La UE sólo ha reubicado al 0’5% de los refugiados que prometió hace 6 meses

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El pasado lunes, la Unión Europea alcanzó un principio de acuerdo con Turquía para expulsar a todos los migrantes que, de manera irregular, hayan alcanzado Grecia, refugiados incluidos. Por cada migrante readmitido, la UE se compromete a reubicar un refugiado sirio desde Turquía. No es la primera vez que la Unión promete desarrollar un sistema de realojamiento. Lo hizo hace seis meses y ha sido un sonoro fracaso: menos del 1% de los refugiados a los que la UE se comprometió a realojar han sido reubicados.

En 2015, más de un millón de personas llegaron a Europa irregularmente. El mayor éxodo desde la II Guerra Mundial. Huían de la pobreza, el hambre, la violencia, la guerra y el terror. Decenas de miles de ellos, susceptibles de recibir algún tipo de protección internacional, son demandantes de asilo. Grecia e Italia son los principales países de destino. Según la Organización Internacional para las Migraciones, 1.011.205 migrantes llegaron a alguno de estos dos países el pasado año.

Para aliviar la presión migratoria a la que se enfrentan Roma y Atenas, la Unión Europea puso en marcha entre mayo y septiembre un sistema para reubicar a 160.000 refugiados en los próximos dos años. En mayo se acordaron 40.000 y también incluían Hungría entre los países de partida de los migrantes. La negociación fue dura, tensa y el regateo por la cifra, constante. El Primer Ministro de Italia, Matteo Renzi, llegó a acusar a sus colegas de 'mezquinidad' por negociar una cifra ridícula -para entonces cientos de miles de demandantes de asilo habían alcanzado ya territorio europeo-. Italia, que lleva años lidiando con la inmigración irregular, esencialmente desde Libia, estaba desbordada y acusaba la falta de solidaridad. Igual que Grecia.

En septiembre, la Comisión presionó, con el apoyo entre otros de François Hollande y Angela Merkel, para acordar otras 120.000 plazas. En este caso, los refugiados serían sólo reubicados desde Italia y Grecia. Algo que no gustó lo más mínimo al Primer Ministro húngaro, Viktor Orban. No fue fácil. Lastrada por la negociación con Grecia y su política de puertas abiertas, fuertemente criticada por sus socios más conservadores, Merkel ha visto su liderazgo en la UE casi completamente neutralizado. Una falta de liderazgo que ha permitido a los Estados miembros imponer sus intereses por encima de todo, incluidos los derechos humanos.

Con la oposición de los países del este de un lado y la falta de disposición del resto de otro, el acuerdo fue el fruto de una larga y costosa negociación. Aunque el reparto tenía en cuenta la densidad de población, el PIB o la situación económica y social del país (incluido el paro) para determinar la cuota asignada, varios Estados se opusieron. Otros, aunque no votaron contra la medida, mostraron su disgusto. España entre ellos. Algunos pidieron que fuera voluntario; otros regatearon la cifra hasta el extremo; Reino Unido y Dinamarca, que tienen un estatus especial en lo que Libertad, Seguridad y Justicia se refiere, se borraron.

También se acordó que más de la mitad de los demandantes (66.000) debían ser realojados en el próximo año. Seis meses después, 879 personas han sido reubicadas. Según el Eurostat, solo en el año 2015 casi un millón trescientas mil personas pidieron asilo en la Unión Europea.

España solo ha acogido a 18 refugiados, prometió 20 mil

Ni un solo país de la Unión Europea se acerca a las cifras de acogida a las que se comprometieron. Es cierto que el escaso control de las autoridades italianas y griegas que se han visto completamente desbordadas, ha dificultado la tarea. Solo 6 hotspot, centros de registro, están actualmente activos en Italia con una capacidad total de 2100 personas. En Grecia, hay 5 con capacidad para 54050. Del todo insuficiente. Además, muchos de los refugiados se niegan a ser reubicados aleatoriamente. Entre otras cosas, porque las condiciones en los distintos países varían ostensiblemente y la política de asilo es completamente distinta. Además, muchos tratan de reunirse con familiares. No es tan solo una cuestión de cifras, son personas.

De los 26 Estados miembros que participan en el programa, -Grecia e Italia están obviamente exentos-, Francia y Alemania fueron durante toda la negociación defensores de la obligatoriedad de las cuotas y también los que más plazas ofrecieron. Alemania es el país de la Unión que más demandas de asilo ha recibido (el 35%), sin embargo, sólo ha reubicado a 57 refugiados de los más de 40000 que prometió. Francia, por su parte, es el país que más refugiados ha recibido en su territorio mediante este sistema (283 de 30783 asignados), seguida por Finlandia (140 de 3190).

Ocho de los 26 Estados miembros no han acogido, ni pretenden hacerlo, a un solo refugiado mediante este sistema. Y aunque hay sanciones previstas en tal caso, hasta ahora no se han aplicado. Entre ellos, Hungría, República Checa y Eslovaquia, que votaron en contra del mismo. Hungría, que se vio beneficiada del reparto que se acordó en mayo, no vio con buenos ojos tener que recibir refugiados y la Comisión y ha abierto una investigación contra el Gobierno porque su política de asilo podría vulnerar los derechos de los refugiados. Su presidente, Viktor Orban, ha defendido en numerosas ocasiones la política de expulsiones. "Tenemos que enviarles de vuelta a sus países de origen", declaró, aplaudido por sus colegas, en el congreso del Partido Popular Europeo en Madrid el pasado mes de septiembre. Rumanía, que también se opuso al acuerdo, ha recibido sin embargo 15 refugiados. También Irlanda que a pesar de tener un estatus especial, ha decidido participar en el programa y acoger, por el momento, a 10 personas.

Si tenemos en cuenta el número de plazas que los países se comprometieron a crear y los refugiados que han acogido, España, junto a Alemania y Bulgaria, es uno de los países que en menor medida ha cumplido con sus obligaciones. A día de hoy, el Gobierno español solo ha acogido por esta vía a 18 refugiados, 17 eritreos y un sirio. En cifras, a la cola reubicaciones -obviando los países que no han participado aún en el programa-, se encuentran Bulgaria (2), Lituania, Chipre y Letonia, (6 cada uno).

El pasado lunes, la Unión Europea y Ankara llegaron a un principio de acuerdo para expulsar a los migrantes irregulares, demandantes de asilo incluidos, de Grecia de vuelta a Turquía. La UE se compromete a reubicar a los refugiados sirios desde allí. La Unión Europea institucionaliza así dos prácticas ilegales en el derecho internacional y que violan, entre otras, la Convención de Ginebra: las devoluciones en caliente y las expulsiones colectivas. Lo justifica en que Turquía, cuya frontera con Siria es un polvorín y que está directamente implicada en el conflicto, es un país seguro. Además, al comprometerse solo a realojar a los refugiados sirios, la Unión rechaza basándose sólo y exclusivamente en su nacionalidad, a demandantes de asilo afganos, iraquíes, sudaneses, eritreos... En cualquier caso, parece poco creíble que la misma Unión Europea que ha sido incapaz de asegurar la reubicación de 160.000 refugiados en territorio europeo tenga la capacidad y la voluntad política de realojar a los miles de refugiados atrapados a día de hoy en Grecia y sobre todo, a los que están por llegar.

(*) Beatriz Ríos es periodista.

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