No pasa el tiempo. Dos años y medio después de la última gran manifestación contra la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero –aquel presidente del Gobierno al que Rajoy acusó de "traicionar a los muertos" y para el que muchos pedían la pena de muerte al grito de “con Zapatero como con su abuelo”--, miles de manifestantes llegados de toda España han expresado su solidaridad con las víctimas de ETA en la concentración celebrada a las 13:00 horas de este domingo, 27 de octubre, festividad de Santa Sabina, en la plaza de Colón de Madrid. La convocatoria de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) sirivió para expresar el rechazo a la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que anula la “doctrina Parot” y permite la salida de prisión de los reclusos que han cumplido sus penas pero no fueron puestos en libertad porque se les imputaron con efecto retroactivo los beneficios penitenciarios a la totalidad de sus condenas. La presidenta del PP de Madrid y expresidenta autonómica, Esperanza Aguirre, se esmeró en aumentar la tensión con descalificaciones al alto tribunal internacional: “Es una infamia, una vileza lo que han hecho”, dijo a los periodistas.
Aunque no se ha registrado la presencia de miembro alguno del Ejecutivo de Mariano Rajoy, que no comparte, pero acata la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, la plana mayor del PP se colocó en primera fila. A falta de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, acudieron los vicesecretarios Javier Arenas, Esteban González Pons y Carlos Floriano. Algunos exaltados los abuchearon y acusaron de "traidores". Telemadrid ofreció la concentración en directo y dio preferencia a los jefes autonómicos. El presidente Ignacio González dijo ante el micrófono de la televisora autonómica pública: “Hemos sentido esa sentencia como un golpe. No se puede entender cómo un asesino condenado a más de 4.000 años puede salir de la cárcel sin cumplir íntegramente la condena”. A continuación, Aguirre, muy aplaudida, aconsejó a la reportera que le preguntó sobre “la sentencia infame” que mirara el significado del adjetivo en el diccionario (“Que carece de honra, crédito y estimación” y también: “muy malo y vil en su especie”, según el Vox que tengo a mano), y reafirmó sus declaraciones: “Lo que han hecho es una infamia y además vil. Hay que estar hoy aquí para evitar que se enaltezca a los asesinos al tiempo que se perpetra una vileza a las víctimas, que es lo que hace la sentencia”. En cambio, la televisora no ofreció declaraciones de la alcaldesa Ana Botella, también en primera fila.
La periodista Isabel San Sebastián ha presentado el acto desde un escenario con dos grandes lazos negros a los lados y una pancarta en lo alto letras con ocho letras, también negras: “Justicia”. Después de un minuto de silencio, la presentadora emprendió un monólogo de bienvenida en el que destacó: “Esa sentencia apesta a negociación con ETA (…) Nos mintieron cuando nos aseguraron que los terroristas cumplirían íntegramente las penas (…) No queremos venganza, sino justicia, y justicia no es enviar a un catedrático socialista a Estrasburgo ni que el Gobierno tarde 24 horas en ejecutar la sentencia, eso es ignominia”. Luego presentó a ocho víctimas, “ocho historias”, para que sus palabras “lleguen al poder y lleguen a Estrasburgo, donde algunos magistrados empiezan a preguntarse qué es lo que han hecho, me consta”.
Ana Díaz: “Mataron a mi hermano en 1991 simplemente porque era policía, vi como mi familia se desmoronaba. Fue el terrorista Urrusolo Sistiaga, que ahora disfruta de salidas para quedar en libertad”. Otra víctima dijo: “Hablo en nombre de José María Pino, que ha sufrido un ataque de ansiedad. Enric Parot mató a su padre y a su hermana en el cuartel de Zaragoza”. Angeles Casasola: “Soy hija, hermana y cuñada de policías a los que intentó matar ETA”. Enrique González, sargento de la guardia civil: “Inés del Rio puso una bomba para matarme a mí y a mis compañeros cuando yo tenía 20 años. ¿Dónde están mis derechos humanos? Por mí y por mis compañeros pido justicia”.
