con una fuerza enorme. La película termina con los 69 diputados prometiendo en el hemiciclo del Congreso sus cargos, usando fórmulas originales, nunca vistas en la historia parlamentaria.

Iglesias celebraba en la plaza del Museo Reina Sofía ante miles de simpatizantes. “Aquí seguimos, llamando a las puertas del cielo, la historia es nuestra y la hacen los pueblos”. Hoy, llama a las puertas de Moncloa para negociar discretamente con Pedro Sánchez el poder entrar en un ejecutivo “de cooperación” para la próxima legislatura. Errejón advierte al final de la película: “Se engañaría quien creyera que, habiendo metido representantes nuevos en las instituciones, se cierra un ciclo, eso es haber abierto brecha”. Hoy, planifica pelear en el Tribunal Constitucional que los votos de los diputados de PP, Ciudadanos y Vox hayan dejado a Más Madrid fuera de la mesa de la Asamblea de Madrid.

“Que el partido que aún no existe vuelva a las plazas, que le diga a la gente que la política no se puede delegar, tampoco a Podemos”, las palabras de Monedero de entonces, siguen resonando como un maleficio, o como un reto. Volver la vista atrás es un ejercicio que nos ayuda a comprender el presente, o, por lo menos, ayuda al intento de explicarlo.

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