Los emotivos y breves mensajes de los familiares siguieron su curso. Maite Araluze: “ETA asesinó a mi padre cuando solo tenía 15 años; no pudo ver cómo me licenciaba, ni llevarme al altar ni conocer a sus nietos. Yo no quiero venganza, pero tampoco que disfruten de lo que nos han arrebatado a nosotros”. Alfonso Sánchez: “Soy guardia civil. Inés del Río intentó asesinarme en la plaza de la República Argentina; yo tenía 19 años. Ahora los jueces y algunos políticos que no están aquí me han traicionado, y yo le digo: asesina”. Beatriz Sanchez: “El 11 de diciembre del 1987, mi quinto cumpleaños, Parot puso la bomba contra el cuartel de la Guardia Civil de Zarazoga y arruinó mi vida. Yo ni perdono ni olvido”. Jesús Faucha: “Soy guardia civil, Inés del Río quiso matarme, y ahora veo como sale de la cárcel. Los jueces han sido condecorados con la misma medalla que yo: ¿qué han puesto ellos?”.
Finalmente, la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Ángeles Pedraza, reiteró que no quieren venganza, sino justicia con vencedores y vencidos. “Casi un centenar de terroristas y violadores van a salir a la calle. Uno a uno se quieren reír de nosotros. Pero este clamor pidiendo justicia ha de llegar a Estrasburgo, que lo oiga el señor López Guerra: no estamos dispuestos a olvidar y pasar página”. Afirmó que no van a callar hasta que los terroristas sean “derrotados de forma completa”. Pidió respeto cuando alguien gritó: “¡Rajoy, traidor!” Dijo que las víctimas son las auténticas defensoras del Estado de Derecho y no aceptan lecciones. “¿Qué hicieron en el Faisán?”, preguntó en referencia al chivatazo policial a los recaudadores de dinero para ETA cuando iban a ser detenidos.
Ante la respuesta: “Hijos de puta”, la dirigente de la AVT formuló otras preguntas: “¿Qué han hecho los poderes públicos para evitar que salgan?”. Respuesta coral: “Nada”. “¿Han sido activos y enérgicos?: ¡No! ¿Han hecho algo para evitar los que esta pasando?: No”. A continuación clamó contra una sentencia que, según dijo, “retrata a todos: los que no han hecho lo que debían y los que han hecho lo que no debían”. Después de afirmar que “los poderes públicos no han estado a la altura del Estado de Derecho”, aseguró que seguirán trabajando para que todos los terroristas que están saliendo vuelvan a la cárcel. Y concluyó: “como los últimos de Filipinas, nosotros tampoco queremos creer que la metrópoli se ha rendido”. Los acordes del himno nacional y el grito de viva España pusieron el punto final.
En las inmediaciones de la concentración (Plaza de la Cibeles), varios miles de trabajadores de la sanidad pública, la Marea Blanca, se manifestaban contra las privatizaciones, los recortes presupuestarios y la negación del derecho a la asistencia universal pública y gratuita a cientos de miles de personas. Sobre esa protesta, la televisión pública madrileña, Telemadrid, no informó ni poco ni algo. O como diría mi amigo Camilo Valdecantos: es tremendo.
Doctrina Parrús
Pero si ya la tuvieron, VENCEDORES los franquistas, VENCIDOS «cautivo y desarmado el ejercito rojo».
Está clarísimo, el bando vencedor tiene a sus victimas en altares, pensionadas con estancos y quioscos desde 1939, el vencido siguen con las suyas en las cunetas sin identificar y cientos de desaparecidos y sus nietos vuelven a exiliarse por motivos «politico-económicos». Vencedores que lo dejaron todo «atado y bien atado».
Asi comienza el cuento corto de Arturo Barea «Proeza»: «El 20 de Enero de 1937, aproximadamente a las once de la mañana, volaba sobre Vallecas una escuadrilla de trimotores fascistas. Bombardearon el pueblo al pasar….»
Y así termina:
….El avión era un trimotor junker alemán. Los asesinos no tienen nombre.»